Capitulo 15: Me fui

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Sin dar más detalles de mi lunes pasado, solo me queda explicar que los primeros días, al igual que a mis amigos; para todos la noticia de que saliera con Kian fue como una bomba lanzada a la escuela. Sí las miradas de las personas no eran demasiado obvias; lo eran los susurros y cuchicheos.
Desde entonces Ryan no me dirige la palabra, por lo tanto biología no era tan interesante como solía serlo, no sin todas esas peleas con Ryan. Para ser sincera, Ryan es el tipo de persona que jamás dejará de sorprenderme con sus cambios drásticos de humor. Son tan drásticos que hasta en el entrenamiento en vez de retarme como tanto solía hacerlo, ahora se limitaba a ignorarme.
Y así, los entrenamientos empezaron a ser más tediosos, el entrenador día a día nos ponía los nervios de punta, afortunadamente Kian estaba para tranquilizarme cada que llegaba a mi punto extremo y deseaba dejar toda esta locura del Fútbol Americano.
Me daba un beso sobre el casco y me decía «dalo todo en el entrenamiento de ahora, para entonces en el juego no tendrás nada que perder». Y ciertamente sus palabras me animaban, había algo de verdadero en ellas.
*****
-Megan, Megan, voltea a verme por favor.-Lizz estaba chasqueado los dedos enfrente de mí mientras yo miraba distraída a cualquier lugar menos al pizarrón.-no entiendo nada, ¿puedes explicarme?
Pestañé un par de veces y voltee a ver a Lizz.
-Claro, ¿qué cosa no entiendes?.-dije volteando a ver a su cuaderno.
-Absolutamente todo, sabes que soy un asco para el Español.-me contestó ligeramente divertida.
-Para que materia no.-hablé juguetona.
Lizz soltó una carcajada y me golpeó el hombro.

-¿Quisieran explicarme qué están divertido?.-la maestra Towner estaba con las manos a las caderas y todo el salón se había callado.
Miré a mis lados para comprobar que era a mí a quien me hablaba.
-Si señorita McDaniels, le hablo a usted y a la señorita Wootton.
Lizz enrojeció al instante, yo bajé la mirada esperando a que la maestra desviara su atención de nosotras.
-Estoy esperando su respuesta, señoritas.-La maestra dio golpecitos sobre su escritorio.
-Le estaba explicando a Lizz su clase, al parecer ella entiende mejor si yo se lo explico.
-Espero que también le enseñe a reír, esas carcajadas fueron espantosas.-todo el grupo soltó carcajadas.
Lizz enrojeció completamente.
-Si gusta le puedo enseñar a usted eso de la risa, veo que lo necesita más que Lizz.-hablé competitiva.
Acto seguido, la maestra me sacó de sus clases hasta nuevo aviso.
Estaba en el pasillo sentada sin tener nada que hacer realmente, solamente pensaba en un millón de cosas y a la vez en nada. Luego escucho un par de pasos por el pasillo e instantáneamente supongo que debe de ser el subdirector que está en busca de estudiantes que pierden las clases, lo último que me faltaba era ser suspendida por no estar en clase. Me levanté en seguida y di pasos acelerados rumbo al baño a cuál no tardé en llegar porque estaba relativamente cerca.

Tras esconderme unos momentos decido salir pensando que estoy fuera de peligro alguno. Y al salir choco con alguien. Levanté la cabeza apenada para pedir disculpas y me encuentro a Ryan justo en frente de mi.
Hace una mueca horrible mientras se hace a un lado y decide ignorarme retomando su camino.
-¿No vas a decirme algo?.-hablé furiosa, cansada de ser ignorada.
Ryan volteó sorprendido a verme y al instante sus facciones volvieron a endurecerse.-Fíjate por donde caminas.-fue lo único que dijo y se volteó.
Respiré con aire ofendido por su falta de interés.
Lo tomé por el hombro y me acerqué a él.-¿Puedo saber que es lo que te he hecho para que me trates tan mal desde el momento en qué nos conocimos?
Ryan se quedo pensante por unos segundos aún con sus sus facciones endurecidas que poco a poco comienzan a desvanecerse. Con vergüenza negó con la cabeza.
-¿Entonces por qué me odias tanto?.-le reclamé.
Ryan dio un suspiro y abrió la boca pero al parecer se arrepintió de lo que iba a decir y cerró nuevamente la boca.
-Nada.
-Dímelo.-hable con dureza.-necesito respuestas, estoy cansada de tu actitud indiferente.
-No tengo nada que decirte.-se dio la media vuelta y yo lo detuve nuevamente.
-Hablo en serio Ryan, me lastimas.- Ryan me miró con ligero asombro y culpabilidad.- así es, me lastimas, me lastima no saber si me odias o no, cada momento que te veo es así, y no saber si me odias todavía me lastima más. Créeme que es muy doloroso ver que me mires como si fuese basura o algo echado a perder, como si nunca debiese de haber nacido o de habernos conocido. Duele, Ryan. Duele.
-Basta Megan.-Ryan explotó.- ¡tú que sabes sobre eso de ser lastimado! A ti que todo mundo te quiere, a ti que todo mundo te concede tus caprichos, a ti que todo mundo te desea.
–No, nada de eso. Tú no me conoces.-las palabras de Ryan eran duras, tan hirientes y tan crueles que penetraban hasta lo más profundo de mi ser. Me hacían sentir un daño irremediable.
-Y créeme que no quiero hacerlo.- escupió las palabras con resentimientos las cuales retumbaron sobre mis oídos.
-¿Estás seguro de eso Ryan?.-Le mire, con el corazón herido. Esperando a que se arrepintiera de sus palabras.
Ryan dudó unos momentos pero finalmente habló.-Sí.
-Bien.-Dije con voz temblante mientras las lagrimas rodaban por mi rostro.

Megan McDanielsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora