Todos se miraron, mientras yo solo miraba el piso, era claro que Mangel debía ir, vivía en el piso con Rubén, quizás hasta con Sofía. Nadie decía nada, pensé que ya se había tomado la decisión, cuando me tomaron del brazo y me arrastraron fuera del departamento.

-¡Mangel! ¿Qué haces?-.

-Es obvio, tu irás conmigo-.

No me dio tiempo de protestar, ya que me empujó dentro del ascensor junto al paramedico, no me sentía capaz de ir al hospital, pero a la misma vez era lo que quería, no separarme de Rubén.

El viaje en la ambulancia hasta el hospital, se me hizo eterno, mientras veía como unos tipos le inyectaban cosas y le ponían oxígeno a la persona que amaba. A penas llegamos, se lo llevaron rápidamente a urgencias, lo único que alcanzamos a ver fue la camilla que se perdía tras aquellas grandes puertas que te dicen "tu llegas hasta aquí no más".

Había pasado una hora, con Mangel estábamos sentados en la sala de espera, una hora que parecían días. Estabamos callados, ninguno había pronunciado palabra en todo el rato, hasta que se acercó a mí lado.

-¿Estas bien?-.

-Yo... Yo no se que pensar, Mangel. Es decir, nunca imaginé que pasaría algo así...-.

-Tranquila, Rubén te necesita más que nunca ahora-.

-¿Viste cómo estaba? Mangel no quiero perderlo- y las lágrimas volvieron a correr desenfrenadas por mis mejillas.

-Estará bien, él es fuerte, saldrá de esta...- me abrazo y eso era lo que más necesitaba.

En eso llegaron nuestros amigos, Sofía, John, Cheeto y Alexby. Nos saludaron y comenzaron a hacer preguntas que Mangel contestó, yo me aparte un poco y me quedé sentada escondiendo mi cabeza entre mis rodillas.

-Carol-.

-¿Qué quieres John?-.

-Mirame, por favor-.

-No, no quiero-.

-Anda, por favor-.

Levanté mi vista, estaba frente a mi, baje mis rodillas al suelo y lo abracé.

-Recuerda que no estás sola, siempre estaré contigo, en buenas y malas-.

-Lo sé, muchas gracias-.

Sentirme protegida en los brazos de alguien era todo lo que necesitaba, así nos quedamos un buen rato, hasta que las lágrimas ya no salían con desesperación.

Llevábamos horas todos ahí, esperando noticias de Rubén. Muy entrada la noche, se apareció un médico en la sala.

-¿Familiares de Rubén Doblas?-.

Todos nos acercamos, esperando a que comenzará a hablar.

-Bueno jóvenes, la situación es complicada. Pudimos estabilizar al paciente, pero por poco casi no lo logramos, ha perdido mucha sangre y el uso excesivo de drogas lo mantienen inconsciente, sin saber en cuánto tiempo vaya a reaccionar. Le hemos hecho los exámenes pertinentes para asegurarnos de todo lo que pueda haber tomado y si hay mayores daños internos, para comenzar con el tratamiento intensivo... Diganme, ¿es primera vez que sucede algo así? O existía una tendencia depresiva previa-.

-Es la cuarta vez doctor... Es la cuarta vez que tiene estos episodios de querer quitarse la vida, además, estos días no han sido buenos para él, esta pasando por un mal momento- respondió Mangel.

-Muy bien, ¿Y consumía drogas antes?-.

-Si, hace bastante tiempo ya-.

El doctor anotaba todo lo que Mangel decia en una planilla, algo que me ponía nerviosa.

-Bueno chicos, por ahora no hay nada más que hacer que esperar, ver cómo toma su cuerpo los medicamentos que le hemos administrado y las transfusiones de sangre. Les recomiendo que descansen, se les vienen días muy duros, ya es de madrugada, es mejor que se vayan a sus casas y vuelvan cuando esté de día-.

-Muchas gracias doctor, pero yo me quedaré, cualquiera cosa me avisa, por favor- dijo Mangel, mirándome, como diciéndome que él se encargaría esta noche.

-Claro, ya es momento de retirarme-.

-¡Doctor! ¿Podemos pasar a verlo?- pregunte esperanzada.

El profesional dijo que si y me condujo por un pasillo hasta dejarme frente a una puerta.

-Tiene diez minutos- fue lo último que dijo y se marchó.

Respire hondo y entre a la habitación. Ahí estaba, Rubén rodeado de máquinas, tubos y mangueras de las vías venosas. Me acerqué a él y acaricié su mano, sus muñecas estaban vendadas y se notaba que aún seguían sangrando, me quedé un rato mirándolo, en ese momento me di cuenta cuánto lo necesitaba, cuanto lo amaba y que haría todo lo que pudiera para sacarlo de esta situación. Pasaron los minutos y llegó una enfermera a decirme que ya era momento de retirarme, besé la frente de Rubius una última vez y salí de allí.

Afuera los chicos discutían sobre quiénes se quedarían esa noche en el hospital, dejando claramente que yo debía irme a mi departamento a descansar. Finalmente, Mangel y Sofía decidieron quedarse en el hospital y todos los demás nos marchamos, llendo Cheeto a dejarnos a John y a mí a nuestro edificio.

El ascensor subía a nuestro piso y no podía sentirme peor, mi mundo se derrumbaba. En su destino, se abrió y a penas puse en pie fuera de él, divisé una figura fuera de la entrada del departamento de Rubius y Mangel, por la estatura y por la ropa vulgar que traía puesta, no me costó averiguar de quién se trataba. Quien dejaba un pequeño paquete fuera de su puerta, que contenía un sobre encima, no podía ser, fue ella, Michelle. No vacilé y me acerqué, llena de rabia.

-¡Así que fuiste tú! Maldita, ¿Sabes acaso lo que provocaste?-.

-Oh, miren a quién tenemos acá. Hola nenita, ¿aún no te cansas de arrastrarte por Rubius?-.

-La única que se arrastra aquí eres tu, eres patética, ¡tu eres la perra que le da las drogas!-.

-Hasta que te diste cuenta, ¿Sabes? Él me ama, porque yo puedo darle esto y cuánto el quiera, no sabes cómo nos hemos divertido con ese polvo blanco-.

Me dedico una sonrisa burlona y yo no aguanté más, la sangre me hervía por dentro, fue ella, ella, ella. En un acto involuntario, mi puño fue a parar en su rostro, donde su nariz comenzó inmediatamente a sangrar.

-¡Eres una perra! Escuchame bien estúpida, no quiero volver a verte cerca de Rubén, porque sino yo misma me encargaré de arrastrar tu rostro por el pavimento...-.

La chica me miró con odio mientras intentaba detener el sangrado de su nariz. No lográndolo se fue del lugar, no sin antes decir.

-¡Me las pagarás desgraciada!-.

John estaba estupefacto mirando todo aquello, recogí el paquete del suelo y entre a mi departamento agotada. Ansiaba descansar, pero no sin antes dirigirme al baño y botar todo aquel polvo del infierno, rompiendo el paquete y el sobre, todo se fue por el escusado.

Había descubierto toda la verdad sobre Rubén, y lo único que pensaba ahora era que debía estar con él, pase lo que pase. Él me ama, yo lo amo y eso es lo único que importa ahora.





Holoo Zucaritas, ¡AL FIN NUEVO CAPÍTULO! Espero les guste, comenten y dejes sus lindos votos❤
Les comento que a penas llegue éste capítulo a +300 leídas subo el próximo.
Espero estés todos muy bien, Saluditos!✌❤

-CarlaaNayareth













El vecino de al lado (elrubiusOMG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora