Prólogo.

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Primer día de clases. Primer día de cárcel. Primer día de estudios. Y primer día del año para los cotilleos.

Como cada primer día, me levanto a las cinco y media. Una hora y media para alistarme y entrar a las siete en punto. ¿Injusto? Claro que si. Pero si quieres seguir estudiando en esa institución es mejor evitar las faltas.

Con toda la pereza del universo, me levanto gracias a los gritos de mi amada madre. Unos hermosos gritos que dicen: "¡Levantate ahora mismo! ¡Niños a levantarse! ¡Malditos holgazanes, a su padre tenían que salir! ¡Sin quejas, amor, pero tu eres mas holgazán que los niños!'' Sin olvidar el mejor momento en el que entró a mi habitación y empezó a hacer ruidos con los utensilios de cocina.

Agradezco que normalmente solo son las primeras semanas de clases. Por que no soportaría el semestre así.

Observo la ropa que estaba en el escritorio. Doblada y en perfecto orden, ropa interior arriba, camiseta y un pantalón corto. Elegida la noche anterior por órdenes de mamá.

Con un suspiro me encamino a la ducha con la ropa en un brazo.

Ya dentro de esta, me desvisto y entro. No sin antes fijarme que el agua este tibia.

Y como en cada ducha de siempre, me siento en la bañera, dejándome llevar por la tranquilidad del silencio. Llevándome a mi mundo de pensamientos.

Otro asqueroso año nuevo. Donde las etiquetas están presentes. Los deportistas; populares, animadoras; populares, estudiosos; nerds, y yo; la chismosa.

No niego que adoro enterarme de todo. Pero vamos, ¿a quién no le gustaría enterarse si dicen algo sobre ti?

Me undo en el agua, aguantando la respiración hasta que mis pulmones piden a gritos el oxígeno.

Al acabar la ducha, me enrollo en la toalla blanca, con un nombre en la parte delantera, arriba. Con letra cursiva se encuentra mi nombre: Maia.

Me visto en el mismo baño. La camiseta manga corta de color azul marino, la meto por debajo del pantalón corto de color negro. Me peino mi pelo rubio, al parecer, hoy había decidido ponerse rebelde. Con muchos tirones de pelo y algunos perdidos, lo dejo al fin liso.

Salgo del baño, dejando salir el vapor que se había mantenido. Al momento fui empujada a un lado por alguien. Manteniéndome de pie después de equilibrar para no caerme,  fui nuevamente empujada. Se escuchó un grito de desesperación, proveniente de la última persona que me empujó.

Luke Johnson, alias mi hermano. Probablemente Jack había entrado antes que él a la ducha. Jack Johnson, alias mi otro hermano. Con mis diecisiete años de edad, esta pelea por la ducha había sido siempre.

Jack se tardaba más que todos. Según el: "La belleza cuesta". Portando la etiqueta de capitán de fútbol americano llegando a ser la cima de populares.

A diferencia, Luke, no tardaba tanto. Es más, era el más rápido. Según el: "Me ducho más rápido, por que no sabes cuando puedes recibir la carta de Hogwarts". Teniendo la etiqueta de "rarito". Llegando a ser una de las burlas del Instituto.

Y por último yo. No era rápida, pero tampoco tardaba tanto. Y mi única frase era que utilizaba la ducha para pensar. Tenía la etiqueta de "la de los chismes". Prácticamente me sentaba en el comedor junto a Jack. Los populares.

¡Esto es chisme!Место, где живут истории. Откройте их для себя