Capítulo 1.

165 17 7
                                    

Una. Dos. Tres. Cuatro. Cinco.

Mierda.

Cinco miserables balas. Creo que elegí un mal momento para escaparme. Todo estaba tranquilo aquí, hasta que una maldita bocina comenzó a sonar y esas cosas comenzaron a adentrarse en el bosque y empezaron a ir detrás de mí. No tengo munición, sólo tengo mi hacha y las pocas balas que conté. La mochila comienza a pesarme con cada paso que doy, no sé si podré seguir aguantando.

Sigue avanzando, no te rindas.

Un ruido, es un motor.

¿Será que me encontraron? ¿Pero cómo lo hicieron? Estoy segura de que no dejé ni un rastro.

Está cada vez más cerca.

Ya no puedo correr, no me quedan fuerzas.

Es una moto, esta por dar la vuelta.

Se acercan esas cosas. Mierda, son más de seis, no creo poder con todos.

La moto se acerca, creo que ya me vió.

Doy patadas, alejo a dos, uno viene por mí, le clavo el hacha en la cabeza. Queda estancada en el cráneo podrido. No, mierda, no puedo sacarlo. Tres más vienen sobre mí, última alternativa, saco el arma, disparo una vez, no estaba preparada y el impulso del arma hace que me caiga de espaldas. Dos de las cosas caen sobre mí, le disparo a uno, trato de dispararle al otro pero no hay balas.

Mierda, ¿No le puse las cinco?

Mientras lucho con el que me queda escucho que se acercan más. ¿Acaso se multiplican justo donde estoy yo? Oigo disparos, las cosas caen muertas sobre mi, busco con la mirada de donde vinieron y veo que la moto que escuché hace unos minutos esta aquí, la maneja un hombre.

El alma me vuelve al cuerpo, no, no es uno de ellos.

- ¿Quién eres? - dice.

- Eh... yo... - no sé que decir, sigo en shock.

Las cosas comienzan a venir hacia donde estamos, atraídos por los disparos y todo el movimiento que hay de este lado. La moto está por ponerse en marcha.

- ¡No! - le grito - ¡Por favor no me dejes aquí!

Lo miro. Me mira. Está en un debate mental entre seguir su marcha o ayudarme.

- Por favor... - digo al borde de las lágrimas. Ya no puedo más, esta situación me sobrepasa, por una vez en mi vida lo admito, necesito ayuda.

Me mira, niega con la cabeza y hace un ruido con la boca.

- Mierda, sube, pero si intentas algo juro que no voy a dudar en dispararte - me dice muy serio mientras se mueve hacia adelante para dejarme espacio.

Sin dudarlo me levanto del suelo, saco mi hacha del cráneo podrido, junto mis cosas y subo junto a él. Al segundo que hago esto, la moto arranca.

- No sabes cuánto te agradezco - le digo mientras me sujeto de su cintura - es muy difícil encontrar a alguien que te lleve en estas condiciones.

Perfecto Olivia, ni en los peores momentos puedes dejar de decir idioteces.

- ¿Qué hacías en el bosque con toda esa horda detrás de tí? - dice ignorando mi estúpido comentario.

- Yo... - pienso unos segundos, no voy a decirle que estoy escapando de ellos, no va a querer ayudarme más - estaba buscando un lugar para pasar la noche cuando esa horda, como le dices tú, hizo que me desviara de mi camino, fue por esa maldita bocina, ¿sabes de donde viene el ruido?

- Creo que sí - dice chasqueando la lengua - viene de mi hogar.

- ¿Tienes un grupo?

Piensa unos segundos su respuesta.

- ¿Cómo te llamas? - dice cambiandome de tema.

- Eh, Olivia. ¿Tú?

- Daryl... - dice en un suspiro - ¿Cuántos caminantes mataste Olivia?

- ¿Caminantes? - ¿Qué es eso?

- Así les llamo a esas cosas.

Ingenioso.

- Eh no sé, docenas - digo desconcertada. ¿Quién pregunta eso en semejante situación? ¿No es obvio? -¿Por qué lo preguntas?

- ¿A cuántas personas has matado? - dice con calma.

Los recuerdos vuelven.

- A una... - digo en voz baja.

- ¿Por qué?

- Era mi madre, no iba a dejar que se convierta.

No, no lo iba a permitir.

- ¿Por qué preguntas? - digo de manera curiosa.

Suspira y voltea la cara y me mira durante unos segundos.

- Sí, tengo un grupo...

Aleluya.

ELEVENWhere stories live. Discover now