Capítulo 27: Feliz Navidad, mi amor.

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Su reacción fue increíblemente hermosa, su mirada, esa sonrisa ampliamente sincera y cuando me atrajo de vuelta hacia él me besó con tanto amor que me dejó aturdida de la buena manera y no me dejó terminar de hablar.

Podría jurar que con ese beso dijo "Sí" a mi pregunta incompleta, o simplemente no se contuvo, yo hubiera hecho algo similar...

Nuestras lenguas haciendo de las suyas entre nosotros, sus manos acariciando mi espalda y cadera, las mías metidas bajo su camiseta roja, cosas que derritieron el frío de mi corazón y alma, me llenó por completo, me complementó realmente.

Y oh la la, el chico aprendió muy rápido, por lo cual su lengua hizo un buen trabajo que me hizo jadear varias veces, sus caricias por diferentes partes de mi cuerpo dejándome sin aliento y la intensidad del momento sin duda fue IN-CREÍ-BLE.

Me dieron ganas de más, ir más lejos, pero ese no era el momento...

Fuimos caminando mientras nos besábamos y él me cargó, entrelacé mis piernas por su espalda baja y acaricié sus mejillas a la vez que él mordió mi labio inferior con levedad y dulzura, gesto que encantó y se lo devolví al doble, nos llevó dentro de la casita del árbol, pero en la entrada golpeé la cabeza con el marco superior, él me preguntó si estaba bien y sonreí en respuesta, regresando a lo que hacíamos antes, ya adentro intenté acomodarme apretándome más a él, y él soltó un jadeo, que para mí sonó realmente sexy, y apretó mi trasero provocando una carga de adrenalina en mi sistema. De pronto mi ropa me estaba incomodando, pero aparté ese sentimiento lujurioso, era demasiado pronto.

Dejó de besar mis labios para ir dejando besos en mis mejillas, nariz, mandíbula, hasta bajar a mi cuello, regó dulces besitos y leves mordiditas con tanto amor y sensualidad que se me salieron otro par de jadeos y un par de semi arqueadas, Oh Dios mío.

Se sentó en el sofá y yo quedé en su regazo inquieta por sus besos en mi cuello, y apostaría a que me dejó un leve chupete en alguna parte, no pude contenerme y le quité su camisa con rapidez, Oh Dios, sin duda era malditamente sexy y hermoso sin camisa, no era la primera vez que lo veía, pero si la primera en que estábamos en ese tipo de situación y significaba otra cosa. Al acariciarle y elevarme a las nubes por sus besos y caricias, noté que tenía una serie de lunares en línea que recorrían su hombro y parte de su cuello hasta perderse en su espalda, acaricié sus hombros y abdomen mientras él se comía a besos mi cuello y yo solo pude sonreír como idiota deleitada con los fuegos artificiales que sentí en ese hermoso momento.


 Chad

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 Chad.

Cada vez quería más, más de ella, más de esos momentos.

En ese, no lo llevé a "Más", por más que quisiera, era demasiado pronto y apenas nos confesamos.

Hay que ser personas normales...

El chico de los audífonos. [Borrador].Where stories live. Discover now