Amando a Olivia - Capítulo 1

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La única cosa que estoy anticipando es el entrenamiento de fútbol. Aún con lo emocionado que estoy, sigo aterrado. Oficialmente seré el capitán del equipo. Todavía se siente extraño ya que en mi mente esa posición le pertenece a Adrián y probablemente siempre lo será. Pero él ya no está aquí, y el entrenador pensó que yo debería tomar las riendas aunque no sé nada sobre ser un líder o unir a un equipo.

Adrián siempre lo hacía parecer fácil, pero sé que no lo es, y no sé si podré liderar con el mismo nivel de respeto que él. Especialmente porque sólo estoy en mi tercer año y hay bastantes tipos en el equipo que son mayores que yo, aún más porque salté un grado cuando era más pequeño. Por suerte la mayoría de las personas no saben eso.

Camino entre los pasillos, inmerso en el ruido y parloteo a mi alrededor. Pensé que lo recibiría como un buen cambio, pero por alguna razón me suena demasiado fuerte y me dan ganas de cubrir mis oídos. No es como si tuviera un oído supersónico, pero puedo escuchar todo. Los pasos de la gente rechinando sobre el piso, risa aguda viniendo de un grupo de chicas, el azotar de puertas mientras se abren y se cierran. Todos los sonidos claman juntos en una presión acústica y de repente siento un nivel desproporcionado de decibeles estallando en mis oídos como una cacofonía gigante.

Algo debe estar muy mal conmigo.

Se disminuye a medida que avanza el día, pero mayormente es cuando estoy sentado en un salón de clase escuchando la voz del profesor que me siento más cómodo. En cuanto llego a la cafetería después de mis dos primeras clases, empieza de nuevo como una tormenta de sonido y se vuelve tan ruidoso como un tren de carga. Siento una migraña inminente que empieza a tomar forma.

"¡Durant!" una voz grita encima de todo el ajetreo.

Considero ignorarlo y dirigirme directamente hacia la biblioteca para que al menos pueda encontrar unos minutos de silencio. Pero sé que la última cosa que debería ser es antisocial, y me dirijo hacia una mesa donde unos cuantos de mis compañeros de fútbol están sentados.

"¿Qué hay, hombre? ¿Dónde has estado?" Benjamín me pregunta al tomar asiento. Después de Adrián, él probablemente es el amigo más cercano que tengo en el equipo, pero aún así no se compara.

"Ocupado." A menos que consideres ocupado al pensar en maneras de no aburrirte como una ostra. Como reorganizar tu clóset y donar la mitad de la ropa a una caridad. O completar un rompecabezas de la Torre de Babel de cinco mil piezas.

"¿Estuviste viajando o algo así? No estuviste durante el verano."

"Sí, estuve en Londres," miento otra vez. Bueno, al menos es una verdad a medias. Sí fui a Londres para visitar a mis hermanos mayores y sus familias, pero eso sólo fue una semana en julio. La verdad completa es que no tenía ganas de verlos una vez que regresé a Madrid. O a nadie para tal caso.

Benjamín asiente con la cabeza, fácilmente creyéndose mi respuesta. "¿Ya viste a la chica nueva de primer año?"

"No," contesto. ¿Me debería importar?

"Hombre, la tienes que ver," dice enfáticamente. "Es la cosa más sexy que este lugar ha visto desde tu hermana. Y todos sabemos que eso no duró mucho tiempo."

"¿Qué demonios, Benja? No necesito escuchar eso."

"Perdón. Pero es verdad."

"Bueno, no estoy interesado. Guárdalo," resoplo. La última cosa que necesito es involucrarme con una chica de la universidad.

"¿Qué? ¿Todavía no has superado a Ana?"

Me dan ganas de abofetearlo sólo por sacar el tema. "Créeme, ya la superé. Sólo que no quisiera apegarme a una chica que tendré que ver todos los días."

Enseñando A MiaWhere stories live. Discover now