Capítulo 23

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Limpio mis lágrimas antes de entrar de nuevo al hospital para evitar llamar la atención y me sorprendo al ver a Mía y Ángel afuera en la sala de espera porque si mal no recuerdo les había pedido que entraran a hacerle compañía a Fred aunque este lo más seguro los sacó. Me acerco hacia ellos después de tomar un largo suspiro y me topo con la cara de Ángel combatiendo las ganas de llorar y Mía sollozando escondida en el pecho de mi hermano. ¿Cómo puedo no imaginarme lo peor?

-¿Qué ocurre?-pregunto con la voz quebrada de pánico.

-Fred.-solo alcanza a articular Mía antes de romper en llanto de nuevo.

-¿Él...?-las lágrimas vuelven a mis ojos y hurgan por salir.

-Está conectado a cientos de máquinas Ángela.-parte de mi se alivia al saber que no ha muerto pero el resto de mi sabe que se está acercando la hora.-Se puso mal hace unos minutos y el médico aún no sale de la habitación.

-Maldición.-camino dispuesta a la habitación de Fred pero la mano de Ángel me detiene.-¿Qué haces?

-Siéntate Ángela.-tira de mi brazo y no me queda de otra más que sentarme.-Espera a que el médico salga, no querrás interrumpir algo importante que estén haciendo.

-La espera me inquieta.

-No es bueno para tu estado y no puedo con dos embarazadas hormonales con histeria.-en el fondo sé que intenta hacerme sentir mejor pero mis ánimos no dan para reír en estos momentos. Le brindo una pequeña sonrisa y bajo la vista a mis manos sobre mi regazo.

-Felicidades.-escucho hablar a Mía y levanto mi vista hacia ella.-No es el mejor momento para decirlo pero quería hacerlo.

-Gracias Mía.-le sonrío y desvío la mirada al pasillo en espera del doctor.

Esto debe ser una pesadilla de la que en algún momento despertaré.

El médico hace acto de presencia pero por lo que puedo ver en su rostro no son para nada buena noticias. Me pongo de pie cuando llega donde nosotros y niega con la cabeza.

-¿No que? ¡Hable por favor!-la mano de Ángel toma mi brazo y cierro mis ojos buscando tranquilizarme.-Lo siento.-él doctor asiente antes de hablar.

-La buena noticia es que el Sr. Allen no ha caído en coma y ha estado diciendo su nombre por lo que asumo quiere verla. La mala noticia Sra. Allen ya usted la conoce, sabe que el Sr. Allen puede irse en cualquier momento y me temo que se está acercando.

-No.-niego frenéticamente la cabeza.-¡No!-ya no puedo evitar que las lágrimas se derramen por mi rostro.

-Lo siento mucho.-dice para luego marcharse.

Me desplomo en el asiento junto a Ángel hecha un mar de lágrimas. Debo controlarme antes de poder pasar a verlo de nuevo, no quiero que mi estado afecte aún más el suyo. Gimoteo tratando de calmar mi incontrolable llanto recostada en los brazos de mi hermano y siento a Mía abrazarme también. Me permito llorar hasta que ya no salen más lágrimas. Ángel besa mi cabeza repetidas veces hasta que soy capaz de calmarme. Me separo de él limpiando mi rostro y Mía ayuda con eso antes de darme una pequeña sonrisa.

-Ve a verlo.-asiento poniéndome de pie y camino con las manos en los bolsillos traseros de mis jeans.

Me quedo frente a la puerta dudando. Retiro las manos de mis bolsillos y tomo el pomo de la puerta girándolo para darme paso a la habitación. Fred se ve más pálido que cuando me fui, demasiado de pálido y de seguro es por la perdida de sangre en su sistema. Tal y como dijo Ángel, Fred está conectado a varias máquinas que dicen cientos de cosas que no comprendo. Tiene ojeras bajo sus acaramelados ojos y los labios temblorosos y partidos por el frío color púrpura. Tomo el blanket que utilicé la noche anterior para quedarme aquí y me acerco a él arropándolo sin querer mirarlo a los ojos porque sé que me echaré a llorar y no quiero eso.

Una propuesta y un Te Quiero [Trilogía 15 Días, Libro #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora