¿Adiós y bienvenida?

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Había dejado la última nota, aunque escribió cosas que podrían ser interpretadas como de felicidad y resignación. La verdad era otra. Lo que el sentía en este momento, era todo lo contrario; lo débil, herido, roto, triste, decepcionado y enojado, que albergaba en todo su ser, provocaba una miseria en su alma. Sin embargo, lo peor de todo eso, era que ya no tenía ganas de luchar por un sentimiento unilateral.

Una batalla pérdida. En eso se había convertido su amor.

Al llegar a su casa hizo sus maletas; si bien, le habían dicho que podía presentarse por última vez el día lunes, él ya no lo haría. No podría. Si no se marchaba hoy sabia a la perfección que volvería a intentarlo. Trataría de enamorarlo una vez más pero la respuesta seria la misma.

Gracias a él, su forma de ser y de pensar había cambiado, tanto que ya no veía las cosas como antes.

Termino de empacar sus pertenecías y con todo el dolor del mundo salió de su casa. Y no, no era porque fuera a extrañar a sus padres o algo así, más que nada le dolía dejar a la persona que amaba. El no verlo nunca más, le causaba una gran opresión en el pecho, no obstante, tomo un taxi para así dirigirse al aeropuerto.

Pasó un rato, el trayecto había sido incómodo. Sí bien, estaba ya por arrepentirse, las hermosas puertas del automóvil, lograron impedir que saltará y volviera con él. Una vez ya estado en aquel enorme lugar; la gente y anuncios se hicieron mostrar por doquier. Espero solo unos minutos antes de tomar su vuelo, los cuales, fueron suficientes para hacerle comprender que se había convertido en una persona bastante vulnerable ante el amor.

[Pasajeros del vuelo 1225 con destino a Londres, favor de pasar por la sala número 10. Gracias] —anunció una mujer por el altavoz del aeropuerto.

—Es hora...—se dijo a sí mismo, para seguido soltar un suave suspiro, tomó su equipaje y se dirigió al lugar indicado para abordar el avión—. «Gracias por todo..., Nagisa» —sonrió melancólico.

No quería, pero debía. La propuesta le había llegado de sorpresa y su indecisión no le ayudaba pensar con claridad, lo cual, tomó meses para aceptar, ya que las redes del amor eran difíciles de soltar. Ese dulce pero amargo sentimiento no era fácil de asimilar y el que no fuese correspondido, solo complicaba su pensar. Sin embargo, nada se puede hacer contra eso. Al fin de cuentas, el amor siempre ha sido la perdición del ser humano.

Ahora lo reconocía. Era su culpa por tardar mucho, pero su actitud rebelde solo le traería problemas, no hacia su persona sino hacia él que le gustaba. Demoró pero decidió luchar, lo haría porque lo amaba. Lo protegería fuera como fuera, lastimosamente no pudo hacerlo. La curiosidad que Nagisa sentía hacia él se había marchitado; la semilla que había plantado se había secado.

Tan absorto estaba en sus pensamientos, que sin darse cuenta ya estaba a bordo del avión; si quería nuevamente arrepentirse ya era imposible, la puerta se había cerrado y con ello aquella aeronave iniciaba su despegue.

«Bueno..., creo que es momento de comenzar de nuevo» —se dijo a sí mismo con el fin de animarse.

Trataría de sanar su pobre corazón. Intentaría superar a su primer amor. Olvidarlo no podría, estaba más que claro. Pero hacer que fuera un simple y hermoso recuerdo con el paso del tiempo, no le molestaba en lo absoluto.

°°°

Después de casi trece horas de vuelo, el avión había llegado a su destino. Tomó un taxi a las a fueras del aeropuerto inglés, para así llegar a su nuevo colegio; seguía dudoso sobre su decisión, sin embargo, ya no podía echarse para atrás. Unos minutos más tarde, llegó a su tan añorado destino. Una enorme residencia de arquitectura medieval era la que estaba frente a sus ojos, la cual, desde afuera se notaba sumamente elegante y asombrosa a la vista; pago y se dirigió a la entrada.

Mentiría si dijese que no estaba nervioso, pero aun así no lo reflejaba; subió cada uno de los peldaños hasta llegar a la enorme entrada principal. Toco el timbre y fueron suficientes tres suaves sonidos para que la puerta fuese abierta por un hombre de aproximadamente treinta años de edad, quien vestía un traje de mayordomo; hizo una leve reverencia y lo guio hasta la oficina de la directora. Dos golpes bastaron para escuchar un "adelante", con un poco de nervios entró a la habitación —ya sin la compañía de aquel hombre—.

Era hermosa; la enorme sala estaba decorada como la época barroca, lo cual le daba cierto toque de elegancia y clase. Y no era para más, estaban en Inglaterra. Específicamente en "The Royal Academy of Diamond", uno de los más prestigiados colegios de ese país.

Welcome to "The Royal Academy of Diamond", young Akabane—le dio la bienvenida una mujer de aproximadamente cuarenta años de edad. Su piel blanca, orbes verdes, y el elegante traje sastre color lila que vestía, dejaba contemplar esa esbelta figura y hermoso cabello rubio.

Thank you, Mrs Williams—respondió de forma educada.

...

Posteriormente de la pequeña bienvenida e indicaciones que recibió —por parte de la directora del colegio—, se retiró. No podía decir que le agradaba del todo este nuevo colegio, pero ya no había vuelta atrás; aceptó su transferencia con la condición de que, por solo unos meses debía de comportarse bien. Sería difícil, sin embargo, no quería que le devolvieran pronto, no hasta que lograra superar su amor no correspondido. Y qué mejor manera de hacerlo, si podía vivir en otro país, conocer nuevas personas y tal vez, solo tal vez, poder llegar a amar a otra persona.

Sonrió para sí mismo. Era una locura, pero no una mala idea. Comenzar de nuevo lograría hacerlo una mejor persona o eso pensaba. Siguió su camino sin fijarse mucho en las decoraciones mientras se dirigía a su habitación —la cual le había sido ya indicada—, hasta que choco con alguien.

I'm sorry, I didn't see where it was going—se disculpó inmediatamente una joven, mientras recogía sus papeles del suelo bastante apenada por lo sucedido.

Don't you worry, also was my fault—se puso en cuclillas para así ayudarla con sus cosas—. I'm new here. My name is Akabane Karma. And you, what is your name? —preguntó con una hermosa sonrisa.

M-Miyuki..., Miyuki Walker. Nice to meet you—respondió con una adorable sonrisa y un suave sonrojo en sus mejilla al mirarlo a los ojos.

Karma no pudo evitar sonrojarse un poco al ver el rostro de la joven. Sería difícil sanar su corazón, pero definitivamente, no había sido mala idea comenzar de nuevo en otro lugar.

No lo sabía por completo. Podría decirse que era como un presentimiento, el cual le decía que quizá, solo quizá, esta chica le ayudaría a sanar su corazón y a superar su amor fallido por Nagisa.







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Bueno, aquí con ustedes el antepenúltimo capitulo de esta historia.

Sí, se que muchas estarán con ganas de matarme o incluso preguntándose: ¿que demonios sucedió? —creo—.

Gracias a todas las que votaron, leyeron y sobre todo comentaron esta historia.

Solo nos queda el final y el epílogo, pero les ¡tengo una sorpresa!

Y es.....

¡Que aun no termino ninguno de los dos! 

Por lo que me tendrán que tener paciencia para que lo publique. (U^^)

Por cierto lamento mucho la tardanza, pero estuve demasiado ocupada con la universidad hasta el punto de dormir solo tres horas por día. (;-;)  Si me vieran, parezco zombie o mejor dicho panda con las ojeras que me cargo.

Sin más que decir, gracias —hace una reverencia—, nos leemos luego~.

 Σ ◕ ◡ ◕

Lenguaje de las flores 「Finalizada」Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz