Capítulo 1: Despertar.
Alguien agarra mi mano mientras lee a Shakespeare. Intento abrir los ojos, me pesan demasiado. Mi cuerpo esta dolorido, quiero moverme pero no lo consigo. Pruebo de nuevo, lucho por salir de la oscuridad, fuerzo mis parpados. Lo consigo. La claridad me ciega, mis ojos se van acostumbrando a la luz después de estar tanto tiempo sumida en las tinieblas. Observo la habitación en la que estoy, no la reconozco; paredes blancas, cortinas blancas… Hay flores, globos y peluches sobre una mesa. Varias maquinas me rodean, están conectadas a mi cuerpo. ¿Qué me ha pasado?
Miro hacía mi mano, un hombre la tiene agarrada con fuerza, su cabeza descansa a un lado. No consigo ver su rostro. Con cuidado muevo mi brazo para soltarme de su agarre, ese movimiento hace que jadee del dolor, siento un pinchazo en el estómago, duele.
–Vicky– Susurra el hombre levantando la cabeza y mirándome.
Parece aliviado. Tiene un aspecto demacrado, pero aún así es atractivo. Lleva barba y las ojeras se marcan bajo sus ojos llorosos.
–Vicky– Repite acercándose a mi cara, sus labios están apunto de rozar los míos. Muevo la cabeza para que no lo haga.
Su gesto se contrae, me mira con confusión y separándose de mí pregunta:
–¿Qué ocurre?
Miro sus llamativos ojos azules, son hermosos aún estando llenos de dolor.
–¿Quién eres? – Mi voz es apenas un susurro. No entiendo por que me mira como si yo fuera algo para él.
Su rostro se ensombrece, escruta el mío como si estuviera buscando algo… Noto como titubea antes de responder.
–Vicky… Soy Ryan.
Ahora quien mira con confusión soy yo. No se quien es este hombre, no entiendo por que me mira de esta manera y tampoco sé por que conoce mi nombre.
–Quiero ver a mi madre, por favor– Le pido apartando mis ojos de los suyos.
Él asiente y sin decir nada se marcha con la cabeza gacha. No puedo evitar sentirme mal, parece destrozado, como si esperase que mi reacción fuera otra.
Intento recordar por que estoy en el hospital, pero no lo consigo ¿Qué está pasando?
Las puertas de la habitación se abren, mis padres entran acompañados de un hombre alto y rubio con bata de médico.
–Cariño menos mal que has despertado– Me abraza mi madre.
Le dedico media sonrisa poniendo toda mi atención en el doctor que revisa los cables a los que estoy conectada.
–¿Qué me ha pasado mamá?
Mis padres me miran, los dos dudan antes de que mi padre responda:
–Te han disparado.
Los ojos se me abren ¿Disparado? ¿Me han disparado?
–Pero estas en perfecto estado– Me explica el doctor– Hemos conseguido sacarte la bala, no ha tocado ningún órgano, por lo que pronto te recuperaras y podrás volver a casa.
–¿Por qué me dispararon? –Estoy en estado de shock, cada segundo que pasa estoy más confusa.
–¿No lo recuerdas? – Inquiere el rubio arrugando el ceño.
Vuelvo a intentar recordar, pero no lo consigo…
–No–Niego con la cabeza aturdida.
–¿Qué es lo ultimo que recuerdas?
