Chicas Rosas

27- Cosas estúpidas que suele hacer la gente

Capítulo 27-Cosas Estúpidas Que Suele Hacer La Gente

Esa misma noche, cuando Chase se había quedado dormido entre sus lágrimas, John entró por la puerta de la habitación. Llevaba una manta, y una bolsa de cartón.

Y yo no sabía qué hacer.

Siempre me pasa que cuando sé algo nuevo de una persona, instantáneamente la veo con otros ojos. Es como que ya no la conozco. Como si no pudiera unir a la persona que está frente a mis ojos con la persona de la que Chase me había hablado hace rato.

-Hola-Me dijo con una sonrisa. Yo me le quedé viendo un segundo, mientras imaginaba una dramática escena en la que con lágrimas en los ojos le gritaba "Tú la mataste" a Chase.

No servía para eso de minimizar todo, pero me trague mis comentarios venenosos hacia John por ser tan idiota.

-Hola-Dije con un hilo de voz. Se sentó en el sillón para visitas y acomodó su bolsa en un costado.

-¿Cómo has estado?-Me pregunto con una sonrisa. Esa típica de los Rowling. Y yo les juro que hacia lo posible para que su voz me sonara normal, pero no podía.

-Bien.-Dije. Empecé a buscar algo que hacer para no tener que conversar con él, o, por lo menos, no mirarlo a los ojos. Así que agarré el control del televisor y me puse a buscar una película, o algo. La verdad que eran las nueve de la noche, y no tenía nada de sueño. Quería de verdad hacer como Chase y quedarme dormido.

Pero supongo que no tenía ningún fantasma del pasado al que recordar para quedarme dormida entre mis lágrimas. Así que no me quedó más remedio que seguir buscando algo pasable para ver, y en lo posible ignorar a John y todos los pensamientos sobre el de mi cabeza.

-¿Sucede algo?-Me pregunto mientras yo seguía buscando. Lo miré por un segundo con el ceño fruncido.

-No.-La respuesta me salió sin que yo la procesara. Tenía esa manía de nunca decir la verdad con este tipo de preguntas, pero no era que estaba años pensando en que me convenía responder. Oh, no. Yo tardaba un nanosegundo en decir "No.". Así que como pocas veces en mi vida (aunque de todos modos ni lo pensé) cambie mi respuesta.-Okey, sí.

-¿Quieres...hablar de eso?

La verdad era la siguiente: tener a John Rowling como mi psicólogo no resultaba la mejor idea en este caso en particular. Es como decirle a tu mamá que el problema de que seas un hijo tan rebelde es su culpa. ¿Cómo podía siquiera empezar? "Oh, ya sabes, lo normal, resulta que Chase me acaba de contar que te has pasado casi diez años repitiéndole que es su culpa que su madre este en una tumba bajo la tierra. Ya sabes, lo de todos los días". Simplemente, no había forma de que dijera eso con un mínimo de tacto. Era básicamente imposible sin decirle que lo odiaba, o algo por el estilo. Así que básicamente dije:

-No creo que el tema sea de tu agrado...-Si, creo que esa fue una buena respuesta. Aunque, ahora que lo veo desde otro ángulo, no había forma de que todo fuera por el buen camino. En el momento en el que cambie mi respuesta, todo se complicó.

Y ahí es cuando entendí porque los adolescentes nunca dicen lo que de verdad les pasa: saben que es para problema.

-Oh, espera... ¿Es de eso de las mujeres?-Rodé los ojos. Aunque en realidad, no sé de qué me sorprendía: estaba hablando con un chico. Y más específicamente: con un Rowling.-Entiendo, no es eso. Entonces... ¿Qué es?

-Es que...de verdad, no es buena idea hablar de esto.

-Kate, tranquila, puedes decirme lo que sea. Pero, si estas enamorada de mi hermano, eso se lo dices a mí.-Y yo les juro que si tenía los dos pies en condiciones, le pegaba hasta que muera desangrado, pero no lo hice.