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Tengo la suerte de que la casa de Marcus está a solo 2 calles de la mía, gracias a ello solo tardé alrededor de 15 minutos en llegar al pórtico de mi casa y cruzar la puerta, antes de comenzar a hacer cualquier cosa me aseguro que no halla quedado nadie dentro de la casa, reviso cada rincón de la sala de estar, la cocina y el comedor, nada, subo las escaleras y entro al cuarto de mis padres, nada, prosigo a chequear la habitación de mi hermano, nada, paso a mí habitación, nuevamente nada, ya que estoy completamente seguro de que en la casa no hay nada más aparte de mí presencia, tomo las llaves del sótano que están escondidas dentro de una pequeña caja detrás de la mesa de noche que está junto a mi cama y bajo las escaleras lo más rápido que puedo, tengo la gran fortuna de que hace 6 años mí padre perdió la llave del sótano, pasó semanas buscándolas por toda la casa y nunca dio con ellas, un día llego a considerar romper la cerradura y reemplazarla por una nueva pero ya que nadie guardaba nada importante ahí debajo decidió dejarlo como estaba, unas 2 semanas más tarde EL - que en ese entonces vivía con nosotros - encontró la llave cerca de uno de los arbustos que estaban plantados en el patio trasero, un día, cuando estábamos solos dentro de la casa, abrió la puerta del sótano y según el vio "un paraíso en el cual podía complacer sus antojos" así que puso manos a la obra. De la nada comenzaron a llegar camiones, casualmente solo llegaban cuando estábamos solos, de ellos, un grupo de hombres bajaba camas, mesas, tableros, estantes e incluso muebles, luego compró mucha pintura roja, cada vez que mis padres se marchaban de la casa EL bajaba al sótano y pintaba las paredes y el techo, luego de terminar con eso nunca me dejó ver lo que hacía ahí debajo; pasaron los meses y siempre que mis padres se marchaban llegaban variedad de mujeres, de todos los tamaños y razas, EL bajaba con ellas hasta el sótano y pasaban horas encerrados ahí dentro, siempre tuve la curiosidad de que era lo que hacían ahí, de que hacían esas mujeres con el o de lo que el hacía con ellas, por momentos pensé en contarle a mis padres el secreto que guardaba tras esa puerta, pero EL era muy agresivo y temía que por haber ido de bocon con mis padres me hubiese agredido, tonto ¿verdad?

Pasó mucho y el seguía haciendo lo mismo, hasta que llego un tiempo en el que ninguna mujer cruzaba la puerta de la casa a excepción de mí madre, EL desesperado y muy enojado entró a mí cuarto y me pidió que lo acompañara, yo hice caso omiso, me llevo hasta la puerta del sótano y fue ahí cuando supe que por fin vería lo que tanto anhelaba ver, por fin tendría conocimiento del secreto que ocultaba EL detrás de esa cerradura, por meses imaginé muchas cosas pero ninguna de ellas se acercaba a lo que vi ese día, una habitación de color rojo muy amplia, con un par de camas de color rojo, unos muebles de terciopelo, rojos también, mesas de madera, unas mas anchas, otras más largas pero todas pintadas de negro >>Bienvenido a mí paraíso<< dijo el mientras caminaba hacia un armario, lo abrió, y dentro de el ya hacían bien acomodadas varios tipos de fustas y látigos >>Tu vida cambiará a partir de hoy, Adam, conocerás un mundo lleno de dolor y placer, nada será como antes, nada volverá a ser lo mismo...nada<< dijo y se acercó a mi con un látigo en mano, lo pasó por todo mí cuerpo y luego me despojo de mi ropa en un abrir y cerrar de ojos, yo estaba en shock, estaba paralizado, el miedo que corría por mis venas en ese momento no me permitía moverme de donde estaba, de más está decir lo que sucedió después. Fui su sumiso durante 6 años, hubiera sido más tiempo pero semanas después de que yo cumpliera 16 se mudó a Florida, desde entonces no sé absolutamente nada de EL pero antes de irse me dejó la llave del sótano o de lo que el llamaba "su cuarto de juegos", usé el cuarto de juegos por un par de meses con unas cuantas chicas de mí clase que estaban hambrientas de sexo hasta que transfirieron a mí padre a una oficina en Seattle, nos mudamos, vendimos la casa y con ella el "cuarto de juegos" que tuve que desmantelar días antes de la mudanza, no podía arriesgarme a que alguien se enterara de que manteníamos relaciones sexuales muy fuertes con daño físico severo y traumatico en el sótano de nuestro hogar; por pura casualidad de la vida, la casa que mí padre compró en Seattle también tenía un sótano así que me las arreglé para hacer que la llave "desapareciera" - la escondí dentro de mi armario durante una semana - hasta que mí padre se dio por vencido, también pensó en cambiar la cerradura pero luego lo olvido, comencé a trabajar en un pequeño Starbucks para comprar todo lo que necesitaba para volver a construir el cuarto de juegos, me tomó varios meses pero pude hacerlo, desde entonces lo usé con Kendall, una pelirroja de aspecto sensual que conocí en el aeropuerto de Seattle, al verla inmediatamente supe que quería tenerla sumida bajo mis sabanas, coquetee con ella hasta que por fin la enganché, intercambiamos números telefónicos y henos aquí, teniendo sexo brutal por sexta vez.




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