EPÍLOGO

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-Pasajeros por favor abróchense los cinturones. El vuelo con destino a Londres esta por despejar. –la voz del piloto resonó en todo el avión.

-tengo miedo. –susurró Jun intentando abrochar su cinturón inútilmente.

-tranquilo Jun. Este avión es el más seguro que puede haber.

-no lo creo. Somos los únicos aquí. Aun no comprendo porque hizo el anuncio en altavoz solo a dos ocupantes.

-yo tampoco lo sé. Debe ser la costumbre. Él era piloto de una gran aerolínea hasta que mi padre le ofreció pilotar sus aviones privados.

-permítame ayudarle. –una voz femenina se escuchó al tiempo que una delicada mano se posicionó en el abdomen de Jun.

-Ah! –gritó alejándose lo más posible de su toque.

-disculpa. –Eli la alejó, despidiéndola con cortesía. –yo me encargaré de esto. Puedes retirarte.

-sí. Cualquier cosa que necesiten solo presione el botón amarillo en sus asientos. –ella desapareció en la cabina del piloto.

Eli ayudó a Jun susurrándole palabras tranquilizadoras hasta que el empezó a salir de su estado de shock, Eli intentaba con todas sus fuerzas no golpear algo. No soportaba el hecho de ver a Jun en ese estado de pánico constante.

Cuando Jun comenzó a tranquilizarse le ayudó abrochándole el cinturón y regresó a su asiento que se encontraba frente a él.

-¿Qué ocurrirá cuando lleguemos a Londres? –preguntó Jun mirando por la pequeña ventana a su izquierda.

-¿Qué quieres decir?

-Es solo que...

El avión comenzó a alzar vuelo y Jun se sostuvo con fuerza en su asiento. Sus nudillos se pusieron blancos por la presión ejercida. Lentamente el avión comenzó a estabilizarse en el aire permitiendo a Jun volver a hablar.

-no quiero que me vean como un fenómeno nuevamente... que pasaría si alguien llegara a tocarme. Yo no sabría qué hacer.

-lo resolveremos Jun. Yo estoy contigo. No permitiré que nada malo te ocurra.

-la última persona que me prometió eso terminó ayudando a un demente a torturarme.

-yo no soy él. –dijo tenso Eli, causando que Jun lo viera detenidamente. –yo no te engañaré. No me pongas en el mismo nivel que él.

-yo... lo siento... no quería decir eso... solo... crees que pueda curarme.

Eli suspiró. No debía meter sus sentimientos unilaterales por Jun en este momento. Él ahora debía apoyarlo, no darle más problemas con sus sentimientos.

-creo que lo conseguirás. –afirmó. –eres más fuerte de lo que piensas Jun. Lograrás superar esto.

-Lograremos hacerlo ¿Verdad?

-Eh! –Eli lo miró sorprendido. –claro que lo lograremos. –Eli no deseaba que esas simples palabras lo emocionaran pero... A quién quería engañar. Jun lo estaba incluyendo en su vida, en su futuro. Y él sabría aprovechar esa oportunidad.

-sí. –Jun juntó las manos en su regazo, pasando su dedo índice en el anular. Se detuvo cuando no sintió el familiar roce del metal. Bajó la mirada observando que le extrañaba. El anillo no estaba en su dedo. Aunque habían pasado casi tres semanas él aun por inercia hacia lo mismo. Se acostumbró tanto a ese anillo que ahora era como si una parte de él faltara.

Pero en realidad algo de él fue arrancado, extirpado de sus entrañas. Y lo peor es que no podía reclamar. Él había entregado voluntariamente su corazón e incluso su vida a un espejismo.

Eso era todo.

Un anillo con promesas vacías y falsos sentimientos. Solo un objeto que le regaló un traidor.

<<Nunca olvides>>

Apretó sus manos observando como poco a poco desaparecía Seúl entre las nubes.

No deseaba volver a este lugar.

No deseaba volver a ver a JungMin.


De Libros a SEXO: Entre el Amor y el OdioWhere stories live. Discover now