San Mungo

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Hermione estaba en el ministerio como todas las mañanas Rose y Hugo se habían quedado en casa de los Potter ya que Ginny no trabajaba. Todo iba tranquilo hasta que la voz exaltada de su sobrino y ahijado de 9 años resonó por todo el pasillo.
-Tia!-Gritó James que iba seguido por Rose ambos corriendo hacia la oficina.
-¡¿Qué pasa?!-preguntó Hermione ya muy asustada. Rose ya estaba al lado de James al borde del llanto. James le pasó el brazo por el hombro y Rose se apoyó en el dejando caer las lagrimas.
-Bueno, tampoco tanto moco, que no soy un pañuelo-dijo James, con una mirada pícara y divertida provocando una sonrisa a Rose, quien miro a su madre que esperaba una respuesta.
-Mamá-empezó Rose-Hugo está en San Mungo. ¡Se cayó de su escoba súper alto! Casi ni se vio...-Rose no pudo terminar por la culpa de su madre
-¿¡Queeeeeee!?-gritó tanto Hermione que llamó la atención de todos los que estaban cerca, más de lo que la había llamado con el espectáculo de James-vamos no hay tiempo-les dijo a los chicos. En eso apareció Arthur, quien le dirigió una mirada paternal a Hermione y se fue llevando a los chicos con el mientras Hermione más que apurada les seguía el paso.
     Al llegar a San Mungo Ginny le pidió a Hermione perdón unas cincuenta veces mínimas a las que ella respondió que no importaba otras cincuenta veces más. En eso, Rose le escribía una carta a su padre que estaba en una misión con Harry solo para excusarlo con un "todo está bien, Hugo ya termino todo. Solo era para que no te enojes ni te enteres por otros" tal cual como había pasado otra vez hace muchos años, pero esa ya es otra historia. Después de una hora de espera el sanador salió de la sala.
-¿Los padres de Hugo Weasley?-Hermione se levantó rápidamente.
-Yo! ¿Como está? ¿Está bien no? ¿Es grave? ¿Lo operaron? ¡PUEDE RESPONDERME!-exigió muy enojada Hermione.
-Señora, esta bien. Puede pasar-Hermione corrió de un empujón al sanador que enseguida se recompuso y le cerró la puerta en la cara a los chicos.
Hermione se quedo congelada al ver a su pequeño hijo despierto, con un gran chichón en la cabeza y el brazo sostenido con unos hilos mediante magia. Sus ojos estaban llorosos y irritados, como si hubiera llorado todos los mares y se hayan quedado secos.
-Mami...-suspiro Hugo. Hermione se acercó a la cama y lo abrazo.
-¿Todo bien?-preguntó. Él sanador salió del cuarto. Seguro para darle información al pariente más cercano sobre lo sucedido.
-Si, ¿y Rose?-preguntó el, ya más concentrado y con una sonrisa torcida.
-Adentro, no la dejan pasar-dijo Hermione poniendo carita y haciendo reír a Hugo.
En eso se escuchan una voz casi gritando y abriendo la puerta de un sopetón.
-Hugo, ¿Estás bien? Vine lo más rápido que pude, ¡pasa que ese maldito hijo de su madre no me dejaba pasar!-dijo muy enfadado y tratando de calmarse.
-Ronald, ¡no uses esas palabras en frente de tu hijo!-lo reprendió Hermione, como si de otro hijo se tratase. Ron advirtió de su presencia y resoplando se acercó a ella.
-Amor...-dijo cansado y dándole un beso en los labios-¿En verdad está todo bien?-preguntó ya volviendo a la realidad.
-Deberías darte un buen baño-dijo ignorando la pregunta hacia Hugo y mirándolo de pies a cabeza.
-Y vos deberías ordenar tus prioridades-Respondió el. Hermione rió y el también a su vez. Vinieron carcajadas. Hugo no entendía nada. ¿Lo que él creía iniciaría una de sus grandes peleas convirtiéndose en carcajadas? ¿Que seguía? Se preguntó ¿Rose sin leer? ¿El sin comer? El mundo estaba loco, pero sus padres dementes.

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Hola! Espero les guste. Este capítulo no es tan Romione si no que se centra en Hugo. Espero igual la temática sea de su agrado! Los veo la próxima semana SI o SI.

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