Capítulo 13 - Héroe...

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¿Y cómo iba a contárselo? ¿Cómo iba a decirle la especie de sueño que había tenido sin que recuerde lo que él pasó? ¡Obviamente no se puede! De todas formas, no me queda otra que contarlo, así que ahí va.

—Pues verás... —empecé a decir—, antes de desmayarme, recuerdo que me sentía como... ahogada. De verdad, ahogada. Y muy mal, eran muchos sentimientos acumulados, y todos malignos. No sé qué me ocurrió exactamente —expliqué no muy entendiblemente.

Él asintió con la cabeza. Por lo visto sabía que escondía algo más.

—Y bueno... cuando me desmayé, tuve como un sueño, o una visión... no sé lo que era exactamente —proseguí.

—¿Y qué soñaste? —preguntó.

Tomé aire antes de empezar.

—Yo estaba jugando a Majora's Mask. De repente, un hombre con cara de estar muy enfadado de agarró de la mano y me llevó a un lugar, pero no lo pude ver porque de repente, me ahogué —especifiqué.

Ben volvió a asentir con la cabeza.

¿No le hacía sentir nada aquella historia?

—¿Y eso era lo que no querías contarme? —asentí— ¿por qué?

Agaché la mirada antes de contestar.

—Creí... que ibas a recordar tu pasado e ibas a sentirte... mal —pronuncié en tono de pregunta.

Él sonrió.
¿¡Por qué sonreía!? ¡Nada de esto tenía gracia!

—Así que te preocupaste por que no me sintiera mal... Ya estás progresando, Ayleen. ¡Así me gusta! —dijo él.

Sonreí.

—Gracias, no es para tanto...

Un momento... ¡No! ¡yo no estaba preocupada por él! ¡no quería que pensara eso!

—¡Qué dices, pedazo de mierda! ¡me importa muy poco cómo te sientas! —espeté, levantándome de la cama y me golpeé la cabeza con la bombilla del techo— Auch —musité mientras me sobaba la parte dolorida y me senté de nuevo.

—Creí que ya se habían acabado los insultos y las peleas —recordó Ben.

¡Mierda! ¡el pacto! Voy a demostrarle a este pequeño demonio que sé mantener una promesa...

—Es cierto —asentí mientras fingía una sonrisa—, el pacto... ¡oye! el verde te sienta bien, hace juego con el color de tus ojos —intenté alagarle.

Mierda.

—¿Hablas enserio, Ayleen? ¿o es otro de tus insultos indirectos? —preguntó Ben, cortante.

—¡No, no, no! ¡nada de eso! —me alteré. No recordaba que sus ojos eran rojos... ni sangrientos...

Miré ma hora de mi despertador y abrí mis ojos con asombro. ¡Las once de la noche! Debía dormir ya si no quería dormir en la fría madera de las mesas de clase... antes de que me llamen la atención.
Además, debía encontrar una gran excusa que contarle a Adam.

...

A la mañana siguiente...

—¡Mierda, voy a llegar tarde! —grité mientras me levantaba de la cama.

Me puse la ropa rápidamente y me cepillé el cabello. Hice mis necesidades y bajé a desayunar.

—¡Buenos días! —saludé mientras cogía las tostadas y me las llevaba a la boca.

—Buenos días —saludó mi padre.

—¡Te has quedado dormida! Un poco más y te despierto tirándote el agua de la botella encima —avisó mi madre.

De repente, un sentimiento desagradable se apoderó de mi al pensar en la idea de mi madre. ¿No me ahogaría así? ¡pero que tonterías estaba pensando!
Agarré mi mochila y salí de mi casa.

—¡Ayleen! —gritó mi madre.

—¿Qué ocurre? —dije.

—¿Vas a ir así? —preguntó, señalando a mis pies.

¡Tenía las zapatillas puestas!

...

—Esperé durante media hora y no apareciste —escuché decir a una voz tras de mí.

Era Adam.

—¡Lo siento! —exclamé—. Quería ir, pero mis padres tuvieron que salir y me quedé cuidando la casa. ¡Pero te prometo que la próxima vez iré!

Él sonrió.
Cuando él sonríe...
Suspiré.

—Está bien, te creo —costestó sonriente.

Mientras Caminábamos hasta la siguiente clase, un chico detuvo a Adam.

—Dame tu dinero. Ahora —dijo mientras le cogía por el cuello de la camisa.

¡Era un matón! Esta vez no era ninguno del que ví cuando conocí a Adam.

Ví cómo Adam sacaba su billetera, asustado, y yo le detuve. ¿Acaso debía hacerle caso a un matón?

—¡Para, Adam! ¡no le debes nada a este pedazo de mierda! —tal vez el insulto sobraba... o no.

El chico me miró directamente y soltó a Adam mientras se acercaba a mí con cara de pocos amigos.

—¿Y a ti quien te ha dado permiso para abrir la boca? —preguntó desafiante.

—Yo misma, idiota. No necesito permiso de nadie, y menos de un gilipollas como tú —espeté de la misma forma que él hizo.

Su cara se enrojeció por la ira.

Bueno, un poquito de miedo sí que daba.

Retrocedía mientras se acercaba más y más a mí.

—¡Para, Steven! —exclamó Adam.

Steven no escuchaba.

—¡No te vas a ir impoluta de aquí! —me avisó.

Vaya, es extraño que un idiota como él pudiese saber siquiera el significado de «impoluto».

Cuando estaba lo suficientemente cerca de mi, le di un rodillazo en su entrepierna.
Ví cómo iba cayendo al suelo y agarré a Adam de la mano mientras llegábamos a la siguiente clase.

—¡Corre por tu vida, Adam! —decía.

Mientras caminaba por el recreo, esperando encontrar a Camille y a Adam, alguien me agarró del brazo y me llevó al baño... ¡de chicos!

Miré a quien lo hizo y... ¡era Steven!

—¿No crees que dejamos la pelea a medias? —preguntó.

Temblé del miedo.

—En realidad no. Yo gané —respondí.

¿Podía alguien cerrarme la boca?

—¿Ah, sí? —preguntó mientras se sonaba los huesos de los dedos de la mano.

¿¡De verdad iba a golpearme!?

—¡Golpear a una chica es de maricas! —exclamé mientras corría hasta la salida, pero me quitó el paso.

—¡Prepárate! —dijo mientras alzaba su brazo.

Preparada para el golpe que nunca llegó, abrí mis ojos.

En lugar de ver a Steven... ¡ví a Ben... Benjamín Peters!

—Es la última vez que intentas hacer algo así —dijo mientras miraba a Steven retorciéndose de dolor en el suelo.

Miré de nuevo a Ben.
¿Cómo había llegado hasta aquí?

Let's play『Ben Drowned』Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon