Mystic Messenger One-shots [español]

;fragmentos tristes

Son dos fragmentos del prólogo de una historia que anulé porque se me ocurrió algo mejor we.

S.

Odiaba esa frase, mas tuviera la clave para cambiar las cosas, revertir el final, dar una oportunidad más a un corazón débil y sensible.

Odiaba recordar lo que fuese con detalles.

Odiaba recordar cada palabra de la discusión que tenía con lo que alguna vez fue su juguete de bromas -aunque la verdad el otro estaba defendiéndose, nunca sabía dar una pelea a base de palabras-.

Odiaba saberlo todo.

Por ella había gastado horas tratando de cambiar el rumbo del destino, buscando encontrar una solución alterna, una forma de vencer los límites ficticios. Sabía todo de principio a fin. Conocía muy bien cuáles eran sus pasos, sus decisiones antes de pronunciarlas, la hora en que se levantaría. Pero nada era de utilidad para el último momento. Los mensajes de advertencia, las "premoniciones"... a los minutos siguientes tenía otro final devastador. Todo lo que dijera no servía, terminaba a la merced de otra tortura.

¿Cuál era la clave? Lamentablemente no podía recurrir a los programas ilegales y los códigos para violar la seguridad.

Sin embargo, y aunque lo mantenía escondido, tenía una posible solución. Esta resolución venía con un costo muy elevado y otro final trágico, pero ella finalmente sería feliz.

En poco tiempo comenzaría una vez más el bucle de la perdición, una chance más para jugarle a la suerte y ver si lograría desbloquear el final secreto.

Esta vez estaría dispuesto a dar todo por ella, hasta su propia vida.

Y.

Nada es casualidad, todo sucede por algo.

Aprecia cada momento.

Vive la vida.

Ama, como si aquella persona lo fuera todo.

Ríe, aunque ese chiste fuera tan malo.

Llora, libera todas las angustias para volver a sonreír.

La alegría desafía al tiempo, los momentos hermosos duran eternidades en el baúl de los recuerdos.

Por más veces similitudes que encontrara, por más frases que dijera, por más sentimientos que expresara, ella siempre sería única. Única en todas; nadie podría llegar a razonar como ella, nadie vería la vida como ella, nadie sabría darle a él las respuestas que lo guiarían hacia la decisión correcta como ella...

Aunque él fuese la viva imagen tangible de la humildad y la inocencia, la madurez de su corazón era más fuerte que aquel hombre que llegó a experimentar todas las relaciones posibles. No estaba intoxicado por la maldad, ni los romances cortos lo influenciaban a estar en la moda; él vivía el amor a su manera: utilizaba todo su aprendizaje, toda la habilidad que había estado adquiriendo, para prepararle la mejor cena. Cada cena era especial, siempre temía por el día de mañana, la razón por la cual preparaba con todos sus esfuerzos la mejor comida. Él no necesitaba complacerla sexualmente, solo bastaba con apretar el botón del control remoto para disfrutar de una película juntos en un día de lluvia. Ambos disfrutaban del cariño y la ternura, las palabras y los mensajes, las sonrisas y llantos.

Cada día iniciaba sesión en alguna red social...

Solo para volver a leer sus mensajes y escuchar su hermosa voz.

El destino es inevitable, la protagonista muere de una forma u otra. Solo se puede evitar si otro se sacrifica por ella, y es ahí cuando Seven se cansa de la misma historia tratándola de salvar y muere por ella.