Entre rejas

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Lugar: Prisión de alta seguridad Inquisitor. Texas.

Nombre: Connor Mayson.

Edad: 39

Altura: 1'87

Peso: 97 kg

Decicación: Presidiario condenado a muerte.

Connor dirigió su mirada al patio de la prisión Inquisitor, hacia una buena mañana, el sol brillaba alumbrando las canchas donde negros e hispanos jugaban un partido de baloncesto.

Esa escoria siempre ocupando la cancha, pensò Connor.

El astro Rey calentó su cabeza rapada al cero y una buenisima sensación le recorrió el cuerpo al sentir los calidos rayos, después de 3 días en la celda de castigo, humeda, fria y oscura eso era un grandisimo regalo.

Tres días de reclusión y castigo en aquella celda, entre ratas, bajo miles de goteras, todo por culpa de aquella escoria negra. Tres días atras le habia abierto la cabeza a Nigel, un negro bajito que pertenecia a la banda de los de color de la prisión por haberle mirado mal en las duchas.

Connor habia sido condenado y encerrado hacia 10 años, cuando el tenia 29.

Fué judgado por el asesinato de 57 personas a lo largo de cuatro años.

Esas personas se lo merecian, o eso pensaba el, jamas habia dejado una prueba, nunca.

Se habia ensañado con sus victimas, las habia dejado irreconocibles.

Connor era un asesino en serie, le daban fuertes ataques de ira y bastaba molestarle con algo insignificante, una mirada o hablarle con un tono de voz que el considerase inapropiado, para que aquel asesino pasara a la acción.

Nunca le habrian pillado, era un experto en el crimen, pero el fallo fué su ego.

A Connor le gustaba presumir de sus acciones, le hacia sentir poderoso y cometió el error de contarselo a Grady uno de los pocos amigos que tenia.

Grady fué detenido tras una pelea que acabó en asesinato, la policia le convenció para chivarse de todo delito que conociera sobre personas de su entorno y aquel cabron sopló.

Ese cerdo fué puesto en libertad y estaba en el programa de protección de testigos. Pero ni eso logró parar la cruel venganza de Connor, quien al enterarse de que habia soplado, logro colarse en su dormitorio y pillar a ese cerdo desprevenido. Los llantos agonicos de Grady no pararon las manos asesinas de Connor, el cual se ensañó con el como no habia hecho con nadie antes. El cadaver de Grady quedó hecho una masa irreconocible de carne y sangre.

Connor fué detenido y culpado por los 57 asesinatos cometidos y condenado a la pena de muerte. Moriria en menos de 4 meses.

Al ingresar en prisión Connor no sentia miedo, se pasaba el día en el gimnasio, levantando pesas, haciendo flexiones y abdominales y habia conseguido una masa muscular enorme, era una autentica bestia, una mole.

Pronto la hermandad aria de la prisión Inquisitor le invitó a ir con ellos y al cabo de 5 años Connor era un autentico Neonazi, pensaba como ellos, tenia el cuerpo lleno de tatuajes sobre todo su brazo derecho, de estos destacaba una Esvastica en su pectoral derecho, la calavera de las brigadas Totenkopf en el izquierdo ademas de runas ovales y algun otro simbolo Hitleriano.

Debido a su agresividad, su frialdad y su grandiosa fuerza al poco tiempo de ingresar se convirtió en el lider de la hermandad.

Connor buscò con la mirada las pesas y por suerte las encontró vacias. Con paso lento se dirigió hacia ellas remangandose las mangas del mono de presidiario naranja.

Comando Éxo-ratasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora