Cap. 8

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Me dolía la nuca, el suelo era pedregoso, mis oídos no trabajaban. Corrí mi mano por la nuca, la aparté de inmediato al sentir un ardor terrible. Entre lo poco y borroso que podía observar logré ver un par de botas frente a mí, muy juveniles para ser de los animales que acababan de acesinar a mi abuela. La vista me pesaba, no era algo que podría controlar, pronto y sin darme cuenta todo se volvió oscuridad.

...

Abrí mis ojos, sentía los fuertes latidos queriendo salir de mi pecho. Me ardía la garganta y la nuca quemaba. Un chillido era lo único que podía escuchar, entonces decido cerrar los ojos fuertemente... no pude soportarlo, sentía que me ahogaba, grité.

Quedé sentada, estaba en un sillón algo antiguo, color azul, de hecho. Trato de enfocar la vista, no encontraba mis espejuelos y la habitación estaba oscura. Pronto se escucha un sonido oxidado, era una puerta abriéndose. Apenas pude ver quien entraba, se escucharon unos pasos, rápidamente me puse en pié, entonces se escuchó un interruptor y toda la habitación se iluminó.

-Oí que despertaste- dijo el joven palido que salía de la puerta.

-Tú-quedé perpleja.

-Yo - dijo irónico.

-Tú- repetí.

-Yo- dijo seguido de un suspiro cansado.

-Tú- lo señalé.

-Me arriesgué mucho para que sólo digas "Tú"- dijo.

-E... eres el chico d-de los brackets azules- dije casi tan impactada como si hubiera visto un fantasma.

-Ya sé, también el que te salvó, muchas gracias- dijo eso último sarcástico.

-Tú...

-Ya basta mocosa- dijo acercandose, al parecer no tenía camiseta :3

-Eh... que... ¿que haces aquí? Te he buscado, ¿dónde estabas?- adiós formalidades.

-Tu abuela...por tú abuela- en ese momento recordé.

-Abuela...- una lágrima brotó de mis ojos- la mataron - la rabia inundó mi ser y no pude hacer otra cosa que caer de rodillas y empezar a llorar.

Esperé un consuelo, pero el chico se limitó a quedarse parado frente a mí.

-Cuando termines sube, tengo que ponerte al día- dijo saliendo de la habitación.

Levanté mi vista, ¿qué clase de persona trata a alguien de tal manera cuando lo último que recuerda es que mataron a su ser más querido? Eso dejó de importar de inmediato, no podía asimilar la situación; abuela estaba muerta...

...

Después de poder contener mis lágrimas, lo que duró mucho, decidí subir. Al parecer me encontraba en el sótano obviamente, al abrir la puerta oxidada me encontré con unas escaleras de madera de un tono claro, las paredes eran blancas con listones de madera azul cielo.

«Este chico tiene una leve obsesión con el color azul.»

Llegué a una sala de estar bastante espaciosa, se escuchó la canción de Sweet child O' mine a lo lejos, la seguí. Llegué al recibidor de la cocina, ahí se encontraba un radio muy antiguo pero a la vez muy hermoso.

-Ya saliste, justo para el desayuno- dijo el chico que se encontraba de espalda a mi en la cocina, ya con una camiseta.

-Creo que ya debería irme- dije insegura.

-Tanto que querías encontrarme- dijo mientras sentía mi cara ruborizarse- Pero no estás aquí por eso, ahora eres mi responsabilidad.

-¿Disculpa?- éste chico está loco enserio.

-Te explico todo, pero primero ve al baño, al fondo a la derecha. Báñate, traje algo de tu ropa, también un cepillo de dientes y cosas de chicas- dijo lo cual me hizo pensar.

-¿Sabes dónde vivo?

-Sé mucho de ti, por tu abuela claro, admito que fue un error permitir que me vieras en el museo y en las tiendas.

-También estuviste en mi casa, ¿verdad? El otro día me sentía observada, eras tú- dije algo asustada.

-Tenía que buscar la ropa- dijo sin dirigirme la mirada.

-Sabías que esto pasaría, y no salvaste a mi abuela- una lágrima se escapó de mis ojos.

-Te lo explicaré todo, pero primero alistate.

-No, no ya basta- dije tratando de irme, pero no sabía cuál era la salida, en ese momento agarró mi mano.

-No estoy para tus estupideces de niña sufrida ahora- dijo mientras apretaba fuerte mi mano- Yo también sufrí su muerte, pero hay que respetar algunas cosas, pero veo que no eres lo suficientemente madura como tú querida abuela decía.

-No hables de ella- dije safando mi mano- ¡no respetaste nada!

-Tú no sabes nada, ahora muevete, al fondo a la derecha- obedecí.

No tenía fuerzas ni ganas de nada. Al entrar al baño supe a lo que se refería con "cosas de chicas". Compró todo tipo de tampones, pareciera que compró toda la tienda. Me duché, me vestí, limpié mis dientes. También observé que casi se llevó todo mi armario. Cuando salí sólo puede percibir ese olor a tostadas y tocineta.

«Él chico que tanto buscaba resultó esconderse siempre en mi sombra.»

El chico de los Brackets azules Where stories live. Discover now