Capítulo 19: Privilegios.

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—Si es así, ¿por qué me besaste sabiendo que ella nos veía? —Se pasó las manos en señal de frustración por su cabello negro. —Soy un idiota.

—De eso no hay duda —Me reí casi a carcajadas—. Porque me las debían, así de simple.

—No le hallo gracia, Maddie...—Empezó a caminar en la misma dirección que se había ido Ellie—. Eres la peor, ¿lo sabes?, ¿verdad?

—No eres el primero en decirlo—contesté guiñándole un ojo y caminando en dirección a mi clase de matemáticas.

Algunas chicas me veían con la boca abierta y otras murmuraban entre sí, les hice mala cara y seguí caminando con arrogancia.

Llegué al salón del señor Gulorin, el cual me hizo mala cara cuando me llamó para hablar con él. —Señorita Adkins, ¿Qué ha pasado con las tutorías que le iba a dar a Gedemer?

—Eh, yo... No se han podido dar, ya sabe, la semana de vacaciones y eso—justifiqué encogiéndome de hombros.

Me vio con desconfianza. —La señorita Lass me dijo que usted es buena, así que no me decepcione, por favor, en ese caso no sólo los jueves dará las tutorías, sugeriría que fuera en el tiempo libre de ambos mañanas, ¿Está bien?

—Sí, pero que él coopere también—respondí sin emoción en la voz.

Me mandó a sentarme e impartió su clase, de la cual puse mucha atención y pasé en modo automática—sin pensar en nada—y como no tenía ánimos, pasé ignorando los intentos de plática del par de porristas que tenía al lado.

Al salir de ese tremendo infierno llamado clase me dirigí al baño, me retoqué el maquillaje y al salir me topé con Maxon.

— Maddie, en serio estuvo buena la foto—comentó mientras posaba un brazo por mi hombro y me atraía hacia él—. Ese idiota se lo merecía.

— ¿Sabes lo que hizo acaso? —Caminamos hacia la clase de literatura, y con solo recordar que en ella estaría Chad regresé a la vida literalmente y una ola de ansiedad me llenó.

— Con ser él le basta—contestó Max, con una sonrisa de lado me quedó viendo, sus ojos esmeraldas que me recordaron a los de Chad y mi estómago se revolvió—. No me gustó como te trató hace un rato, por eso estoy tentado a romperle la maldita quijada.

— No vale la pena—le sonreí con picardía cosa que aumentó su sonrisa perfecta.

— Tienes razón, por cierto, ¿Tienes libre hoy? —preguntó cuando entramos al salón. Busqué con la mirada al chico de los audífonos y justamente estaba en el penúltimo pupitre de la última fila.

— Maddie—Me llamó mi acompañante quitando su brazo que tenía encima de mí, me había quedado ida en la imagen de Chad con audífonos puestos y leyendo el libro que compró el otro día junto a mí. Para cuando se percató de mi mirada, aparté la vista en dirección de mi ex novio que hasta en Asia se notaba su interés en mí, alcé las cejas y asentí lentamente.

— Me preguntaba si querrías salir conmigo al auto cinema de esta noche—sugirió Maxon, le quedé viendo antes de responder, estaba con la chaqueta del equipo de béisbol de la escuela y le daba un lindo contraste con su cabello rubio.

— Sí, está bien

— ¡Genial! —exclamó con una gran sonrisa reluciente y besó mi mejilla dulcemente al abrazarme frente a los estudiantes que estaban en el salón, todos nos quedaron viendo, incluyendo a Chad que por un momento hicimos contacto visual, su expresión seria y luego puso los ojos en blanco antes de regresar a su libro—. Te paso recogiendo a las seis y media, ¿te parece?

El chico de los audífonos. [Borrador].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora