Capítulo 6

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VI




Durante las poco más de seis horas que duró el programa, siete hombres del 9 fallecieron víctimas del ataque de los androides. Tres de ellos regresaron a la cubierta médica en estado muy grave, pero nada podrían hacer los doctores de abordo para salvarles.

Los otros cuatro ni tan siquiera tuvieron la oportunidad.

Kriegger informó a todos los praetores tras enviar un serio comunicado al káiser relatando lo sucedido. Poco después, éste se limitó a restar importancia concluyendo el caso al tachar de error humano lo acaecido. Además de ello, ofreció la posibilidad de someter al instructor Obel Lykke a un consejo de guerra, pero tras analizar detenidamente las grabaciones, Kriegger rechazó la propuesta. Obel no había actuado con anterioridad por la simple razón de que, en su pantalla, las imágenes mostraban una realidad en la que los pasillos vacíos y silenciosos de la fortaleza estaban tranquilos.

A las preguntas sobre la preparación del programa, Obel respondió como solía hacer, con los registros como prueba de su buen hacer. Kriegger los revisó todos con detalle, y tras verificar la versión del instructor, envió los datos a los occulus de a bordo para que analizaran si había habido algún indicio de ataque externo. Unas horas después, descubriría que así había sido. Una señal externa había logrado burlar las defensas de la Valkirie y acceder a la base de datos del programa. Una vez dentro, había variado los valores de las memorias de los androides para provocar el desastre, confirmando así la teoría del boicot.

Boicot. A Lucius le parecía demasiado casual que diez años después de Stintos II se diese algo así en su recreación. Muy a su pesar, poco podía hacer al respecto a parte de ordenar aumentar las defensas.

Más tarde, ya con todos los datos existentes sobre el caso entre manos, reunió de urgencia a los líderes del 9, a los praetores, y a los doctores en una de las salas de reuniones.

—Tenemos un problema —anunció con tirantez sin mirar a nadie directamente a la cara—. Y es un problema bastante grave.

De la compañía del 9, Kriegger había elegido como representantes a Morten Ravenblut, el captain Adler Braven y Metsa Goldblum. A parte de ellos, también habían acudido todos los praetores con sus respectivos captains y el Capitán de la Valkirie, Ahkner.

—Es la primera vez que sucede, praetor —se disculpó el Capitán, con la mano sobre el pecho—. Le aseguro que no se va a volver a repetir. Voy a investigar personalmente el caso, palabra.

—Se lo agradezco, Capitán, pero tengo la sensación de que este ataque es algo que ni tan siquiera nuestra tripulación podría haber detectado —se sinceró Kriegger para sorpresa de los presentes—. Llevo horas reflexionando, y necesitaría que me aclare unas cuantas cosas, por favor.

El segundo de Erich Imya, el captain Kenneth Birgman, aprovechó la breve pausa para intercambiar un par de confidencias con su superior. A diferencia del resto de presentes, Erich y Kenneth parecían tan angustiados por lo acaecido que no descartaban la posibilidad de borrar de sus entrenamientos el programa de Stintos II.

—Adelante —le invitó Ahkner.

—¿Qué clase de personas podrían estar detrás de este boicot? —preguntó abiertamente—. Piratas tecnológicamente muy avanzados, sí. Se dice que existen, y aunque nunca nadie los ha visto, aceptamos su existencia. De acuerdo, pero a parte de ellos, ¿existe alguna otra persona o agrupación con posibilidad de acceder a nuestras redes?

Sujeto 5.555Donde viven las historias. Descúbrelo ahora