Hice lo que Emma me ordenó; después de todo, fue agradable conversar y darme cuenta que su vida no fue fácil –No lo fue en verdad- escuchar todos los problemas que tuvo, esos altibajos fue simplemente algo increíble; ahora puedo decir que la entiendo.
Negué con la cabeza, ahora no tenía tiempo para pensar en eso; me fui a dar una ducha, ya lo necesitaba, me cambié poniéndome lo más cómoda posible y bajé a la sala de estar donde Grace me esperaba con una gran sonrisa y un regalo en las manos.
Sonreí, pensé que no se acordaría.
—Feliz cumpleaños. —Sonrío y me abrazo, el abrazo fue tan cálido, que no me quería separar de ella; y cuando lo hice me di cuenta que a pesar de todo la quería, todos esos problemas simplemente quedaban en el pasado, un pasado el cual no quería recordar jamás.
Me entregó la caja de regalo e insistió en que lo abriera, quería que todos vieran el regalo que me había comprado. Sin negarme, lo abrí y fue hermoso. Era una caja de música, un delfín llamaba la atención y era del tamaño perfecto para encajar en mi mano.
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—Gracias, es hermosa Grace; en serio te lo agradezco —Sonreí y ella hizo lo mismo.
—Cuando este sola escucha la melodía, sé que te va a encantar —Murmuró y volvió a abrazarme.
Camine junto a los demás y cada uno de ellos me deseo feliz cumpleaños con una sonrisa calidad, menos Ian, él debía tener algo realmente grande en mi contra. Si me había deseado feliz cumpleaños, pero sentí su frialdad y compromiso palparse hasta cada una de mis células.
Esa noche Nathan había preparado deliciosos platillos y comimos en armonía, ya hasta había olvidado esto, el comer en la misma mesa entre risas y bromas. Me cantaron "feliz cumpleaños" con una tarta que fue preparada por Anneleigh, la cual estuvo deliciosa y al finalizar me sentía tan agotada a pesar de que casi era media noche.
Bostecé por tercera vez y todos rieron por eso.
—Deberías ir a dormir, Irasema. —Dijo, Alisson, sosteniendo una copa de vino de sus manos —Estas cansada. Además, aguantaste a soportar nuestras bromas por unas buenas horas, eso no lo hace cualquiera —rio.
Sonreí.
—Gracias por esto... No tenía planeado hacer nada por todo lo que está pasando. —Volteé a ver a Yulissa. Ella debe estar muriéndose de preocupación y a pesar de eso me deseo lo mejor este día, pero cada día se miraba más cansada de todo, no me imagino la terrible preocupación y dolor que debe de sentir al levantarse cada día y pensar que su hija está en manos de esa víbora.
—No te preocupes por eso. —Yulissa bajó el rostro debido a las lágrimas que se llenaron en sus ojos. —Sigue siendo difícil para mí, pero es tu cumpleaños y debíamos festejarlo; aunque sea partir un pastel.—Respiró profundamente y continuó— Además, estoy segura que encontraremos a mi hija, no por algo estamos todos aquí.
