Capítulo 6

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Samantha Rose

Cuando el motor se detiene hace un ruido horrible.
Tengo miedo, Bobby no me ha fallado antes, nunca me ha dejado varada en la calle, pero siempre hay una primera vez para todo y temo que a mi pequeño coche se le haya ocurrido dejarme precisamente hoy.
- Por favor no me dejes- le susurro al volante acariciándolo un poco.
Me miro en el espejo retrovisor durante un segundo para ver si todo está en su lugar. Me ha costado horrores prepararme para venir aquí hoy, casi nunca salgo y ahora mucho menos que antes, después de todo lo que pasó con mi mamá y ahora con el restaurante, salir era la última cosa que pasaba por mi mente. Por eso creo que estaba un poco desgastada, así que solo me apliqué un poco de corrector de ojeras, labial, rímel y listo. James Walker me ha dicho que no era una cena de negocios pero no pienso rendirme con ese tema así que traje los folios para seguir revisándolos. Mi papá y mamá estaban sorprendidos cuando les dije que tenía un posible inversionista, Lauren incluso me ha pedido que realizáramos la cena en el restaurante para poder conocerlo, le dije que lo haría en un momento pronto, cuando yo esté más calmada a su alrededor sería mejor. Cuando bajo de mi coche le doy una patada no tan femenina a la puerta para que esta pueda cerrarse, sostengo los folios contra mi pecho y me preparo mentalmente para esta noche. Pienso que mi lema podría ser "Tengo que ser fuerte" pero a medida que avanzo por el camino de gravilla hasta llegar a la puerta de James Walker mi lema a cambia a "No debo rendirme"
En el fondo de mi mente sabía que la casa sería de esta manera, solo hay que ver al hombre para saber que viene de un lugar como este. Todo es pulcro, el césped cortado a la perfección, los abetos frondosos y distintas flores en cada lado de la enorme casa. Para ser sincera, no me sorprende, incluso me molesta un poco tanta ostentación en demostrar lo que tiene, pero como ahora tengo que caerle bien al hombre, y apreciar su dinero pues puede que este sea el que salve a mi familia de la ruina, me mantendré callada.
Cuando llego hasta la puerta y pulso en timbre, intento no rodar los ojos ante la grandiosidad de la misma, parece más bien la puerta de una fortaleza en lugar de una casa. Pero cuando James Walker abre la puerta, y me mira con esos ojos profundos de fiera olvido todo, encontraría atractivos esos ojos sin importar esta casa, sin importar que lo necesite para salvar a mi familia, son tan profundos como el océano mismo, pero de un azul más fuerte que ese.
- Bienvenida Rose- dice con voz ronca. Siento su voz en la espalda baja, como electricidad subiéndome hasta el cuello. Me tiende la mano invitándome a entrar.
- Gracias- la voz me sale un poco ahogada, pero creo que no ha sido tan evidente. Tomo su mano y siento la misma electricidad subiendo por mi brazo.
Sostiene mi mano entre la suya y con el pulgar frota la cara externa de mi mano.
- Espero que no haya tenido problemas para encontrar la casa- dice. Continua con los malditos círculos y temo que un suspiro salga de mis labios.
- No, es bastante fácil.- digo y me alejo de su toque.
El me observa impasible durante un momento y luego levanta la esquina de su boca, es casi una sonrisa pero sin serlo en realidad. Cierra la puerta detrás de él y vuelve acercarse a mí. No me da tiempo de negarme, pone su mano en mi espalda baja y me dirige hasta la cocina. Es la primera vez que tomo conciencia de mi entorno, el interior es precioso, podría definir el lugar con un estilo barroco aunque también está mezclado con lo moderno. Me maravilla la combinación de colores y me quedo viendo el arte en las paredes a medida que pasamos, es una casa lujosa sin duda, pero también percibo el ambiente hogareño en él, definitivamente ha sido decorada por una mujer. De pronto, una ola de celos infundados brota de mí, tal vez está casado, o tiene novia, tal vez piensa que soy un polvo fácil y rememorando tal vez le di esa impresión. Me fijo de reojo en su mano izquierda para ver un anillo, y suspiro cuando no veo ninguno.
- ¿Disfruta de la vista Rose?- me pregunta. Y por un instante creo que ha descubierto que buscaba un anillo en su dedo, pero cuando lo miro a la cara noto que habla de la casa.
- Es preciosa. ¿También le gusta el arte?
- Sí, a mi madre le fascina y creo que heredé el gusto.
- Tiene piezas preciosas- digo admirando una de las más grandes.
- Esa- dice acercándose hasta el cuadro- la eligió mi madre precisamente.- lo dice como si eso fuera a significar algo para mí, pero no entiendo el trasfondo de sus palabras. En su lugar me dedico a apreciar el cuadro. No es una pieza que suela utilizarse en un pasillo, o eso me parece a mí. Pero a medida que observo el cuadro noto lo que a primera vista no se ve. Las luces y sombras solo parecen puestas al azar, pero una vez que las observas detenidamente puedes notar una silueta femenina en las sombras, es devastadoramente erótica. La respiración se me ha cortado un poco y el nota.
- Veo que ha notado el secreto del cuadro- dice en tono jocoso.
Yo asiento, pero no estoy dispuesta a mirarlo a la cara. Cuando no respondo el se acerca a mí, y siento su aliento casi en la nuca.
- La mujer tiene ambos brazos levantados como protegiéndose- su aliento choca caliente contra mi cuello y tiemblo- pero si observa la parte baja de la pintura puede ver que en realidad está sosteniendo sus pechos, los está apretando.
Su voz suena ronca ahora, como si pronunciar las palabras le costara.
- Desde ese ángulo también puede ver como aprieta sus muslos, como si quisiera guardar algo dentro de ellos.
- ¿Qué crees que quiere guardar Rose?- pregunta. Mueve todo mi pelo a un lado de mi hombro, con el movimiento sus dedos rozan suavemente la piel de mi cuello y me estremezco. - O tal vez quiera algo entre sus muslos, ¿No te parece?
Un estremecimiento me toma desde la parte baja de la espalda y sube todo el camino hasta arriba. No puedo dejar de mirar el cuadro, de notar la silueta femenina casi recostada, con las manos sobre su pecho y sus muslos juntos.
- ¿Lo deseas?- pregunta. Y yo me volteo rápidamente.
- ¿Disculpa? - pregunto con voz ahogada.
- La pintura se se llama así- dice mostrándome que al pie del cuadro dice precisamente eso.
Me sonrojo.
- Tal vez deberíamos empezar a cenar- murmuro.
- Como quieras- dice alejándose. Yo me quedo un segundo más viendo la obra y lo sigo hasta la cocina.
Me ayuda a sentarme y el hace lo mismo, la mesa está preparada y hay una gran cacerola justo en el centro.
- Espero que te guste el pollo- dice destapando la cacerola. Mis padres son cocineros, me gusta todo. Pero no digo nada, y es obvio que el no espera una respuesta porque coloca una porción en ambos platos. Comemos en silencio, tanto como se puede esperar, y es un poco extraño porque no dejo de mirarlo y el no deja de mirarme, pero igualmente no decimos nada. Nunca había sentido esto, nunca me había sentido atraída hacia otro ser humano de esta manera, y me cuesta admitírmelo a mí misma pero me siento cautivada por él. En cuestión de horas ha volteado mi mundo, lo que siento no es solo atracción física, va mucho más lejos, a un nivel que ni siquiera puedo definir.

Orgullo, Prejuicio y más [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora