Capítulo 18: Entre el frío y la fantasía.

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—¿Por qué a los hombres les encanta apostar? -sonó más pregunta para ella misma que para él-. Eres un idiota, ¿para esa mierda te convertiste en mi "amigo"? Vaya, y yo pensé que eras diferente, pero eres igual de...

—No, no—le interrumpió Chad, joder, sí que era rápida para sacar más conclusiones equivocadas —. De hecho, por ser tu amigo es que ellos me retaron, ya sabes cómo somos los chicos de estúpidos o jodedores entre nosotros, Maddie, en serio perdón, no quise...

Maddie cruzó sus brazos, pero luego terminó abrazándose así misma por el frío del lugar, aunque por dentro se sentía igual de fría y rota. —Eso no le quita que es muy ridículo, y no lo vuelvas a hacer si se refiere a mí, porque te juro que no te vuelvo a dirigir la palabra, nunca más.

Él se acercó a ella, pero ésta se apartó por instinto, sin querer, y dándole claras señales a él que no lo quería cerca, que lo rechazaba y eso le dolió en lo más profundo de su corazón.

Pero no dejó que ella lo notará, se volvió a acercar y la atrajo hacia sí, envolviendo su delgado cuerpo en un abrazo, que al principio fue con fuerza y al final con cariño. No la quería soltar jamás...

Pudo oler su perfume, un aroma tan dulce y sofisticado que lo embriagó por completo hasta que hundió su rostro en el cabello de ella al abrazarle y le susurró al oído: -Discúlpame, Maddie, por favor.

Pasó un minuto completo antes que ella le correspondería el abrazo y respondiera débilmente. —Está bien, pero ya no arruines más la noche.

—Gracias—murmuró Chad con los ojos cerrados y acariciando su largo y rizado cabello oscuro, enredando sus dedos en él y deleitándose con la suavidad y aroma del mismo.

—Y con lo de la apuesta, pues, si quieres te puedo ayudar, digo, también quiero que sirva para que Danny me deje de joder y tenga en claro que ya no me interesa, aunque claro, no significa que vaya a suceder algo entre nosotros por si crees eso... —comentó Maddie, para ella sería como matar dos pájaros de un tiro: Al besar a Chad, su ex dejaría de molestarla y podría disfrutar de los labios del chico que tanto amaba.

Él abrió los ojos confundido, "La actitud de Maddie es tan rara y cambiante que ya ni sé que esperar de ella", pensó con un suspiro. —Maddie...

Esperaba que su mentira no fuera muy lejos, más allá de lo que quería, pero tampoco se quejaría...

—Es una sugerencia, para que no pierdas la apuesta, pero si no quieres por mí no hay problema, es más, me ahorraré más drama—Se encogió de hombros con indiferencia, se zafaron del abrazo y él le quedó viendo a sus hermosos ojos verdes, se miraban tan claros, ese verde pistacho que relucía en la oscuridad, sin importar su mirada de desinterés o coqueta, siempre con esa chispa y esencia que ni su hermano con ojos iguales tenía ese algo que los hacía muy especiales, únicos de ella.

Lo que proponía era estúpido, empezando por que nunca se declaró tal reto, pero ella no lo sabía, además que, si se besaban por lo que ella tiene intenciones, irán más a allá de una amistad, y quién sabe, tal vez en eso él consiga enamorarla...

O simplemente será un beso, que de todas formas se lo iba a dar en la obra de teatro.

No había un por que para exagerar o hacerlo complicado. —Está bien, solo dime cuándo.

Maddie volvió a acercarse a él, le dio un beso en su mejilla, casi por la comisura de sus labios, lento y con un matiz provocativo, después le susurró al oído con una voz firme y un toque juguetón: —Cuando desees.

Maddie volvió a acercarse a él, le dio un beso en su mejilla, casi por la comisura de sus labios, lento y con un matiz provocativo, después le susurró al oído con una voz firme y un toque juguetón: —Cuando desees

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El chico de los audífonos. [Borrador].Where stories live. Discover now