Ayleen Shawn se muda por primera vez a una casa que, al parecer, fue abandonada por motivos desconocidos.
Una cosa que Ayleen adora son los videojuegos, pero tras los grandes destrozos de su antigua casa, la chica perdió su Play junto a sus juegos...
-Cuando me encontraba mal o bajo de ánimos, agarraba mi queridísima Nintendo 64 y me encerraba a jugar estos juegos. Cuando mi padre empezó a actuar extraño y quería que dejara de jugar, hice este doble fondo en mi armario para guardar todo el material. Como Majora's Mask fue el último cartucho que jugué, ha sido el único que pudiste ver pues estaba incrustado en la consola -explicó mientras enchufaba la Nintendo y el nuevo control a ésta-. Vamos, juega -invitó, dándome el primer control.
Imaginé a Ben jugando en cada momento al juego...
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Lo acepté encantada y me senté a su lado. El juego se trataba del clásico Mario Cars. No sabía que antiguamente aún existía.
-Coge unos pañuelos. Ya sabes, para cuando pierdas y desees llorar como una niñita -me avisó.
Abrí mi boca, disgustada tras escuchar aquél comentario.
-Escúchame, idiota, aquí el único que va a perder vas a ser tú. Correrá periodo por toda tu cara, si es que cuando lloras te sale esa viscosa sangre -contraataqué.
Nadie llama perdedora a Ayleen Shawn, nadie subestima a Ayleen Shawn.
-Entonces... -empezó a decir- hagamos un trato. -¿un trato?- El que pierda, será el sirviente del otro durante una semana -propuso.
Sonreí.
-Espero que te agrade el informe de sirviente que te voy a diseñar, Benito... -reí.
-Es mejor que no te adelantes a los acontecimientos, mi sirvienta -respondió de la misma forma.
Ambos miramos la pantalla y el juego empezó.
...
Esto era una maravilla. Yo iba muy por delante de Ben, incluso me daba tiempo de ir al baño y hacer mis necesidades y aún así estar tranquila por que él pudiese adelantarme. Ya se lo advertí. El traje de mayordomo será un desmadre.
Reía sin parar mientras miraba la mirada serena de Ben.
-¿Qué te ocurre, Benito? ¿tienes miedo de atragantarte con tus propias palabras? Mejor, así no volverás a decirme que estás hambriento. No volverás a chafarme más momentos los cuales creía que serían románticos -dije del tirón, sin pensar lo que estaba diciendo.
-¿Momentos románticos? -preguntó confuso.
Me quedé estática. Mierda, lo había dicho todo sin pensar y ahora Ben especularía todo tipo de teorías.
Aprovechando mi confusión, Ben consiguió adelantarme.
-¡Cómo! -exclamé furiosa y empecé a apretar el botón de adelantar con tanta fuerza que acabé estropeándolo- ¡Mierda! ¡esto debe ser una broma! -exclamé exaltada.
De repente, en la pantalla apareció a Yoshi -el personaje de Ben en el juego -siendo ganador.
Me sentí tan mal que, inconscientemente, le asesté con el control en la cabeza a Ben.
-¡Oye! -exclamó dolorido.
-¡Te odio! -grité acalorada.
-¡No tengo la culpa de que seas una mala jugadora! Ah, espera... Sí que tengo la culpa, es que soy muy buen jugador... -rectificó orgulloso.
Apreté mis nudillos.
De repente, Ben hizo contacto visual conmigo.
-Bueno, sirvienta, creo que ya se me ocurre qué podría pedirte...
