CAPÍTULO 9

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Raven,   Luna y Anya, las amigas de Lexa,  todas sabían de la afición por la  literatura de su amiga.  Cuando les contó que se había decidido a  publicar un relato en una página de internet todas se pusieron contentísimas.  Pero no consiguieron que Lexa les dijera de qué página se trataba.  Era tan pudorosa;  decía que se moriría de la vergüenza si ellas leían sus cosas,  e internet le daba ese punto de  anonimato que ella necesitaba para animarse a compartir lo que hacía.  Al fin y al cabo eran personas desconocidas las que iban a juzgarla y si bien le encantaría que sus historias gustaran, si no era así, la  sensación de fracaso y rechazo sería menor que, si las defraudadas  fueran las personas que ella más quería.   Le preguntaron si le había dicho algo a Clarke y respondió que no, pero que lo haría.


Cuando Clarke llegó al periódico todavía tenía esos sentimientos  contrapuestos respecto a lo que Lexa había hecho.   Por una parte  estaba la alegría de comprobar en el texto escrito por su chica, que  esperaba un final feliz con ella   y por otro lado, estaba la pequeña  decepción que suponía que Lexa no hubiera querido compartir ese  aspecto de su vida con ella.  Cuando esa noche volvió a su casa,  se  encontró a su novia recién duchada y comenzando a preparar la cena.

-(Clarke se acercó a Lexa  y depositó un beso en sus labios)  Hola mi  amor,   ¿qué tal ha ido tu día?    -le  dijo Lexa degustando la suavidad de los labios de la rubia sobre los  suyos.

-Uf,   hoy estoy muy  cansada,  acabo de salir de una reunión pesadísima y solo tengo  ganas de relajarme un poco. ¿Has salido a correr?     -le  preguntó a su princesa de ojos verdes.

-Claro, como siempre.   Anda,  ve si quieres a la ducha y ponte cómoda  peque,   yo me encargo de la cena   -le  propuso dulce Lexa.

(Clarke se abrazó a  ella)  Ummm,   me vas a mal-acostumbrar si me mimas tanto...   -dijo  casi ronroneando  mientras seguía abrazada por detrás a su chica,  apoyando el rostro en la espalda de Lexa, embriagada con su perfume.

-(Lexa se dio la vuelta,  tomó el rostro de Clarke con ambas manos y la besó suave en la  nariz) Solo lo que te mereces,  mi vida    -le susurró.

Clarke se duchó,  se  puso cómoda y se sentó a cenar con Lexa.   No se podía sentir más  querida. La castaña de mirada esmeralda no consintió que recogiera  la mesa y le insistió para que se sentara tranquila en el sofá  mientras ella arreglaba la cocina.  Cuando acabó y se sentó con  ella,  Clarke, mimosa,   se le echó encima y Lexa le abrió sus  amorosos brazos cobijándola entre ellos.   Estaban viendo una serie de  televisión que a ambas les gustaba.

- ¿Sabes?     -comenzó  diciendo Lexa-.  Tengo que decirte una  cosa,  pero me da un poco de vergüenza.   El otro día mandé un  pequeño relato a una web de internet y lo han publicado.

-¡Pero eso es  estupendo!    -exclamó  Clarke.

-Sí estoy  contentísima, la verdad    -dijo  esbozando una franca sonrisa.

-Bueno,  a ver si voy a  tener que empezar a pelearme con tus admiradoras...    -le  dijo Clarke en tono jocoso.

-¡Qué tonta eres!     -le dijo Lexa-.     Qué admiradoras ni  qué gaitas.  Ni siquiera sé si alguien lo ha leído.  De todas formas  no creo que le guste a mucha gente.   Allí escriben muchas personas y  algunas lo hacen francamente bien,  con historias que atrapan, con  muchos giros argumentales...  Y ya sabes,   yo soy del tipo comedia  romántica,  con enredo predecible y final feliz.

AACLARKE (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora