Capitulo 4: muriendo por dentro

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-Alexa, ¿recuerdas que te dije que no importaba de donde la conseguí?.-Susurro Valentina en mi oído con una voz llena de horror.

-¿Que ha pasado Valentina?.-Le dije medio dormida.

-La robe, me descubrieron. Ya vienen por mi.

El corazón me dio un salto enorme.-Tienes que estar jugando. Me dijiste que no importaba.

-Alexa, esto no es un juego. No quiero que hoy sea la ultima vez que nos veamos.

Las lagrimas empezaron a brotar con gran rapidez, la voz se me quebró, tenia que salvarla.-¿Donde la dejaste? yo la entregaré. Les explicaré qué todo fue una confusión. Todo se olvidará, ya verás.

Valentina empezó a llorar, rara vez la veía llorar. Ella era fuerte, yo era la débil. Ella era el sol y yo la luna, ella podía resplandecer tanto a su antojo y yo resplandecía solo cuando me correspondía.

-El problema es qué ya no la tengo.-Dijo Valentina entre lagrimas.

-¿Donde esta, Tina?

-Ya no hay. No tengo nada que regresar. Acabe con toda.

Esto era grave. Hoy podía ser la ultima vez que la veía, los días de siempre podrían cambiar, ya no habría un siempre, sino un antes.

-Saldremos de esta. Ve a la casa de las marcas, haz una carta. Simularemos que te has suicidado y le entregaremos la carta a tus padres.  Yo reuniré al grupo y te veremos allí. ¿Tienes tu pase?

Tina movió la cabeza en forma afirmativa. Solía llamar a Valentina "Tina" para relajarla.  A ella le gustaban mucho cuando le decíamos Tina por que según ella le recordaba a su hermano. Su hermano había muerto hace 7 años en un accidente de carro.

Nos dimos un corto abrazo y escapamos por la ventana de mi cuarto. Tina tomó su rumbo y yo la observé mientras desaparecía. No quería que fuera la ultima vez qué la veía. Pero no había un plan mejor. El plan estaba ideado para cuando algún día sucediera esto. Fui a casa Stiven y a la de Ed, esperando que ellos le avisaran a sus correspondientes para reunirnos todos en un par de minutos.

Después fui a la casa de las marcas. La casa de las marcas es una casa oculta abandonada. Jamás había terminado de construirse, pero nosotras la terminamos. Los chicos y yo nos apropiamos de ella. La llamamos la casa de las marcas por que dentro de la casa habían huellas de pies por todo el piso. Huellas pequeñas, como las de un niño. Como si el niño hubiera pasado cuando todavía no se secaba el cemento.

Al llegar a la casa de las marcas encontré la luz prendida y la puerta abierta. En el escritorio estaba la carta de Tina sin terminar de escribir. También había sangre en las paredes, alguien había estrellado la cabeza de alguien contra la pared.

-Tina.-Grite en voz baja. Pero no se escuchó nada. Estaba sola. Se habían llevado a Tina.

A los pocos segundos llegaron los chicos y miraron con una cara de horror a su alrededor.-La hemos perdido.-Dije.-Verdaderamente la perdimos.

Los chicos hicieron un circulo alrededor de mi y las lagrimas empezaron a brotar. Pero luego, nos percatamos de una cosa. Una púa de guitarra.Estaba tirada en el suelo. Podría reconocer la púa en cualquier lugar. Tenia en ella unas pequeñas letras grabadas en las que venia una C.D.

La compañía de los Dylers. Thom, era el único chico que tocaba la guitarra y cargaba consigo esa misma púa todo el tiempo.  

Entonces desperté. Una vez más tenia lagrimas en mi alomada y un terrible dolor de garganta. Agarre las llaves de mi Jeep y me salí de casa. Necesitaba despejar mi mente, y como no conocía casi ningún lugar en esta ciudad fui al campus de la escuela. Cuando entré al campo de entrenamiento me sorprendió ver a un chico allí. Era Ryan. Pude distinguirlo por sus rizos. No dejaba de lanzar balones y gritar, el chico no notaba mi presencia. Estaba destrozado. Lo se porque esa cara es la que solía tener cuando mi amiga murió. Ryan estaba muriéndose por dentro al igual que yo.

Megan McDanielsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora