Capítulo 22: Feliz (pre-)cumpleaños. Parte 1.

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—¡No! Por supuesto que no—contestó Dylan tomando mi mano y después agregó: —Pareces un palo a punto de desaparecer, pero un palito con buenas tetas y trasero.

Reí y aparté mi mano entornando los ojos. —Eres un puto pervertido.

—Eso me lo has dicho tanto como las veces en que le intentaste hablar al chico que estoy viendo ahora aproximándose hacia nosotros y te ignoró—replicó con una sonrisa y saludó con un gesto de la mano a alguien detrás de mí, pero antes que pudiera dar la vuelta, Chad me revolvió el cabello y posó un brazo en mis hombros.

—Sabes que odio eso—Me quejé acomodándome el cabello, él sonrió de lado y chocando los puños con Dylan en un saludo de esos personalizados. —¿Qué haces aquí?

—Te dije que vendría—dijo el chico de los audífonos arrascandose la nuca, me puse de puntillas y le revolví el cabello suave y castaño que tanto me encantaba.

Hizo un puchero he intentó arreglárselo con fingido dramatismo. —Cuando por fin me peino y no dura nada.

—Mentiroso—murmuré con una sonrisa.

—Cierto, pero a veces me peino, depende mis ánimos —confesó encogiéndose de hombros.

—Parece que yo estoy pintado—comentó Dylan con los ojos entornados. Le había enviado un mensaje para que me acompañara al salón de belleza después de mi práctica, pero como se canceló la maldita fiesta, no tenía planes específicos con él.

—De tercera rueda suena mejor —respondió Chad, se movió al lado de Dylan y posó su brazo en el hombro izquierdo de mi mejor amigo—. La culpa es de Maddie.

—Como siempre, que bárbara, Maddison —Le siguió el juego, pero antes que pudiera responder mi teléfono sonó.

—¡Ah! Hija, ¿Cómo estás? —Habló mi mamá, desde la otra línea se escuchaba un fondo de conversaciones que no entendí pero que señalaba que ella estaba en la oficina.

—Hola mami—respondí con una sonrisita.

—Cariño, necesito que me hagas un favor urgente, ¿Ya estás en la casa?

—No, apenas estoy saliendo....

—Pero se supone que hace media hora ya tenías que estar en casa, ¿adónde te fuiste antes? —reprochó, Dylan le estaba enseñando algo a Chad en su celular y se estaban riendo con complicidad.

Me acerqué a ellos, pero apartaron el teléfono de mi vista.
—Me quedé más tiempo—contesté, alejé mi teléfono de mi oreja y lo tape—. ¿Qué están viendo?

—Nada, nada—respondieron al unísono.

Volví a mi llamada con mamá, la cual me regañaba por lo que hice.

—Déjame te envío el link, a decir verdad, este blog tiene buena por...—le decía Dylan en voz baja a Chad, él tenía los ojos bien abiertos y con una expresión de sorpresa, aunque luego se pusieron a reír.

—Ya no lo vuelvo a hacer —respondí ante los regaños de mamá.

—Bueno, ya estás advertida, ahora a lo que te llamé, necesito urgente que vayas a la casa, y en el estudio hay una columna de papeles que se me quedaron y los necesito para salir de esta reunión, quiero que me los traigas—explicó con un tono de voz raro.

Sentí mi teléfono vibrar por la notificación de un elemento recibido vía bluetooth, de inmediato Dylan levantó la vista de su teléfono y maldijo por lo bajo, Chad se rio nervioso y ambos se acercaron a mí.

—Mad, ¿Me prestas tu teléfono? —Me pidió mi mejor amigo, posé mi mano en su cara deteniéndolo cuando intentó tomar mi teléfono.

— Estoy hablando con mi madre—murmuré y regresé a la llamada con el ceño fruncido por el comportamiento de esos dos—. Iré mamá, déjame me deshago de este par de estúpidos que tengo al lado.

El chico de los audífonos. [Borrador].Where stories live. Discover now