Ahora recuerdo que corría a gran velocidad, volteando a mi espalda para ver cuán lejos corrían ellos detrás de mí, y apenas voltear la cara, sentí un fuerte golpe en el pómulo, fuerte en verdad, caí pesadamente en el suelo y como pude me arrastré y me dejé caer en la alcantarilla que Raven abrió –con bastante esfuerzo he de decir- sentí el golpe en la espalda, escuché el chapoteo del agua sucia y me permití perder el conocimiento a falta de voluntad para mantenerme despierta.

-¿Crees que puedas levantarte?-.
-Puedo intentarlo-.
-Bien-.

Me ayuda a levantarme, pone uno de sus brazos alrededor de mi cintura y yo me cuelgo de sus hombros. Me duele la espalda, el golpe en la cara, me retumban las sienes y creo que me torcí el tobillo.

Perfecto, en esta realidad Raven es la que camina sin ningún problema.

Casi puedo escucharlo aquí, diciéndome que él no podía controlar la realidad en la que caería, pero, con mi suerte, ya ven, he caído en otro mundo en el que 'sobrevivir' es lo único que se puede hacer.

Los ojos me duelen cuando salimos a la luz del sol. Veo algunas cercas de malla metálica en varias zonas residenciales. Poco a poco, los recuerdos de esta realidad me invaden, poco a poco voy entendiendo esta vida que me ha tocado en un paralelo.

En una redada militar tuve que –gracias a todo el caos- separarme de mi padre y de mi madre, a punto de cruzar el límite de la ciudad, la cual puede ser únicamente pasando un puente, los soldados o marines, para mí es lo mismo, nos retiraron del punto clave.

Sin saber cómo, me encontré de pronto del otro lado mientras ellos se quedaron en la ciudad, (mi ciudad natal). El puente destruido. Quise regresar en bote, pero todo era un caos, las primeras semanas absolutamente todo fue un caos.

Al principio parecía una gripa, las escuelas se vieron diezmadas, las oficinas, nadie salía de sus casas, luego aparecieron los militares, después supimos que las cosas estaban peor de lo que creíamos.

Me encontré con Raven de casualidad. Decidí viajar en solitario y luego nos encontramos en un momento desesperado. Si no hubiera sido por ella probablemente estaría muerta... y viceversa.

Me deja sentarme en la acera; es un día caluroso y sofocante, siento la playera mojada y puedo oler el sudor de mis axilas, y aunque debería de sentirme apenada, la realidad es que es lo que menos importa ahora, y, a final de cuentas, Raven no dista de oler igual que yo.

-Veré si hay agua dentro; sé que estás cansada, pero tendrás que cubrirme- Me entrega mi arma y se pierde dentro de la tienda tipo Seven Eleven. Me levanto y me recargo en la pared, pidiendo a las diosas que nadie se acerque pues no me siento con la fuerza para derrotarlos o huir.

Tengo la vista borrosa y la frente sudada, la respiración acelerada y me tiemblan las manos, estoy de verdad débil y siento que volveré a desmayarme.

Nos vendría de maravilla un automóvil, pero creo que hasta los ductos de gasolina están vacíos; contemplo la gasolinera que está a mi derecha, los despachadores no están en su lugar e incluso hay autos abandonados.

Me asusto cuando Raven me toca el hombro y me jala hacia adentro.

-Ven- Obedezco sin preguntar. No tengo ánimos de hablar.

Por primera vez en mucho tiempo no me siento la líder ni quien tiene que ser fuerte, y es claro que es porque en esta realidad puedo darme ese lujo; sigo las órdenes de Raven sin problema, por una sola vez quiero ser el borrego siguiendo a alguien más.

Apenas me acerco a la oficina cuando escucho una voz en el radio.

-¿Hay alguien ahí? ¿Me copian?-.

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