Capitulo 11

215 2 0
                                    

10 años antes.

Tengo ganas de llorar, no he llorado desde el primer dia que mami me trajo al jardín, eso fue hace mucho, mucho.

Después de un tiempito, al que ella llama vacaciones, estoy de nuevo en este lugar lleno de niñas y señores bien vestidos. Pero el día es más largo, no salimos rapidito a la casa como antes, quiero a mami aquí, quiero irme a casa.

Estoy jugando en la resbaladera, repito y repito el juego mientras veo a las demás niñas reunidas frente a mi, en un pequeño grupo de cinco.

—¿Si la invitados? —dice una niña de cabellos amarillos.

—No, creo que es mala idea —la niña está molesta con su prima por la idea.

Ellas dos se parecían solo en el cabello, en nada más.

—¿Les? —dijo molesta cruzando los brazos.

—Ya Miriam, lo que tú quieras —dice con enojo.

Miriam se acerca en mi dirección, tiene una sonrisa amigable que le llega a los ojos. Por lo visto su discusión era acerca de mi.

—Hola, soy Miriam, ¿como te llamas?

Solo quedé viendo sus ojos, sus manos estaban entrelazadas a sus espaldas.

—vamos, no seas tímida.

Nunca me dieron clases para hacer amigos. El año pasado salíamos temprano y nunca nadie se quedaba a jugar con otros niños. Pero este año  es diferente.

—Sara —susurro.

—Sara, ¿eh? Bonito nombre.

—Gracias —Mantengo mi cabeza agachada mientras miro el suelo.

—¿Quieres jugar a las congeladas con nosotras?

—Si —miro su rostro y sonrío.

«Por fin tendré amigas»

—¡Bien! —toma de mi mano y jala con fuerza, llevando me donde se encontraban las demás.

La idea de tener amigas fue equivocada, nada salió como yo esperaba, desde que dije mi nombre nadie me respondió, era Miriam quien hablaba en lugar de ellas.

Después de correr un poco, siento que ya no hay aire a mi alrededor. Así que bajo mi ritmo. Todas me tocan a mi primero, espero y espero a alguien quien me descongele, pero solo Miriam viene a mi ayuda debes en cuando.

Ahora es mi turno de congelar, pero me da miedo.

Comienzo a correr y correr, pero todas son rapidas. Esto es muy difícil.

—Vamos gorda —grita una niña —Tócame si puedes.

—Lenta —continuo Leslie.

Esas dos palabras, fueron el inicio de más insultos.

«Soy gorda y lenta, tienen razón»

Me quedé quieta escuchado un poco más, di media vuelta y salí corriendo del lugar.

Mis lágrimas y mocos no dejan de salir. Mi corazón duele mas, mucho más de lo que dolía. 

Mami sacame de aquí, mi corazón duele. Estoy enferma, quiero ir a casa.

Mi espalda se encuentra  apoyada en un árbol, mis rodillas estaban apretando mi pecho y mis manos ocultando mi rostro lleno de lágrimas.

—No llores —escucho decir a Miriam.

Levanto mi rostro, ella está muy seria.

—Fue mi culpa, Leslie siempre es así. Lo siento mucho.

—Supongo que si es tu culpa.

Ella me mira perpleja, por lo que yo sonrío.

—Sara, eres extraña  — devuelve el gesto —hay que empezar de nuevo. ¿Si?

No entiendo lo que quiere decir, así que solo asiento.

—Hola soy Miriam ¿como te llamas?

Me quedé sorprendida y confundida.

El viento mueve nuestros cabellos cortos, las hojas caen muy bonitas y el sol se oculta.

—vamos, no seas tímida —sonríe con sus ojos achinados.








Un Deseo A Las EstrellasHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin