Pasó la toalla sobre la frente perlada, luego por el cuello largo hasta repasar los hombros con una caricia, recibió un suspiro como respuesta a tales atenciones. Unas manos traviesas se posaron sobre la estrecha cintura acariciándole bajo la camisa desabrochada y mojada con algo de sudor. Un pequeño gemido brotó de aquellos labios abultados cuando un roce se hizo presencia sobre ellos.
Las sonrisas no se hicieron esperar, la complicidad de sus actos lo delataban.
El día era caluroso, si en el exterior la humedad era pesada, no se podía esperar nada de aquella habitación donde había un improvisado camarín para poder cambiarse de vestuario. Por suerte no había nadie en el lugar, de lo contrario no podrían tener aquel momento íntimo, donde las muestras de afecto eran cosa de todos los días. La relación de pareja que tenían no era un secreto para nadie, pero tampoco se exponían demasiado en público. Había que guardar las apariencias, lo habían aprendido durante estos largos años.
La vida de un idol no resultaba ser muy sencilla, un pequeño error que no agradaba al público y podía ser perjudicial para todo el grupo.
— Ya tengo que cambiarme, se me hará tarde.
— ¿Te ayudo?
— No soy un bebé, puedo cambiarme solo — dijo levantando una ceja como si eso fuera obvio.
— Eres mi bebé ¿No?
— Tonto —respondió yendo a buscar el vestuario que tenía que ponerse para la próxima presentación, que no era nada más que su solo. Y tenía que afirmar que la vestuarista se había lucido.
MinHo también iba a cambiarse, aunque aún faltaba para que ellos se presentaran como grupo, no quería perder tiempo, aparte de que siempre le gustaba ver las presentaciones en solitario de TaeMin. Amaba verlo en el escenario, se transformaba en un TaeMin distinto a lo que solía ser tras bambalinas.
Y bueno también tenía que admitir que en cierta forma le hacía subir la temperatura, (información que nunca revelaría, TaeMin podía aprovecharse de ellos. Aunque tenía la sospecha de que ya lo sabía). No lo avergonzaba, pero se sentía estúpido al verse tan débil ante su novio. ¿Pero quién podía decirle lo contrario?
TaeMin era un Dios.
Pura sensualidad.
Totalmente perfecto.
El vestuario de TaeMin consistía en pantalones de jeans negros rasgados en la parte de los muslos, cinturón con tachas metálicas y una banda en la pierna izquierda a lo Michael Jackson. Eso podríamos llamar recatado. Se veía sensacional y lo lucía como nadie en aquellas prendas.
MinHo estaba seguro que tenía que mirarlo reiteradas veces para poder hacer fotos mentales.
El problema en cuestión que tenía MinHo era con la parte de superior de la cadera, que era completamente descubierta. Entienden eso, DESCUBIERTA. Esta vez TaeMin iba a usar una camisa negra translúcida con una chaqueta de cuero encima y un tapado para completar el atuendo, un crucifijo y cadenas de adornos.
Esto podría resultar pornográfico para mentes puras.
Se podía apreciar esa pequeña figura, el contraste entre la tela negra y la piel blanca era de ensueño. TaeMin tenía el cuerpo trabajado, sus bíceps eran notorios, no en demasía, sutiles pero si se visualizaban. MinHo quien se había sentado en el sillón relajado, lo observaba embobado. A través del reflejo del espejo podía ver los pezones marroncitos, pequeño, redonditos.
Se le estaba haciendo agua la boca.
Por algo era su presentación favorita, TaeMin mostraba mucha piel.
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Danger
RomanceA MinHo le encanta ver a TaeMin bailar "Danger" ~2Min~ Registro de propiedad Safe Creative: 1509175181235