—Oye —frunzo mis facciones, tomándolo por el brazo —, apenas te vi.

El inequívoco uso de palabras trae un fugaz aire incómodo, lo puedo observar en su rostro recientemente arrugado. Aprieto mi labio inferior, echándome ligeramente hacia atrás con gracia y reitero, esta vez más prudente:

—Quiero decir, ¿por qué tanta prisa?

Sus esferas celestes me aprecian, dejando a un lado la confusión.

—No sé si recuerdes a Calum, pero quedé en verme con él en media hora.

—No es cierto. ¿Estás huyendo de mí? —mi cuerpo se yergue, quedando una cabeza más baja que él cuando veo que no tiene intenciones de volver a la banca de madera.

—¿Por qué estás insistiendo tanto? —se ríe, en su particular carisma.

No voy a mentir, el hecho de que Luke sea diferente me atrae ligeramente. Tiene una cálida forma de ser, no tiene que intentar la carisma porque ya está revestido en ella, tiene gracia al hablar y la simpatía siempre sale a relucir no importa qué circunstancia sea, y hace una colisión con mi carácter caprichoso, desviste mi vanidad y quiebra la superficialidad.

—No puedes...irte. Todos quieren estar conmigo.

—No. Las personas solo son agradables y hospitalarias contigo, y tú solo has sido vanidosa y sarcástica —la diferencia de estatura es notable. Tanto, que su cabeza se inclina ligeramente para poder hablarme.

Él alude a mi comportamiento anterior, ¿estás viendo el intenso choque entre ambas personalidades?

—Eso no tiene nada que ver —manoteo, absorta en mi burbuja narcisista —. Tuve un día pesado. Además, tuve que caminar dos cuadras para llegar hasta aquí.

Al mencionarlo como si fuera la catástrofe del mundo, él niega con la cabeza y puedo ver un hoyuelo asomarse.

―Tienes piernas, Alyssia.

―Mi mejor atractivo, según dicen ―le guiño un ojo, con un sonrisa vulgar entre mis labios.

―¿Sabes? ―digo, retomando el tema sobre las personas alrededor de mí adheridas como chicles ―. Hoy estuve en una sesión fotográfica para ser la protagonista de la portada de Vanity Fair, ¡todos querían estar conmigo!

—Siempre están las excepciones, ¿o no?

—No para mí —aclaro. Estamos caminando por la plaza, pisando el asfalto y ligándonos entre una espesa masa de personas —. De todas maneras, ¿qué haces aquí?

Eso es suficiente para que reafirme su posición, y apriete sus labios titubeando.

—Hum, solo vine a pasar el rato aquí —esconde las manos en el bolsillo de sus jeans, y me sorprende que encaje porque las manos de Luke son gruesas. Inclina sus esferas celestes. Esta nervioso —. Además, me gusta salir temprano. Aprecias mejor el atardecer, el cielo se encuentra en una perfecta mezcla de matices y hay más personas entre las calles.

Se me hizo imposible no compararlo con Ashton.

—¿Solo? —enarco una de mis depiladas cejas.

Asiente.

Me permito estudiar sus expresiones corporales, segundos después los bolsillos de su jean están desocupados pero el movimiento que hace revela una hoja perfectamente doblada sobresaliendo de estos. Evito de manera sobrenatural mi curiosidad.

—Hey, mira —uno de los famosos canales de Milán se conecta con esta plaza, por lo que se podía ver las cristalinas aguas correr paulatinas con las góndolas chispeando el espacio —. ¿Te has subido a una?

Le Styliste (L.R.H) COMPLETA #Wattys2019Where stories live. Discover now