Capítulo 27: Infierno.

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¡Oh vosotros los que entráis aquí, abandonad toda esperanza!

La Divina Comedia.



Las corrientes heladas atravesaban las enormes estancias de la antigua mansión Mazur. Nada parecido al calor o la alegría se conocía desde hacía ya 3 días. La sociedad dhampir y moroi había colapsado después del sangriento enfrentamiento entre strigoi, moroi radicales, dhampir y aquéllos que estaban con la reina y con Rosemarie Hathaway.

Los resultados de esa pelea fueron horripilantes, demasiadas bajas de todos los bandos. En un principio, el triunfo se veía claro para los protectores de Hathaway, la magia y preparación que habían demostrado era claramente superior a la de sus atacantes pero, nada es como parece ser.

En un vuelco de hechos y en el pleno furor de la batalla, un viejo rival dio el giro fatal a los acontecimientos. Robert Doru, poseedor de Espíritu utilizó sus perfeccionados dones para, junto a un strigoi y a Nathan Ivashkov, burlar la seguridad y se adentró hasta la habitación principal dónde se resguardaban la Reina y Rose y sus recién nacidos hijos.

Una vez dejado claro que su visita no era diplomática, Robert dio la señal de ataque. Tanto Nathan como el strigoi resultaron ser mortales en combate. Una a una, las personas que vehementemente trataban de proteger a Rose fueron cayendo. Primero Olena a quien el strigoi rompió el cuello, luego Yeva que fue asfixiada por Nathan. Lissa y Oksana conjuntaron su poder para, inútilmente, intentar reducir el de Robert, tal vez hubiera servido, si tan sólo el strigoi no se hubiese alimentado de Oksana y dejado el camino libre para que Nathan clavara un cuchillo en el corazón de la Reina.

Rosemarie Hathaway luchó con valentía, trató de luchar con todas sus fuerzas y de proteger a sus hijos pero estaba exhausta y débil. Robert dijo unas palabras que ella no alcanzó a escuchar, enseguida, y sin que pudiera hacer nada para impedirlo, Nathan y el strigoi se llevaron a sus hijos dejándola a ella a merced del vengativo moroi.

Tirada de rodillas sobre la cama, Rose miró alrededor de la habitación. Sangre por todos lados, los cuerpos de su familia esparcidos por el piso como si no significaran nada y vio más allá de la puerta, por dónde habían desaparecido sus hijos. Se los llevaron y fue incapaz de evitarlo. No los asesinaron, los alejaron de ella dándoles un futuro incierto y, probablemente, peor que la misma muerte. Su mayor temor se había vuelto realidad. Por la entrada vislumbró al amor de su vida, Dimitri corría a toda velocidad seguido de sus padres y algunos de sus amigos pero ya no importaba, nada importaba porque no sintió ni felicidad ni alivio ni nada semejante, de hecho, ya no sentía nada. Los ojos de Dimitri la miraron fijamente con amor, dolor y miedo pero, en los de ella no hubo ni dolor, ni miedo, ni amor, ni absolutamente nada cuando la daga de Doru le cortó el cuello.

Ese fue el final de Rosemarie Hathaway, la mejor Guardiana que había existido. Tres días después, los supervivientes intentaban reunir los pedazos que quedaban y salvar lo que se pudiera. Dimitri Belikov, o lo que quedaba de él, sólo tenía una cosa en mente. Recuperar a sus hijos y vengar a su Roza. Doru había logrado escapar pero lo buscaría, lo encontraría y le daría la muerte más dolorosa que ningún ser sobre la faz de la Tierra hubiese experimentado.

Era su plan hasta que en medio del funeral masivo aparecieron 2 pequeños ataúdes. La poca cordura que le quedaba fue derrumbada por la visión de sus hijos muertos. Ignorando al ejército strigoi que invadió el funeral y comenzó a asesinar a todos a su paso, esa visión sería el último y único recuerdo que tendría antes de saltar por la habitación más alta de la Mansión Mazur.





Tranquilos, no es el final. ¿Qué pasará ahora? No lo sé, ya veremos. En mi defensa, yo os advertí sobre lo que vendría.

Nada es eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora