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Capitolo nove.

Mis esferas marrones escudriñan el sitio, buscando una banca de madera en la que reposar mi trasero. A pesar de que tenía en cuenta la gran cantidad de gérmenes y personas de clase baja que se han sentado ahí, en este momento no me interesaba porque necesitaba donde acomodarme.

Existen días malos, otros muy malos pero hoy ¡era un día terriblemente malo!

Puedo comenzar contándote que, hoy estuve haciendo una sesión fotográfica para la revista Vanity Fair. Se supone que debía estar allí desde las ocho en punto hasta las diez de la mañana, pero se cortó la luz en el estudio durante una hora y el trabajo se atrasó, por lo que me quede un buen tiempo con extravagantes accesorios, un maquillaje pesado y vestidos ceñidos hasta las doce del mediodía. Después tuve que ir a la empresa Bouvier, omitamos el hecho de que llegué atrasada y recibí un pesado regaño por parte de Grace, para terminar unos diseños y enviárselos a una importante tienda de marca, pero Tiffany no fue ese día por lo que me encargué del trabajo yo.

Dos trabajadores quedaron sin empleos.

Cuando finalmente terminé, más tarde de lo habitual, quise ir por un café en la cafetería privada de la empresa.  Sin embargo, mi escasa paciencia estalla en cuanto me entero que la máquina de café esta averiada y no hay personal que pueda ir a comprarlo.

Una persona más quedo despedida.

Tuve que poner mis pies en marcha a la plaza más cerca, solo encontré la Piazza de La Scala. Ashton está ocupado para llevarme y Michael se enfermó, así que supondrás que camine dos cuadras bajo el calor del sol, las gotas de sudor se adherían a mi cuerpo y me dejan con el cabello calado y pegajosa.

En este momento, solo necesitaba sentarme.

Pero para rematar, el sitio estaba congestionado por una gran masa de personas. Claro, hoy es día de semana y a esta hora todos quieren descansar.

Diviso una banca particular, estrecha y de madera con una persona dejando un espacio de más. Sé que vine para tomar un café, pero también hay una larga fila de personas para comprar, por lo que mi necesidad ahora es descansar.

Me echo en la banca, con gracia y tomando mi espacio personal. Mis piernas descubiertas por el corto vestido sienten el frío del asiento y un ligero viento sopla en mi dirección.

El chico a mi lado no se percata de mi presencia o por lo menos, me ignora. Está absorto en un una conversación telefónica, sólo puedo escudriñar su espeso cabello dorado y un tono pálido reviste su piel. Mis ojos se esfuerzan en enfocarlo un poco más. ¡Ese es Luke!

—Hey —menciono, llamando su atención. Él me permite ver sus ojos oceánicos, luce sorprendido de mi presencia pero entonces transforma sus sonrosados labios en una sonrisa, dirigiendo ciertas palabras a través de la línea y finalmente cuelga.

—¿Parece que has adquirido la costumbre de seguirme, huh? —guarda el aparato móvil, bromeando. Debo admitir que, los rayos de oro destellando en sus facciones lo hacen lucir realmente bien.

—¿Te lesionaste el cráneo? —me río, en un matiz sarcástico —. Ni siquiera entrarías en la lista de las últimas personas a las que me importaría seguir.

Debo cuidar más mis palabras, porque en un futuro las mismas pueden ser usadas en mi contra.

Él alza las rubias cejas en mi dirección, apretando sus labios.

—Hum, ya se me hace tarde —hace un ademán para levantarse, puedo observar su ropa cuando se levanta: un jean negro hace excelente combinación con su franela azabachada, con una fina chaqueta también oscura. Todo negro. Excelente combinación de tonos, ¿no?

Le Styliste (L.R.H) COMPLETA #Wattys2019Where stories live. Discover now