C e r o

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Bueno, este es el prólogo. Decidme en los comentarios que opináis :)

Con amor, R.

+ + +

El Diario del Chico Malo

"Porque las drogas nunca funcionan"

Prólogo

Querido Imbécil,

Mi madre ahora mismo se está emborrachando. Ella se niega a decir que es alcohólica, pero con un novio sádico, ¿qué debe hacer? Él se maravilla de su trabajo, feliz de saber que la convenció de beber y cuando ella se siente como una mierda y vomita hasta que su corazón se contenta, él envidia la cerveza porque deseaba traerle la tristeza... no la cerveza.

A partir de ahora, disfrutaré del ambiente bullicioso que tengo. Por lo menos hasta que las drogas desaparezcan y se me quite el efecto, dejándome revolcarme en mi propia compasión. La depresión pateando a toda velocidad. Es cuando me doy cuenta de lo inútil que es mi vida. Vivo en una casa que se cae a cachos con una madre alcohólica que casi nunca tiene comida en la nevera, mi padre está muerto o con alguna zorra (no sé... perdí el contacto con él). Me veo obligado a ser un delincuente solo para salir adelante, es mejor que pedirle dinero a mi madre o a su inútil novio. A todos les gusta juzgarme de manera errónea. No les importo lo suficiente como para preguntarme qué es lo que realmente me pasa, simplemente me dejan de lado como el delincuente. Ni siquiera ofrecen una mano o simplemente son amigables, y supongo que está bien. Estoy mejor sin la pena.

Supongo que es por eso que tolero a los pocos amigos que tengo. Están en problemas similares y solo usan las drogas para escapar. No tenemos conversaciones sinceras sobre nuestras vidas ni hablamos de nuestras situaciones. Simplemente coexistimos en la vida de los demás.

Me pregunto si eso es lo que me obligó a escribir en un diario. Solo necesito sacar algunas cosas de mi pecho.

Y a cualquier imbécil que lea este diario, le agradezco simplemente por considerarlo.

- Nate Malon

El diario se sentía extraño en mis manos. Leí y volví a leer la entrada una y otra vez, aferrándome a cada palabra que escribía. No pude evitar la pena que sintió mi cuerpo. Sentía pena por el chico que siempre parecía tan melancólico en clase.

Siempre había esperado que la clase se despejara antes de salir, simplemente no podía encontrar la energía para luchar con los demás para salir del aula. Permití que todos los demás lucharan en la puerta. Fue cuando el aula estuvo despejada y solo quedaba la maestra, que vi el pequeño diario. Estaba tirado en el suelo, parecía muy perdido y olvidado. Siempre fui una persona curiosa, así que recogí el diario y lo estudié. No lo abrí de inmediato, sumergiéndome en sus profundidades, simplemente seguí estudiándolo, no estando segura de sí cogerlo o no.

- Vamos, Mera, - dijo mi maestra, la señora Jonas, mientras me miraba. Estaba de pie en la puerta esperando a que saliera para que pudiera ser liberada de su deber, permitiéndole pasar tiempo con la familia que tanto apreciaba. Sin pensarlo dos veces, guardé el diario en mi mochila y salí corriendo del aula, preparada para hacer la larga caminata a casa. Sabía que parecería incluso más largo ese día porque deseaba tanto curiosear en los contenidos del diario. No podía evitar mi curiosa naturaleza.

Cuando llegué a casa, cansada y sudada por mi paseo, inmediatamente abrí el diario y comencé a leerlo.

Era casi cómico creer que el chico malo de la escuela tenía un diario y que lo había encontrado. Siempre lo había considerado como uno de los chicos más mundanos del instituto, el menos propenso a tener un diario. Estaba meditabundo y tenía su aspecto, alto, oscuro y guapo. Sin mencionar la reputación de pelear, causar problemas y conseguir a chicas (si sabes a lo que me refiero). Él era mucho más alto que yo, sus ojos eran de un azul muy profundo, y a pesar de que era delgado parecía bastante tonificado. Podía imaginar un gran paquete de seis debajo de su camiseta.

Sabía que no podía contarle a nadie sobre el diario, ni siquiera a mi mejor amiga, Susy. Además, tampoco es que estuviéramos tan cerca. No tenía muchos amigos, solo conocidos, y la única persona que consideraba mi mejor amiga no era la mejor amiga. La conocía de toda la vida, así que era conveniente llamarla así. Nuestros padres nos habían juntado, esperando que nos hiciéramos grandes amigas, pero las únicas veces que hablábamos era en reuniones familiares (cuando nuestras familias se reunían). Estábamos en lados completamente diferentes del espectro. Ella era una hermosa animadora con una actitud glacial y yo era la chica inocente que se quedaba sola. No nos odiábamos, simplemente no nos hablábamos.

Aun así, no podía imaginar contarle algo sobre mi descubrimiento. Parecía algo solo para mí.

Ni siquiera logré leer la segunda entrada. Por razones que me superaban, me sentía obligada a responder. Algo así como que Nate se sentía obligado a escribir en el diario.

Querido Nate Malon,

Encontré tu diario y preferiría mantener mi anonimato por ahora. No planeo diseminar tu negocio por el instituto, supongo que no soy ese tipo de persona. De hecho, ni siquiera he leído la segunda entrada. Antes quiero responderte.

Creo que todos somos bastante inútiles. Quiero decir, al final acabamos muriendo, no es como si fuéramos seres poderosos destinados a durar hasta el final de los tiempos. Al final todos somos olvidados. Creo que lo que trato de decir es que... no te rindas. Apuesto a que algún día harás algo bueno con tu vida. Eres, después de todo, muy inteligente. Lo sé porque acabo de leer algo que escribiste.

Nunca te he considerado un delincuente. Tal vez el típico chico malo, pero siempre pensé que tenías tus razones. No tengo lo que se dice amigos, por lo que no cotilleo, quizá conmigo misma, lo cual es bastante patético... pero sí.

Planeo devolverte tu diario... algún día.

- Imbécil

El Diario del Chico MaloWhere stories live. Discover now