Capítulo 24: La cámara la adora

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¿Por qué esa manía de complicar lo fácil?

Dylan tenía razón, ni me he esforzado para darme por vencida, no podía hacerlo, menos cuando las probabilidades eran tan altas, ese era el momento de apostar por el amor.

Amor, amor, oh querido amor, ¿Por qué eres tan difícil de conseguir? Pero me refiero al amor de pareja, cabe la aclaración, a algunos les llega fácil, a otros no. Pero lo que creo es que, a cada humano le corresponde tenerlo, lastimosamente no al mismo tiempo, a unos les toca esperar, y a otros juguetear con amores que no eran de verdad.

Y no hay que desesperarse, lo digo porque principalmente cuando estamos jóvenes la necesidad de amor es grande, y por desgracia no todos son los afortunados de tener un amor correspondido, pero, ¿sabes qué? Siendo adolescente, debemos saber que nos falta mucho por vivir, y que no es el fin por cualquier amor perdido, es más, se podría tomar como una lección para no cometer el mismo error dos veces.

Sí con Chad las cosas no funcionaban... Aprendería a no cometer el mismo error de nuevo, encontraría la forma de ser yo misma y no temer al rechazo.

—Dy, yo... ¿Por qué...? —comencé, él se movió y me abrazó de lado, mi rostro en su hombro y acarició mi cabello.

—Mad, sé que antes pudo ser difícil pero ahora no lo es tanto—pegó sus labios a mi sien en un dulce beso mientras hablaba—. Te digo esto, porque no quiero que sufras, yo te amo y lo que necesito es que estés bien, no importa si no es conmigo, pero con tal que seas feliz, yo también lo estaré, y ahora que te encontré así, con el corazón roto, no sabes lo mucho que me dolió, y no es la primera vez—Se apartó de mí un poco, y con gentileza me tocó la barbilla e hizo que le viera directo a sus ojos avellanas, que se veían tan hermosos a pesar de tener un gesto de tristeza—. No te rindas todavía, cariño.

Iba a responder, pero alguien tocó la puerta provocando que Dylan se levantara a abrirla.

Era Mirtha, le dijo algo a Dy y luego desde el umbral de la puerta me dijo: —Señorita Maddie, la busca el joven Chad, está en la sala esperándola.

—Dile que suba, por favor—declaró Dylan y Mirtha asintió dándose la vuelta para irse.

Mi mejor amigo se me acercó e intentó volver a levantarme ya que me había acostado boca abajo en la cama, no lo logró y tomó su cámara instantánea que había posado en una de mis cómodas desde que llegó. Sentí en clic de la cámara y el sonido de una foto saliendo de la misma, me la enseñó y a decir verdad no se veía tan mal por el matiz y el ángulo en la que él la tomó.

—Deja de tomarme fotos—gruñí mientras me daba la vuelta, él aprovechó para volver a alzarme y arrastrarme al armario, pero al ver mi oposición me terminó cargando.

—Va para Tumblr—respondió sonriendo y luego agregó: —Arréglate, que no puedes dejar que él te vea tan de la mierda.

—¿Qué cosa tienes con Tumblr? Siempre lo mencionas pero no te dignas a mandarme el link de tu blog, aunque sí es porno, mejor no me envíes nada—comenté, él me bajó y me miré en el espejo gigante que tenía, eran las cinco de la tarde y seguía en mi pijama para sentirme miserable: Pantalones largos de algodón con puntos rojos en un fondo negro, y una blusa de manga larga con el mismo diseño, no me había maquillado y las ojeras eran tan grandes que no parecía la yo habitual, estaba más pálida de lo normal y mis cejas con menos grosor de lo que tienen cuando me las arreglo, uf, vaya, como es la magia del maquillaje: hasta convertirte en otra persona completamente distinta.

—Gracias, eh.

—De nada, preciosa—contestó guiñándome un ojo—. Y es que Tumblr es genial, joder, me puedo expresar sin miedo a ser juzgado y nadie conoce mi nombre real, es donde puedo ser yo mismo, así como contigo, solo que, en una plataforma virtual, y eh, debo confesar que varias de mis fotos con más reblogs o corazones son las tuyas...

El chico de los audífonos. [Borrador].Where stories live. Discover now