CAPÍTULO 33: La familia de Aaron Foster

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―No quiero a zorras aquí, Aaron ―oyó en eco la voz de Emily, posiblemente, en una habitación contigua, y sus ojos se abrieron de golpe―. Sabes lo que opino sobre eso. Seguro es otra caza fortunas que quiere meterse en tu cama por dinero. Tu amiguita no es bienvenida aquí.

Se encogió lentamente bajo aquellas palabras. Tragó en grueso, como la hibiese golpeado abruptamente con una espada, de lado a lado. Estuvo nerviosa e incluso se había pasado horas de horas preparándose para aquel encuentro al que, al parecer, no era bienvenida.

―Madre, no digas eso ―gruñó Aaron―. Amber no es ninguna zorra, es mi novia, te lo he dicho mil veces ya. Si nuestra relación no fuera algo serio ni siquiera la traería por acá, lo sabes muy bien.

―Hijo, entiende, solo quiero lo mejor para ti. Y Camille es un buen partido. Es buena, guapa...

―No, no lo es. Madre, si te tomaras el tiempo de conocerla sabrías lo buena que es. Ella es todo lo que quiero, entiende, soy feliz con ella.

―Esta bien... Yo... Tienes razón, Aaron, lo lamento. Es que después de lo que sucedió con tu anterior pareja, yo... Déjame conocerla como debe ser, si es verdad todo lo que me hablaste de ella, entonces lo vale. ¿Verdad? Espero que realmente sea la buena chica que aparenta ser. Quiero lo mejor para ti, Aaron, recuérdalo.

Debía salir de allí. Como pudo se apresuró, después de un par de minutos, a salir de allí. Ahora, al parecer, la habían tildado de caza fortunas y de lo peor que existiera. Un pequeño problema más a apuntar en su ajetreada vida. Abrió la puerta y salió disparada de allí con el corazón latiéndole desbocado, desenfrenado. Estaba tan absorta y dolida por toda esa situación que apenas se fijó cuando chocó abruptamente contra alguien más alto y fuerte que ella.

―Uy, lo lamento ―rio Aaron en su oído, rodeando un brazo en su cintura y sujetándola con firmeza―. ¿Amber? ¿Qué sucede? ―preguntó preocupado cuando la examinó cuidadosamente.

Pensó quedarse sin respiración cuando, frente a Emily, Aaron tomó sus mejillas ligeramente y se inclinó aún más hasta acortar cualquier distancia existente.

―Estoy bien ―sonrió tensa, como pudo, antes de alejarse a varios metros de distancia―. Madison está esperándonos.

―Amber... ―empezó a decir con desesperación, quizá imaginándose lo que sucedía―: Todo está bien, ¿verdad?

¿Cómo decirle que no lo estaba frente a toda la familia Prescott? Amber solo había querido que Aaron estuviera feliz nuevamente al reencontrarse con su familia, que se volvieran a ver contentos. No había querido nunca que él y su madre se enfrentaran o discutieran por culpa suya, aunque Amber no lo mereciera. Porque después de todo, ¿qué había hecho ella para que estuvieran en contra suya? Parecía que el destino simplemente no los quería juntos, siendo más dramáticos.

―Los espero en el comedor, diré a Madison que me ayude.

Fue detrás de ella, sin mediar palabra y con cuidado de dar un paso en falso. Y tragó en grueso una vez más cuando Aaron regresó por ella con una sonrisa tensa en los labios.

―Tú tranquila, ¿bien? Si te sientes incómoda solo dímelo y estaremos fuera.

¿Y causar más problemas? ¿Qué se suponía que debía hacer, sinceramente? Porque ella, en realidad, no tenía idea.

―Tú tranquila, ¿bien? Si te sientes incómoda solo dímelo y estaremos fuera.

¿Y causar más problemas? ¿Qué se suponía que debía hacer, sinceramente? Porque ella, en realidad, no tenía idea.

―Esto no se trata de mí, Aaron, es tu familia.

Aaron pasó todo por alto y entrelazó sus dedos con suavidad, caminando por el pasillo, directo al comedor.

AMBER ©Där berättelser lever. Upptäck nu