El nuevo preso

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En aquella carcel todos los días había disputas entre los presos era común pero ese día no había disputa alguna ya que una noticia corria entre toda la carcel un nuevo preso llegaba pero un preso en especial peligroso, nadie sabía quien pero para que alguien llegara a tal lugar era porque era muy peligroso.

El momento que la mayoría esperaba llego, la camioneta que transportaba al criminal llego, los guardias esperaban con arma en mano dispuestos a disparar si eso fuese necesario. El lugar de descarga estaba enfrente del "Patio de juegos" como le llamaban los presos que era un simple patio con canchas y unas cuantas pelotas, la mayoría ponchadas. Los presos veían desde detrás de la maya como descargaban al nuevo preso.
Primero bajaron dos guardias que le custodiaban para luego bajar el preso, un chico de complexión pequeña, ojos azules, cabello azul celeste y largo, seguido por otros dos guardias.

La mayoría de presos hecho a reir cuando lo vieron.

—¿Es una broma verdad?—Rio uno de los "lideres" de grupo de presos, su nombre era Kyan, no era el tipico chico fortachón con músculos exagerados, si tenía pero lo normal y comun, su cabello era negro, sus ojos grises, era un asesino muy peligroso y por ende era un lider de un grupo de presos, se podría decir que su propia banda de criminales.

El de orbes azules poso su mirada en el pelinegro de orbes grisáceas, lo miro con detenimiento para luego sonreír tranquilamente. Su sonrisa sorprendio a algunos.

—No, no es una broma—dijo el peliazul luego de ello se lo llevaron.

Mientras caminaban por edificio para su celda, el menor se topo con un guardia que le llamo la atención, un pelirrojo de orbes doradas, su mirada era vaga y despreocupada de todo.

—¿Que miras?—dijo en tono serio el pelirrojo.
—¿Que no es obvio lo que miro? A ti—le dijo con descaro y una sonrisa mezquina el peliazul al de orbes doradas.

El pelirrojo fruncio el ceño.
Los guardias susurraron entre si, el pelirrojo tenía mal caracter y por cualquier cosa les pegaba a los presos.

El mayor de los dos agarro su paralizador y le dio una descarga electrica al menor, este cayó al suelo arqueando la espalda, el de orbes doradas sonrio pero su sonrisa desapareció al oír reír al peliazul, su risa resonó en el edificio.

—Fue divertido—dijo el menor para luego levantarse. Los guardias se lo llevaron, el pelirrojo lo miro con el ceño fruncido hasta que se perdio de vista.

Las celdas eran individuales y no tenían los típicos barrotes, eran cuatro paredes en una de ellas una puerta de metal con dos aberturas pequeñas, una que servía de vista hacía dentro de la celda y otra para la comida, la ultima casi no se usaba puesto que los presos iban siempre a los comedores, solo se usaba en momentos de confinamiento, la opuesta a esta puerta había una pequeña ventana que daba al exterior, al patio para ser precisos, era muy pequeña como para que pasara alguien pero podría, solo podría, tal vez caber en ella el peliazul.

Metieron al menor de un empujón, anteriormente le habían quitado las esposas, luego cerraron la puerta. La celda consistía de una cama, un baño con lavabo y una silla.

—Acojedor...—dijo Nagisa al revisar toda la celda, para luego acostarse en la cama.

Miro por la ventana y se percató de que ya era casi de noche, la puerta se abrió, era momento de la cena.
Nagisa caminó tranquilamente por los pasillos hacía el comedor siguiendo a los demás presos, al llegar había un montón de mesas con sillas, habia otro piso desde donde los guardias vigilaban a los presos, mas bien solo vigilaban que no matasen a uno, si le golpeaban ese ya era su problema.

El menor agarro una charola y fue a donde se les servía la comida, caminaba tan tranquilo incluso ante todas las miradas de los demás presos que aún no se imaginaban que un chico de aquella complexión estuviera ahí.

En cuanto le dieron la comida se fue a sentar a una mesa cualquiera, entonces llego Kyan.

—¿Como es que algo tan pequeño puede estar aquí?—El menor no le hizo caso y siguió comiendo.
—Te hizo una pregunta—dijo uno de su séquito. El menor levanto la mirada de su plato y miro a Kyan.
—Así qué preguntas como—El menor se levantó, era un poco mas pequeño que Kyan—Tienen frente a ustedes a Blue Snake—Sonrío levemente.

Kyan y su sequito hecho a reir, ellos no esperaban que un asesino tan conocido como Blue Snake fuera un chico se aquella complexión.

—Es chiste—Rio Kyan.
—Creeme yo jamás miento—dijo.
—Si tu eres Blue Snake demuéstralo.

No se lo tuvo que decir dos veces el menor sin pensarlo le ataco con el tenedor de plastico que le dieron, la sensación que sintió Kyan fue a la de un ataque de una serpiente. Nagisa ahora estaba detrás de Kyan con el tenedor a centímetros del cuello del de orbes grisáceas.

Los guardias separaron a Nagisa de Kyan. Los dos fueron llevados a sus respectivas celdas. Mientras Nagisa veía el techo de la celda entro el pelirrojo, pensaba "jugar" un rato con el menor.

—Vengo a darte la bienvenida al infierno—dijo el pelirrojc con una sonrisa mezquina. Pues el dorba darles "su bienvenida" a los presos nuevos.

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-Zülü- & ¥Walker¥

Un preso y un policía (Cancelada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora