Epílogo

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Hace años que no veo a la muerte.

Poco a poco se fue alejando de mí.

Apareciendo cada vez menos.

Hasta que apenas la recuerdo hasta el día de hoy.

No me acuerdo cuando fue la última vez que me visitó.

Pero sé que no se despidió.

Al principio con Jason y Millie nos veíamos todas las vacaciones, pero ahora hace más de un año que no los veo. La última vez había venido solo Jason, me dijo que Millie seguía rindiendo exámenes de la carrera. Al parecer cuando uno empieza la universidad y el trabajo las cosas empiezan a cambiar un poco. Jason, después de mucha presión por parte de Millie, logró terminar el secundario, dos años más tarde que nosotros, pero lo consiguió Por otro lado ella está estudiando medicina, la última vez que nos vimos dijo que de cierta manera se lo debía a los doctores que nos habían salvado la vida en el accidente, unos años atrás.

Las cosas en casa van más que bien ahora. Cuando llegue mi hermano tuvo que seguir firmando papeles, siguieron visitando la casa y haciéndonos preguntas. Nos dejaron en paz cuando se casó con Luna y tuvieron a mi sobrino.

Mamá nunca salió de rehabilitación, tampoco parecía quererlo; y papá estuvo un tiempo en la cárcel, salió pero no se acercó a nosotros. Nunca nos animamos a acusarlo por el asesinato de la amiga de mi hermano.

Aunque ahora lo pienso y lo hubiera hecho, veo como mi hermano habla de ella y notó cómo le importa mucho hasta hoy en día.

Millie y yo nos besamos un par de veces más, hasta que vivir a dos días de viaje en auto complico un poco las cosas y todo quedo algo inconcluso.

No hice amigos nuevos en la escuela, la verdad era que no los necesitaba, tenía todo lo que quería y no estaba interesado en más.

Tocan la puerta.

Seguro es Michael que se olvidó las llaves.

Tocan de nuevo.

Pego un grito diciendo que ya voy.

Dejo lo que estoy haciendo y sin ganas cierro el libro que estoy estudiando y me levanto.

Tocan una vez más.

Abro la puerta.

Definitivamente no es Michael.

Ella está parada frente a mí después de un largo tiempo.

Su pelo castaño más desprolijo que nunca.

Sus ojos verdes más vivos que nunca antes.

Trae un bolso en la mano.

Solo un pasaje de avión.

De Buenos Aires a Villa Traful.

Mi corazón late tan rápido que me asusta.

Pero la felicidad me entusiasma.

Y eso hace que me sienta vivo.

La chica de la vida y el chico de la muerte.

Finitos pero infinitos al mismo tiempo.

Eternos, pero al mismo tiempo mortales.

Fin.

Amigo de la muerteWhere stories live. Discover now