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Ya llegamos a Venezuela, en este momento estoy en el taxi camino a la nueva casa, estoy emocionada.

El taxi paró frente de lo que parecía ser una villa, tenia un portón grande color negro, nos bajamos y el vigilante nos abrió, nos dirigimos a nuestra casa, era una casa de dos pisos...
Todas las casas eran exactamente iguales por fuera.

Entramos y me quedé sorprendida, la sala era enorme. Luego fui a la cocina que también era enorme y bella, inspeccione cada rincón de la casa y era hermosa...

—Ya viste todo. Excepto una cosa, sígueme —dijo mi mamá y subió las escaleras, y yo y mi papá la seguimos.

—Este es tu cuarto —dijo parándose frente a una puerta blanca.

La abrí y era muy grande, era perfecta. Tenia una cama con espaldar negro y varias almohadas encima de esta, las paredes eran de color blanco, 
Había un enorme armario color negro y dos mesitas de noche a cada lado de la cama,  un escritorio blanco donde había una laptop, un televisor pantalla plana en la pared, y muchas otras cosas... (multimedia)
Pero sin duda lo mejor de todo es que había un balcón.

—¡Un balcón, siempre quise tener uno en mi habitación! —dije emocionada.

—Lo sabemos, sabíamos que te iba a encantar. —dijo mi padre.

—Gracias —les sonreí.

La casa era hermosa, tenia 3 cuartos, uno para mis padres, otro para mi sola (Gracias Dios que fui hija única) y otro de invitados, cada cuarto tenía su propio baño. Tenia un patio enorme con mucho césped, sillas, una pequeña fuente y muchas flores.

Mis padres fueron a su cuarto a desempacar y yo hice lo mismo, acomodé toda la ropa en mi nuevo closet y luego me acosté a dormir un rato porque la verdad que el sueño me había vencido.

Me desperté porque mi mamá me estaba llamando.

—Elizabeth, Despiertate —decía mi madre moviéndome de un lado a otro 

—Ay, ya voy —dije quejándome. 

Me levanté, me lave la cara y los dientes y baje.

—Hija, la nueva vecina nos invitó a su casa a cenar, para darnos la bienvenida —dijo mi mamá cuando ya estaba abajo.

—Bueno. ¿A que hora? 

—¡Ya, ve a cambiarte! Tu padre ya se está arreglando.

—Que pereza mamá, quiero dormir. —dije.

—Dale, va a ser divertido. La vecina se llama Jonaida, Tiene un hijo de tu edad y otro un poco más pequeño, se ve que son lindas personas.

Subí a mi cuarto y me cambié, me puse un top blanco con una falda de flores y unos tacones color crema. (No soy mucho de usar tacones pero mi mamá me obligó)
Me peiné el cabello y me hice unas ondas en las puntas, agarre una cartera pequeña color azul rey con dorado y metí mi teléfono y el cargador. Me maquillé un poco y bajé

Mi madre estaba acomodándole la corbata a mi padre.

—Pero que elegantes —dije bajando el último escalón de la escalera.

—Hay que dar una buena impresión —dijo mi madre riendo.

Cuando ya todos estuvimos listos, salimos de la casa y nos dirigimos a la de al lado. Tocamos el timbre y nos abrió una señora, que supongo era Jonaida. Nos saludó amablemente y nos hizo pasar, nos sentamos y la señora habló.

—¿Y como te llamas, linda? —me preguntó.

—Elizabeth —respondí sonriendo amablemente.

—Mucho gusto Elizabeth, yo me llamo Jonaida, pero puedes decirme Jona... O Tia Jona, como prefieras 

—Igualmente —le estreché la mano.

—Tu madre me dijo que tienes 15 años, tengo un hijo de tu misma edad... Es más, lo llamaré para que se conozcan. —dijo y se dirigió al piso de arriba.

Dos minutos después la señora Jona se encontraba de nuevo abajo, esta vez con dos niños, uno como de mi edad y otro más pequeño, y un señor que supongo era su esposo. Todos estaban vestidos de forma elegante.

—El es mi esposo, Carlos —dijo Jona.

—Mucho gusto, soy Amanda —dijo mi madre estrechando su mano.

—Victor —dijo mi padre también estrechando la mano de aquel señor.

Me presenté tambien con el señor Carlos y luego con los chicos.

—Y ellos son nuestros hijos, Dylan —dijo señalando al mayor. Y Carlos —señaló al más pequeño. Pero le decimos Turro.

—Mucho gusto Turro, soy Elizabeth, pero puedes decirme Liz —le sonreí y el me estrechó la mano amablemente. Y Mucho gusto Dylan —sonreí y le estiré la mano para que las estrecháramos, pero el no hizo nada. Simplemente me miró divertido y me dejo con la mano en el aire haciéndome quedar como una idiota...

Desde ese momento supe que este tipo era un completo imbécil. 

N/A:

Voten y comenten si quieren que siga. Depende de cuantos votos y comentarios tenga veré si seguiré o no, bye, las amo💜


PD: Compartan la novela con sus amigas djtlovers, gracias la gerencia

Mi Vecino© Dylan Perez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora