Cuando era niña le temía a la oscuridad y a mirar debajo de la cama. A veces crecemos con miedos y mientras más vamos creciendo vamos haciendo cada vez más miedos, pero son mucho peores que los demás. Mientras crecía, me di cuenta de como es la vida, de lo difícil que hay allá afuera y de lo que un día tendré que enfrentarme.
Crecía con el miedo de que pasaría en mi futuro y eso me daba pavor, me daba miedo el matrimonio, trabajar, vivir sola, los elevadores, los lugares cerrados, las relaciones amorosas, la gente, la vida y todo lo que tenía a mi alrededor. Un día me di cuenta que no tenía porque temerle a la oscuridad, me senté en mi habitación con la luz apagada y descubrí que no era realmente malo, solo así me pude quitar ese miedo, después me di cuenta que debajo de mi cama no había ningún monstruo como había escuchado de niña, y así con lo demás.
Pero, ¿cómo podía quitarme los miedos que me surgían en la vida? Esos eran más complicados, incluso aterradores, no hay un manual que te indique como quitarte esos miedos. Descubrí que a veces tendremos que vivir con ellos, pero no dejar que los miedos y temores se adueñen de nuestra vida.
Lo que tienes que hacer es aceptar tus miedos y enfrentarlos, si te da miedo hacer algo, entonces hazlo, así poco a poco se irán disminuyendo, quizás no sea de la noche a la mañana, quizás te lleve tiempo o incluso años, pero recuerda que todos siempre tendremos miedo a algo, pero tenemos que dejarlos a un lado y arriesgarnos a lo que venga.
Recuerda que el miedo forma parte de ti, pero no te controla.
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El arte de desprenderse
SpiritualUna vez más he tenido que recoger mis pedazos y reconstruirme a mí misma. Siento que cada vez que lo hago duele menos. Entendí que para curarse del dolor o los recuerdos se lleva tiempo, y que habrá otros que se queden de por vida. Quizás la vida es...
