09. ESTRELLAS

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Después de un par de vueltas más volvimos a la ¿fortaleza? ¿instalación? ¿Cómo se suponía que se llamaba esa cosa?

A fin de cuentas, volvimos a ese lugar y observé como los soldados irradiaban una notable felicidad. Según lo que se murmuraba, por una captura como esta, Zeke recompensaba bien; ya fuese con alimento, mejoras para las habitaciones y hasta menos horas en el campo de instrucción. Supongo que al fin y a cabo para ellos cualquier cosa era mejor que nada.
No había estado en la habitación de los otros integrantes de aquel lugar, pero al menos el de Run estaba muy bien, pero teniendo en cuenta que parecía ser una de jefas, por así llamarla, tenía todo lo que quisiera o necesitara.

Con que captar al hombre de blanco sonaba bastante bien la cosa.
Al menos para aquellos que lo habían conseguido.

Apenas puse un pie sobre el duro metal del suelo, me dirigí por los pasillo hasta la habitación de Run rogando no perderme, algo me recordaba de como Zeke me había guiado a través del lugar.

Abrí la puerta y cerrándola con el talón me dirigí hacia la cama. No sé porque me encontraba tan cansada y a la vez sentía la fuerza necesaria como para derrotar todo un ejercito por mi propia cuenta sin la ayuda de nadie. Algo corría por mis venas, algo que no sentía desde que me desperté en aquel bosque.

Iba a acostarme cuando alguien tocó la puerta frenéticamente. Suspiré, supongo que el descanso deberá esperar.

—El General anda buscándote. Acompáñame. —Informó un chico que debía tener mi edad pero que aún así era más alto que yo y el doble de ancho.

—¿Qué opinión tengo?

—Ninguna.

Empezó a caminar, a regaña dientes le seguí, después de cerrar la puerta.

Me llevó a aquella sala que se limitaban a llamar sala de interrogatorio.
Él toco la puerta, la abrió y me dejó pasar.

—Gracias Jô.

La voz de Zeke no albergaba ninguna nota de humor, solo autoridad y rabia.

—Siéntate.

Hice lo que me dijo sin apartar la vida del hombre que me había inyectado aquella sustancia en el cuello.

Wale se sentó al lado de Run quien tenía otra jeringa con el suero de la verdad listo para usar.

Eso hizo que mi corazón se acelerara.
¿Qué pasa si les decía que me había "atacado" minutos antes de que lo pillaran?

—Eileen... Te vuelvo a preguntar...¿Conoces a este hombre?— Preguntó Zeke cogiendo al hombre por su pelo y tirándolo hacia arriba para elevarle la cabeza y así él pudiera mirarme a los ojos.

Sus ojos negros mostraban codicia e ingenio mientras que una sonrisa ladeaba de sus labios.

—No.

Y lo dije de verdad, no lo conocía, que lo hubiera visto minutos antes de que lo atraparan no significaba que le conociera en absoluto.

—Vale, muy bien— musitó mientras arrebataba la jeringa metálica de las manos de Run e insertaba en el cuello del tipo sin ningún tipo de delicadeza.

Tragué duro.

Ahora tocaba dejar mi destino en manos de uno de los blancos.
Empezó toser de la misma forma que yo había hecho en el día de interrogatorio y eso me relajó. Con un poco de suerte también sería inmune al suero.

—Dime...¿Cómo te llamas?

—Wilson Patrick.

Zeke le devuelve la jeringa a Run y empieza a caminar alrededor de la mesa con aire acusativo.

—¿Trabajas para KMA?

Veo al chico morderse los labios con fuerza intentando no soltar la respuesta pero esa lucha por salir.
Quizá al final no sea verdaderamente inmune al suero de la verdad.

Oh mierda.

—Sí.

Zeke se para de golpe y mira al hombre con rudeza mientras juega con sus dedos detrás de la espalda.

—¿A qué rango perteneces en KMA?— Musitó la pregunta acercándose a mi.
Mis ojos se encontraron con los suyos y por primera vez temí que algo malo me pudiera pasar.

—Al rango número cinco.

Zeke colocó sus manos al rededor de la silla donde me encontraba y luego deslizó sus dedos por mis hombros. Eso hizo que se me cortara la respiración.

—Un buen rango Wilson... Ahora dime. ¿Conoces a esta chica de aquí?

Él hombre de ojos oscuros me miró fijamente y yo le devolví la mirada sin pestañear mientras Wale y Run estudiaba nuestras expresiones.

—No la he visto en mi vida.

—¿Estás seguro de eso? Mírala bien.

Zeke deslizó sus manos otra vez por mis hombros trazando pequeños círculos y luego apretó con fuerza.

Tragué duro mientras el hombre al otro lado de la mesa ladeaba lentamente la cabeza de un lado a otro como si me inspeccionara bien.

—No, es demasiado guapa para mi entorno, allí todo es insólito, blanco...

Parpadeo un par de veces y luego me quito las manos de Zeke de encima para levantarme y salir de la sala cuando él me sujetó de la mano, impidiéndome hacerlo.

Escuché un leve clic y luego me giré para encontrarme con sus tormentosos ojos grisáceos inspeccionándome.

—¿Conoce a alguno de ellos?— Oigo la voz de Wale y también escucho su afirmación.

—Por favor...— Susurro a Zeke mientras me mira a los ojos sin pestañear.

Me sentía muy cansada para seguir allí de pie ni un segundo más.
Miró mi mano entre la suya y suspiró antes de dejarme ir.
Caminé hacia la habitación de Run sin desear otra cosa más que tumbarme en la cama.

🌙🌙🌙

Cuando me volví a despertar  me encontraba en otra habitación, no en la de Run.

Había una tenue luz encendida a un lado de la habitación. Me senté sobre la cama y miré en dirección de la lámpara encendida.

Vi a Zeke de pie mirando por una pequeña ventana.

—Zeke... ¿Qué hago aquí? Yo...

Él se dio la vuelta y me miró durante un segundo antes de volverse hacia la ventana nuevamente.

—He dicho que no te quitaría el ojo de encima... Además no quiero molestar a Run siempre que necesite despertarte.

Tragué saliva y suspiré.

¿Pasar todo mi tiempo rodeada de Zeke? Esa propuesta no sonaba nada atractiva.

¿Pero que le iba a decir? No, gracias, me gustaría estar lejos de tu humor de mierda...

Seguro que me manda otra vez al calabozo.

—Empiezo a creer que te agrada mi presencia.

Él ladea la cabeza y me mira.

—Sólo quiero que no causes ningún estrago que yo desconozca o no pueda arreglar.

Asiento e intento mirara lo mismo que él, pero al ser pequeña la ventana casi no me alcanza ver nada.

Al darse cuenta de ello, se hace a un lado y yo me acercó más, a mirar.

Se veían miles de puntitos brillante en el cielo, parecían bailar una danza hipnotizante.
Era hermoso.
Abrí ligeramente la boca emocionada.

—Son estrellas, bolas de fuego en el espacio...

Le miro un segundo sin entender.

—Eso sucede cuando el equilibrio se produce esencialmente entre la fuerza de la gravedad, que empuja la materia hacia el centro de la estrella, y la presión que ejerce el plasma hacia fuera, que, tal como sucede en un gas, tiende a expandirlo, y desde la Tierra se ve como hermosas estrellas.

Asiento todavía más confusa pero vuelvo a mirar a aquellos puntos brillantes en el cielo.

8 minutos.Where stories live. Discover now