El chico nuevo

8.2K 160 4
                                    

Ahora que mis dos amigos estaban enteramente al tanto del reciente acontecimiento, decidimos que lo mejor era buscar, como sea, cualquier indicio que pudiera decirme que opciones tenía con lo que me estaba ocurriendo. Resultaba muy difícil puesto que no teníamos por donde empezar.
Estábamos a punto de comenzar la clase de Historia, cuando Ayla me dijo entre susurros:
-Creo que he encontrado algo. No estoy segura, pero después de clases, Bastian y tú pueden venir a mi casa, se los mostraré allí, es mas seguro.
-No hay problema, déjame llamar a mi… -no pude terminar la frase. En ese momento, la puerta del aula se abrió, y por ella entró un chico alto, flaco pero bien parecido, con unos increíblemente hermosos ojos celeste-verdes. Se vestía muy a la moda, combinando los blancos y negros con unos exquisitos jeans azul intermedio.
Me quedé anonadada. Su pelo dorado oscuro, corto, pero con flequillo, me volvía loca. Era simplemente hermoso. Nunca me había pasado algo así. Tenía la extraña pero poderosa necesidad de acercarme a él, de hablarle, verle sonreír. Y también, mas extraña aún, era la sensación de antagonismo. Como si fuera alguien que no me cayera bien y aún así me atrajera. Como si tuviera que tenerle miedo por algún motivo evidente que me estaba perdiendo.
-…y su nombre es Sean Boss alumnos. Espero que lo reciban como corresponde. –dijo la profesora de Historia. 
Él parecía aburrido. Se sentó en el único lugar libre. Delante de mí, junto a María, la imbécil más grande de todo el colegio. Mi suerte era escasa y disminuía con gran velocidad.
La hora pasó rápido. Claro, ahora que necesitaba que el tiempo se detuviera, así podía seguir deleitándome con semejante presencia, debía terminarse pronto. ¿Qué iba a hacer ahora? Parecía parte de un sueño, si me iba ahora, mañana no volvería… Me había olvidado de guardar mis cosas por quedarme observándolo, y cuando el se dio vuelta para recoger su mochila, me vio, mientras lo miraba con cara de idiota.
-¿Necesitas algo? –me dijo.
Me despabilé. Y al momento me sonrojé. No le contesté, me dí la vuelta, junte todas mis cosas y salí a toda prisa del aula. ¡Dios, que vergüenza! ¿Qué era lo que me pasaba? Por lo general, era más fría, más estable en estas situaciones. Lo había visto durante una hora, ¡y mira el descontrol hormonal que este chico había creado en mí!
Ayla me alcanzó a los pocos segundos. Se puso a chillar de la emoción, pero se había olvidado por completo de que teníamos un compañero nuevo. El motivo era que había hablado por teléfono con Alex y este le pidió que fueran novios. Intenté mostrarme alegre por la noticia, que en otros momentos, me haría muy feliz por ella. Pero ahora, estaba absorta en otra cosa. O en otra persona. Ciertamente me molestaba sentirme así. Quiero decir, apenas y lo había visto… ¿Cómo era que me descontrolaba de esa manera? Era imposible y aún así, él parecía haberse convertido en el centro de mi universo. Una especie de fuerza sobrenatural me tiraba hacia él. Era físico, tan solo eso. Lo sabía, porque no había otra explicación…
-¡India no me estas prestando atención! –me reprochó Ayla, enfadada por mi falta de interés.
-Lo lamento Ayla, se que estoy siendo egoísta, de una manera que nunca deberías perdonármelo… -le contesté avergonzada.- es solo que no puedo dejar de pensar en el chico nuevo… Ese tal Sean.
Ella enmudeció. Me miró sorprendida y yo sabía que era lo que estaba pensando. Mientras nos dirigíamos a encontrarnos con Bastian, para luego ir a su casa, ella continuaba con esa expresión, como si estuviera usando todas sus fuerzas para expresar lo que le parecía en ese momento. 
Al cabo de unos minutos en silencio, cuando ya nos habíamos encontrado con Bastian, ella dijo:
-¡Está más que claro! A ti te gusta ese chico, y te gusta mucho… ¡No puedes dejar de pensar en él porque jamás has sentido una cosa así!
-¿Y a que te refieres con “una cosa así”? –dije yo.
-Pues claro, al amor a primera vista.
Bastian tosió, pero a mi me pareció mas una risa muy mal disimulada.
-¿De verdad crees en eso? –le espetó.
-Claro que sí. ¿A poco crees que nadie esta destinado a nadie? Todos transitamos esta vida, de manera bastante solitaria, tan solo porque ninguno es capaz de ver que el amor a veces, puede estar predestinado, y lo negamos, por miedo. Miedo a que sea tan grande que pueda acabar con nosotros al mínimo rose. La verdad, todos pertenecen a alguien en este mundo. Y creo que India ha encontrado a ese “alguien”.
Ella parecía completamente satisfecha con su análisis. De cierta forma, si lo veías desde su inocente perspectiva, podría llegar a tener razón. Pero yo no quería creer eso. No creía que algo, sea lo que sea, pudiera decidir quien debería estar con quien. Eso es algo que sólo el corazón puede hacer. Y para que pueda suceder, creo, al menos deberías entablar algún tipo de conversación con la otra persona para poder sentir algo así. De modo que lo que me había pasado al ver a Sean no tenía nada que ver con el destino, el amor o las almas gemelas. Eso lo podía asegurar. 

Pasaron días y días, sin encontrar nada que nos pudiera ayudar a averiguar que era lo que podía hacer con todo el asunto de “las guardianas”. Ayla me había mostrado una página en Internet que hablaba sobre el tema, lo planteaba como una leyenda, pero no decía de donde venía, ni que les pasaba a las personas que tuvieran ese poder. Explicaba, simplemente, que eran mujeres que había creado Dios luego de crear el mundo, para cuidarlo del mal. La naturaleza era la fuente de poder, puesto que era la fuerza más grande que existía luego de Él mismo. También explicaba brevemente los cuatro poderes de las guardianas y decía que la de fuego era muy inestable, así también la más poderosa. Cualquier pérdida de control por su parte, y su ira podía acabar con todo lo que se pusiera en su camino. También la relacionaba con el fénix, atribuyéndole alguno de sus poderes, como la inmortalidad. Lo cual no tenía mucho sentido, si fuera así, mi madre aún estaría conmigo…
En cuanto a Sean, cada día se me hacía mas difícil no mirarlo. Él simplemente se veía espectacular. Me moría de celos cada vez que le sonreía a María, cada vez que hablaban, o se iban juntos del aula. Se me estaba yendo de las manos, y no tenía ni una sola idea de cómo parar todas esas sensaciones. ¡Ni siquiera me animaba a hablarle! 
Cansada de mi mal humor con respecto a ese tema, Ayla me dio un ultimátum esa misma mañana.
-India, estás negando lo innegable. Es real, a ti te gusta Sean, ¿Por qué no vas y le hablas de una vez? Invítalo a salir, llama su atención, pero ¡Haz algo de una vez porque me estas volviendo loca!
Ella estaba hablando en voz alta, sin darse cuenta que Sean estaba a pocos metros de distancia. Me descompuse tan solo de pensar que él podría haber escuchado que yo sentía algo por él.
-Ayla ¡Baja la voz! No voy a invitarlo a salir –estaba a punto de replicar cuando la corte.- debe hacerlo él… si está interesado en mí, cosa que no creo posible, se acercará. Y yo me ahorro un muy mal momento que requeriría de un cambio de escuela inminente y muchas otras cosas más.
-Estás siendo realmente dramática India…
-No, estoy siendo realista. ¿Tienes idea de lo que sería para mí si lo invito a salir y el me rechaza? ¿Cómo se supone que podría mirarlo a la cara otra vez? No me convencerás y lo sabes Ayla.
Definitivamente, no cometería suicidio. Porque eso era lo que sería si le pidiera a un chico que saliera conmigo. Quizás sea un poco chapada a la antigua pero me gustaba más así. Conservaba cierta delicadeza en el hecho de ser mujer, ¿no?
-Bueno entonces haz algo para salir de ese mal humor –dijo, y luego puso cara pensativa.- Tal vez… ¡Sí! Ya lo se. ¡Salgamos esta noche! Verás a cualquier otro chico y podrás sacarte a Sean de la cabeza, si es que es un capricho como insistes en afirmar.
Me tenía en sus manos. Me conocía tan bien, que sabría que algo estaba pasando si buscaba evadir de alguna manera la salida que me proponía. Así que tuve que decir que sí, lo cual la puso frenética, obligándome prácticamente a ir a su casa después de clases para organizar todo el “makeover” de la salida. Dijo que quería “producirme” como Dios mandaba por una vez, así el plan tenía un mejor efecto. Como siempre, tuve que decir que sí.
Llamé a mi padre para comunicarle mis planes, a lo que él, sorpresiva y misteriosamente, aceptó de muy buen gusto, diría que hasta aliviado.
-¡No te preocupes I! Tu hermano irá a la casa de tía Silvia, lo han invitado hoy. Así que tienes la noche libre, sólo asegúrate de tener dinero, no quiero que tengas ningún imprevisto.
Luego colgó el teléfono.
Convencimos a Bastian para que nos acompañara. No le gustaba mucho la idea de salir solos los tres a bailar, decía que parecía como dibujado en la escena. Y tenía razón el pobre. Pero al menos esta vez yo estaría igual que él, deseando que se pase la noche a cada minuto.
Eran las ocho de la noche, y luego de cenar, Ayla insistió de manera espeluznante que debía comenzar con mi cambio de look para la noche. Lo sentó a Bastian en la sala de estar, para que se entretuviera con la tele mientras ella operaba sobre mí. Quería que fuera el primero en verme, para hacer la primera prueba de su maléfico plan.
Luego de dos horas de tires y aflojes, y ponerme su entero guardarropa encima, me permitió salir y mostrarme.
En cuanto pise la sala de estar, Bastian volteó hacia mí y se quedó boquiabierto.
-Hermosa ¿Verdad? –dijo Ayla con una sonrisa de oreja a oreja. Relucía de orgullo. Lo notaba.
-Sin palabras… -dijo mi amigo. Ciertamente, se sentía bien. Si podía producir eso en mi mejor amigo, que me había visto en todas las maneras habidas y por haber, que no tenía ningún tipo de sentimiento romántico hacia mí, bueno, entonces podría resultar con cualquiera, ¿no es así?
Ayla me vistió con un chaleco negro, corto y una musculosa blanca escotada. Me dio unos jeans oscuros bien apretados, tipo chupín, con unos zapatos negros con taco, rosas del lado de la suela. Arreglo mi pelo lacio en ondas casuales, dándome un estilo mas o menos rockero new age. Me sentía bonita. Me sentía bien.
Luego de que ella terminara de arreglarse, dos horas mas tarde, nos pusimos en marcha. Bastian había traído el auto de su padre, así que no tuvimos ningún problema en llegar hasta una disco llamada “Summers Dream”. Muy de moda en esta época. Entramos y ya estaba lleno, no se podía ni caminar por el lugar. Nos hicimos un pequeño espacio, cerca de la tarima para bailar, y nos quedamos allí, bailando de ratos, mirando tan solo, de a otros.
Todo era normal hasta que Bass se fue al baño, dejándonos a mí y a Ayla en la pista. Eso fue como la banderilla roja para el toro, a los pocos segundos unos chicos se nos acercaron queriendo bailar con nosotras. Mi amiga aceptó, tan inocente ella a veces. Yo solo seguí la corriente, hasta que sin darme cuenta, había perdido de vista a Ayla. El chico que bailaba conmigo, se me acercó aún más, tomándome con fuerza por la cintura, acercando su rostro al mío. Yo lo empujaba hacia atrás, y corría mi rostro en otra dirección, pero él parecía persistente. Intenté con mas fuerza aún sacármelo de encima, pero no pude, solo logré que él me sostuviera los brazos, arrinconarme contra la tarima, y obligarme a que le diera un beso. Sabedora de que no podría contra él, puse mucha cara de asco mientras aún podía evitarlo, pero justo cuando estaba sintiendo sus labios a milímetros de los míos, algo lo hizo retroceder. Cuando abrí los ojos, el chico estaba tirado en el piso, con expresión mezcla entre sorpresa y miedo. Levanté la vista, para ver quien era mi salvador y me quedé helada. ¿Era real? ¿O era que estaba tan obsesionada con verlo todo el tiempo que veía su rostro en todas partes? 
Sean estaba parado frente al asqueroso, con el rostro ilegible.
Me tomó del brazo y me arrastró hasta la pista exterior.
-Tienes suerte de que te haya visto –me dijo. Buscó un lugar donde sentarnos y me hizo seguirlo hasta allí.
-Si… gracias –le dije.
-No es que no fueras del todo culpable por lo que acaba de pasar –se rió sombríamente.- estas… que deslumbras esta noche.
Me miró y había cierto brillo en sus ojos. Un brillo que no pude identificar. Me sonrojé y mire hacia otro lado. Todo me parecía bastante irreal.
-Lo siento… estoy un poco desordenada en este momento… Debería buscar a mis amigos, de verdad quiero irme de aquí.- le dije. No sabía que me impulsaba a alejarme de él, quizás la vergüenza por el momento pasado. No lo sé, solo quería desaparecer y ocultarme entre las almohadas de mi habitación.
-Espera –dijo, reteniéndome. Parecía sorprendido.- Yo te llevaré donde quieras, así podrás irte más rápido. Textéales a tus amigos, y vamos.
La dualidad que estaba experimentando en esos momentos era muy molesta. Quería alejarme, pero también ansiaba poder estar con él a solas. Al fin parecía notarme, y no quería perder la oportunidad. Les mandé un mensaje a Bastian y Ayla, lo miré y asentí.
Nos llevó hasta su auto, un hermoso escarabajo modelo antiguo. Me abrió la puerta y me ayudó a subir. Arrancó el auto y comenzamos nuestra ruta en silencio.

Cronicas Elementales: El InicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora