A pasado una semana desde que acepté empezar una relación con Kureto. Pero aún no me hacia la idea de que el iba a ocupar el lugar de Guren, era extraño, sentir los labios, sus abrazos, sus caricias, sus palabras.
Es fin de semana, para ser mas específico es un sábado por la mañana, estoy junto a el. Desayunando. Siento su mirada en mi a cada instante, me observa muy detenidamente y eso me pone un poco incómodo.
Levante mi mirada chocando con la de el. Me sonríe y toma mi mano para acariciar mis nudillos con su pulgar.
—No podré estar en la hora de almuerzo —tomo un sorbo a su café.
—No te preocupes. Tengo pensado en ir con Goshi —doble el diario dejándolo a un costado de la mesa.
Sabia que no le gustaba que me juntara con el. Por el mismo motivo no quise mirarlo para no ver aquella expresión que hacia cada vez que lo nombraba.
—Esta bien. —escupió enojado.
Habían ocasiones como en esta, que el silencio era muy incómodo y para evitar esto, salia de mi departamento molesto. Esta vez... No fue así. Frunció su entrecejo y me miro.
—¿Cuanto tiempo vamos a estar así? Trato de hacer lo humanamente posible para llevar esta 'relación' a un siguiente nivel, pero tu..
—Pero yo que. —ataque interrumpiendo.
—Nada. —apoyo su espalda en el respaldar de la silla.
—Vamos, termina tu oración.
—No comiences Shinya. —llevo su mano a su cien haciendo movimientos circulares.
—¿Crees que no coloco de mi parte? ¿Es eso?—me apoye en la mesa, aún sin levantarme.
—Si. —clavo su mirada en mi y movió su cabeza sonriendo. —Olvídalo. El ya no esta. ¡Murió!
Sus palabras fueron como un balde de agua fría. Admito que se demoró bastante en hacérmelo recordar. Me levanté dejándolo sólo en la cocina. Llegue hasta mi habitación y comencé a dar vueltas. Sabía que tenía razón, pero aún mi mente trataba de mantenerlo... vivo.
La puerta fue golpeada tres veces. Quede en silencio. Estaba cruzado de brazos, mientras mordía una de mis uñas.
—¿Puedo pasar? —su voz se había vuelto más ronca.
—...Si. —le respondí.
Llegue a la ventana de mi habitación y mire hacia afuera. El día estaba nublado. El viento cada vez estaba más fuerte. Sentí unas manos tocar mis hombros y hacer presión.
—Sabes que lo que dije es verdad. —bajo sus manos hasta mi cadera y me acerco más a el. —Te quiero Shinya. Y soy capas de hacer cualquier cosa por ti. —me susurraba al oído.
Moví mi cabeza de arriba a bajo.
—Si, tienes razón. —di la vuelta y coloque mis manos en su cuello.
Lo mire a los ojos. Aquellos que siempre me observaban detenidamente y le regale una de mis más honestas sonrisas.
Vi como se acercaba más a mi rostro y dejaba un beso en la punta de mi nariz para luego en volverme en sus brazos.
Cada instante que pasaba con el estaba llenos de emociones. Risas, gritos, llantos, alegría. Pero nunca me dejaba de lado. Nunca pensé describir tales cosas de Kureto, yo lo quería, como el hermano que era pero... esta situacion me hacía pensar en el como un hombre.
Escondí mi rostro entre su cuello, inhale su aroma y cerré mis ojos por un instante. Escuche una risita seguido de un "¿Estas cómodo?" Lo mire medio aturdido, mis mejillas se tornaron rosadas y sonreí nervioso.
—L-Lo.... —mi frase fue cortada por labios del azabache.
Se distanció un poco para murmurar un "Shh" para luego volver a besarme. Lleve mis manos a su pecho y la otra acariciaba su cuello. Debía seguir con mi vida y no quedarme en el pasado.
