Un gemido deje salir. Había mordido mi labio inferior tirando de el. Abrí mis labios ligeramente dejando que entrara su lengua para juntarse con la mía. Subí mi otra mano para atraerlo hacia mi y profundizar más el beso.
Las manos de Kureto estaban por debajo de mi camisa, tocando y haciendo movimientos circulares con la yema de sus dedos, haciendo que un escalofrío recorriera por mi espalda. Seguía moviendo mi lengua junto con la de el. Me acorralo contra la ventana, separando nuestras bocas. Los dos estábamos con la respiración muy agitada. Sentí como mi labio temblaba de lo nervioso que estaba, hacia bastante tiempo que no tenía una vida sexual... "Activa" por así decirlo.
Me observó, cada parte de mi rostro, era como si buscará alguna señal para seguir o no. Y, al parecer mi rostro, mi expresión dió pie a que siguiera. Volvió a juntar nuestros cuerpos pero esta vez besaba mi cuello. Tomo mi cabello y muy suave tiró de el para que tuviera más acceso a mi piel. Jadeaba. No podía decir nada. Era como si mis palabras estuvieran retenidas en mi garganta. Disfrutaba, disfrutaba de aquel momento. Me sentía querido, amado.
Pero para nuestra suerte o desgracia el celular de Kureto sonó por toda la habitación. Mordió la piel de mi cuello y junto nuestras frentes arrugando el entrecejo.
—El deber me llama. —saco el celular de su pantalón y su expresión cambio. —Lo siento. —forzó una sonrisa y dejo un pequeño beso en mis labios para luego dejarme sólo en la habitación.
—...¿Qué... Qué a sido eso? —me senté en suelo apoyando mi cabeza en la pared.
Claramente estaba muy excitado y su miembro lo demostraba muy bien. "Rayos" pensé. Me Levante con las piernas temblando para dirigirme al baño. Me mire al espejo, aún mantenía mis mejillas sonrojadas. Me tire agua fría al rostro y saque mi ropa para meterme a la ducha. El chorro de agua golpeó mi espalda haciendo que diera un grito. Estaba helada. Esperaba que la erección se me fuera pronto y no tenga que usar... Por mi mente pasó Kureto. ¿Estaría igual? Y si era así, ¿como lo haría? No quería pensar esas cosas. Sabía que Kureto tenía muchas pretendientes que estarían dispuestas a todo.
Salí desnudo de la ducha, secando mi cabello con una toalla. Al llegar a mi habitación me encontré con Goshi que estaba apoyado en la puerta observando. Lo primero que hice fue tirarle la almohada que había tomado para taparme.
—Por poco y me das un maldito infarto.—hablé mientras me dirigía a mi cómoda a buscar unos boxer.
—Bonito trasero. —escuche a decir a Goshi quien se había movido a mi cama a dejar la almohada y sentarse sobre esta. Cruzó sus piernas y sus brazos apoyaban su cuerpo.
—¿Qué ocurre? —le pregunté sentandome al lado de el. Cabe decir que ya estaba vestido y sólo me faltaba la corbata. La coloque sobre mi cuello. Hice el nudo y al ver que ninguna respuesta salía del rubio suspiré y me levanté.
—Invite a salir a Mito. —quede a mitad de camino y retrocedi donde el. Lo observe esperando a que siguiera hablando. Miraba hacia afuera por la ventana, como si estubiera debatiendo si decirme o no. —Ayer, la encontré en un café con Shigure. Le pregunte si tenía un tiempo que quería decirle algo. Al preguntarle se acerco Horn y...
—Espera, Horn. ¿La chica que conociste en estados unidos?
—Si, ella.... Me beso. —pestañee un par de veces y abrí mi boca ligeramente. No sabía que decir o como darle ánimos, me estubo platicando el resto mientras íbamos en auto, fuimos a comer y después pase a mi consultorio un instante; así como dijo el rubio, Mito ni se molestó en saludar a ninguno de los dos, algo debía hacer si quería que la pelirroja lo volviera a tomar en serio.
Lo único que hice fue darle un par de golpecitos en la espalda y luego le dije "Animo" cual porrista fuera, este avergonzado por mi acto salio dejándome sólo en el pasillo.
— Oye... espera. —le tome el hombro. — Que no se te olvide pasarme a buscar para ir a almorzar.
— ¿Almorzar? —me pregunto confundido. — ¡Ah! Si, lo siento.
— ¿Lo siento que? —me crucé de brazos.
— Se me olvidó y me comprometí a otra cosa. —retrocedió un paso.
Confusión.
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