-Sean, no importa cuando y donde, para que sea algo inolvidable, para mi, debe ser contigo, solo eso cuenta

-Lo se amor, creeme que lo se -me contestó y acto seguido, termino de safarse de mi agarre. -Pero al menos concedeme esto, dejame sorprenderte, dejame darte un poco de lo que te mereces...

Sabia que era lo mejor, y ademas un detalle altamente apreciable por su parte, pero no pude evitar sentirme mal. Era una sensacion peor a la verguenza, era como... No lo se, sentia ganas de llorar, de alejarme del resto del mundo y que nadie me viera jamas. El rechazo era mas fuerte que cualquier sentimiento que preponderara en esos momentos, y era mas fuerte que yo incluso. Comencé a sentir como el fuego se iba activando en mi interior gracias a la frustracion, e intenté calmarme. No iba a salir nada bueno de aqui si me transformaba.

-Mejor me voy Sean, en pocos minutos empezará la fogata, y quiero estar ahi... -le dije ocultando mi rostro.

Él no entendia mi frialdad, no comprendía, porque no sabía lo que para una chica significaba el rechazo. ¡Dios! Si hasta unos momentos antes, ni siquiera yo lo sabía.

-¿Estas bien? -me preguntó, preocupado.

-Si -le contesté secamente.

No dejé que me dijera nada mas, comencé a nadar hacia la orilla. Mi novio se quedo petrificado en su lugar, pensando que fue lo que me puso mal. No había mucha vuelta que darle. Una vez en la orilla corri a buscar mi toalla y sali pitando a mi habitacion, para recojer algunas cosas y dirijirme a los baños, queria sacarme todo el salitre del cuerpo, y asi tambien, tener tiempo para calmar mis animos.

"No es su culpa, no es su culpa" Seguia repitiendo para mis adentros. Comenzaba a comprender como funcionaba mi cuerpo ahora como una guardiana. Mis emociones predominaban, por eso costaba tanto controlarlo. Debía controlarlas a ellas, para aplicar directivas sobre mi poder. Por eso si ahora queria calmarme, debía convencerme a mi misma que todo estaba bien. Que él solo pretendia ser tierno, dulce. Tenía que bajar mis impulsos, para que mi mente siguiera firme en su cometido.

Sali de la ducha y me cambié. Dejé mi pelo suelto, para que se secara mas rapido, y como hacia un poco de frio, me puse un short negro y arriba una remera blanca, con una campera blanca y cierres plateados, de esas que se usan en primavera. Maquille un poco mi rostro, para disimular la hinchazon por agua, sali en busca de mi amiga. Ultimamente, parecia que ella era la unica que tenia respuestas para mi.

-India, por favor... -me decia Ayla, frotandose la frente, luego de que la pusiera al tanto de la situacion. -Piensa un poco mas mujer, no puedes ponerte asi solo porque el quiso esperar a darte una sorpresa, por el contrario, deberías sentirte feliz

-Lo se, pero es que no lo puedo evitar, me siento apenada...

-A ver, dime tu lo has frenado una vez, y él no se puso así, explicame porque te sientes mal entonces.

Era verdad, Sean ni siquiera me puso mala cara cuando lo frene en mi casa. Era injusto que me haya comportado tan cortante con el hace un rato. Era injusto que fuera tan infantil.

-Tienes razón. Supongo que solo estoy sensible. Vamos, ya encendieron la fogata.

-Oye, y... ¿No pasará nada por estar tan cerca del fuego? -me preguntó intrigada mi amiga.

-He prendido hornallas toda mi vida Ayla, por favor, no seas tú infantil -le dije. Sentía que me estaba tomando el pelo.

Juntas nos dirigimos a lo que seria el centro del campamento, los instructores y profesores habian creado una gran pila de leños, encerrada por rocas de lo que parecian pesar unos cinco kilos cada una, para tener el fuego controlado. La pila ya estaba ardiendo, y poco a poco, las llamas llegaban mas y mas alto. Nos sentamos en circulo, a una distancia bastante prudente de la hoguera. Bien sabia yo que la única que no corria ningun tipo de peligro alli, era yo.

Cronicas Elementales: El InicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora