4

3.3K 283 26
                                    

Dieciocho años

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Dieciocho años

Había compartido con Adam cada momento de mi vida. El me cuidó el día que tuve mi primer período. La primer borrachera la tuvimos juntos. Me enseñó a manejar, me dejó dormir en su casa cuando discutía con mis padres. Nos ayudabamos mutuamente en la escuela e íbamos juntos a todos lados. Yo estaba completa e irrevocablemente enamorada de el.
Aunque éramos muy opuestos nos complentabamos perfectamente. El era muy devoto a su religión, ayudaba en la iglesia, hacia tareas comunitarias y siempre ayudaba a los demás. Siempre fué una persona con un corazón más grande que el mismo. Yo no sabía que hacer con mi vida. Me gustaba el arte, pintaba y realmente era muy buena, pero no lograría vivir de eso. Así que buscaría una profesión que me dé dinero para poder vivir sola e independizarme. Estaba pensando en algo como contabilidad, no era una pasión, pero me gustaba y era realmente buena con los números.
Ambos estábamos marcando nuestro rumbo. Nuestro camino a seguir, queríamos pasar el resto de nuestras vidas juntos, pero sabíamos que no era posible, debíamos madurar y aceptar nuestras responsabilidades. La escuela secundaria había terminado.
Las vacaciones de verano. Mejor dicho, nuestras últimas vacaciones juntos, pasaron volando. Es increíble como cuando uno es muy feliz, el tiempo pasa más rápido, cuando queremos más que nada en el mundo que se detenga en ese justo instante de felicidad.

Sabía que estaríamos separados. Sabía que el estudiaría lejos de mi y todo sería más difícil. Aún así quise intentarlo.
El tenía que saber lo que yo sentía. Lo había amado toda la vida y nunca tuve el coraje de decírselo. Después de besarnos por primera vez a los doce años, parecía que ambos esperábamos al otro. Ninguno logró tener una relación seria con alguien o incluso enamorarse. Sospechaba que el también sentía algo por mi. Pero si lo hacía, lo disimulaba muy bien.

Recuerdo esa noche como si fuera hoy. Decidimos hacer un viaje a la playa juntos, sabiendo que nuestro tiempo compartido pronto se acabaría. Nos quedamos en una cabaña. El lugar era maravilloso.
Esa noche estaba dispuesta a decirle lo que sentía.
Pero lo que yo no sabía es que el también tenía algo que confesar...

Estábamos disfrutando de una cerveza en el frente de la cabaña, y el habló.

-Julia, tengo algo que decirte.

-Dime-respondí, ansiosa.

-Quiero ser sacerdote. Creo que he nacido para serlo. Sabes que la religión es algo muy importante en mi vida, y como me gusta ayudar a la gente. Creo que es lo mio, ya sabes. Al terminar la universidad, y obtener mi título en teología y filosofía, iniciaré el seminario para convertirme en sacerdote. He encontrado una universidad en Madrid, una universidad católica, en la que puedo desarrollarme como cura, mientras curso mis estudios y eso me dará buenas referencias. Además de una excelente oportunidad de aprendizaje.

Eso de ningún modo me lo esperaba. Sabía de su vocación y su afán de ayudar al otro. Pero no creí que quisiera convertirse en un sacerdote. Eso solo lo alejaría más de mi.
Además no hablábamos de unos pocos kilómetros. Entre Buenos Aires y Madrid había un océano de distancia. No lo soportaría. Lo perdería para siempre.
Las lágrimas empaparon mi rostro, me sentía fatal. Creo que mi corazón se rompió ese día,dejando una cicatriz invisible, incurable.
Era mi oportunidad de confesarle mis sentimientos.
Pero por otro lado quería que siga su camino. El tenía razón en una cosa, el había nacido para esto. No iba a detenerlo. Pero el debía saber.

-Por favor Julia no llores-dijo abrazándome. Pero lo que pedía era imposible.
Lloré más al ver sus lágrimas, cayendo por sus mejillas.

-La idea de dejarte, esta matándome. Pero nos vamos a mantener en contacto, siempre alguno de los dos podrá viajar a ver al otro. Esto no es el fin, Julia.

-Yo... Te amo, Adam. Te he amado desde el primer día que te vi. Eres el amor de mi vida. Siempre soñé con casarme contigo. Con vivir contigo para siempre. No se que haré sin ti. No podría amar a nadie más-mi voz se quebró por completo al terminar mi Confesión.

-Sabes que también te amo. Mi amor por ti es lo más puro y hermoso que he sentido. Pero también lo es mi unión con Dios. Es mi sueño, Julia. Quiero que sigas adelante sin mi. Se que te esperan grandes cosas. No creo que yo sea lo mejor para ti. Te mereces algo mejor.

-No es verdad, tu eres lo mejor para mi.

Y lo siguiente que pasó, no me lo esperaba. El tomó mi rostro entre sus manos y me besó. Me besó con fuerza, con pasión. Nuestras lágrimas regaban nuestros labios. Fué y será el beso más hermoso que alguien me haya dado.
El tomó mi mano y nos dirigimos hacia dentro de la cabaña. Sin dejar de besarnos nos dirigimos hacia la habitación, dejando nuestra ropa en el camino.
Nunca habíamos hecho el amor. Siempre supe que sería con el. Siempre quise que sea el.
El depositó besos en todo mi cuerpo y sus caricias me hacían estremecer. Mi cuerpo se retorcía ante su tacto.
Entró en mi con delicadeza, como si yo fuera una frágil muñeca a punto de romperse. Fue el momento más maravilloso de toda mi existencia. Nunca lo olvidaría.
Nuestra despedida fué lo más hermoso y lo más triste que me sucedió en la vida.

Votos De Amor © (Terminada, En Edición)  Where stories live. Discover now