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Cuando las vacaciones de invierno llegaron a mi colegio todos estaban realmente exaltados, hasta a mi se me había contagiado algo de felicidad, a pesar de que pasaría esas dos semanas bajo las sábanas de mi cama y con la puerta de mi habitación cerrada con llave.

-Eso no es justo- Me susurro la muerte- Yo estoy en un trabajo en donde no hay vacaciones por toda una eternidad.

Amigo de la muerteWhere stories live. Discover now