Capítulo 12. Los ideales de belleza.

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{En multimedia Daniel Martin}

PUNTO DE VISTA DE CANDICE

Es viernes y a pesar de que se supone que debo de estar contenta porque mañana es fin de semana, en estos momentos no me encuentro bien.

La profesora está en la pizarra apuntando los ejercicios que debemos resolver. Además, nos ha mandado a hacer un comentario de texto sobre nuestra opinión sobre algún tema en general.

Sin embargo, en estos instantes veo que todo a mi alrededor me está dando vueltas. Respiro hondo intentando tranquilizarme pero no me sirve de nada porque mi cabeza sigue en el mismo estado que segundos antes.

Tal vez debería haberle hecho caso a mi padrastro con el tema de desayunar pero sé que si desayuno más de la fruta que suelo comerme, mi peso aumentará y yo quiero estar en forma para impresionar a Eiden. Todo va en relación con los ideales de la belleza.

Él no querría estar con una chica gorda, ¿no?

Mi mirada se nubla y siento cómo me tambaleo hasta que segundos después pierdo el equilibro y todo se torna de color negro.

####

Abro los ojos habiendo perdido la noción del tiempo. Parpapedeo varias veces para observar el lugar donde me encuentro, es la enfermería del instituto.

La enfermera Molly, una señora de unos cuarenta años, con cabello negro y ojos oscuros escondidos tras unas enormes gafas azules, me mira con curiosidad.

Cojo fuerzas e intento levantarme de la cama pero la enfermera me detiene.

—Te has despertado —son las primeras palabras que le oigo decir a Molly. Ella sigue examinándome con la mirada mientras que yo la miro un tanto confundida.

Siento que mi cabeza va a explotar.

—¿Por qué estoy aquí? —le pregunto intentando buscar una respuesta al vacío mental que se ha creado en mi cabeza sobre lo que ha ocurrido durante estas últimas horas, o quién sabe si días.

—A primera hora te desmayaste en medio de la clase, uno de tus compañeros te trajo aquí —me explica con apacibilidad. Yo asiento dando a entender que entiendo lo que me dice.

Como si de un acto reflejo se tratase, paso mi mano por mi cabeza. Me sigue doliendo.

—Creo que ya puedo irme —le comento a la enfermera, levantándome con cuidado de la cama. Ella arruga su frente como si quisiera decirme algo que no me va a gustar oír.

—Candice, tengo una pregunta —dice causando que me pare y la escuche antes de irme de este lugar que no me gusta para nada.

Siempre he odiado la enfermería.

—¿Qué ocurre enfermera Molly? —le pregunto con un tono de voz tranquilo. Me parece que lo que va a decirme a continuación no me va a gustar.

—Siento tener que ser tan directa pero, ¿tienes problemas con la comida? —su pregunta fue clara, concisa y precisa.

Un escalofrío recorre mi médula espinal al escuchar a la enfermera. Intento disimularlo como puedo y desvío mi mirada hacia otro lado que no sean los ojos de Molly, porque de lo contrario ella sería capaz de notar que miento.

Como dice el dicho, las miradas delatan.

—¿Yo? No —respondo evitando que mi voz suene temblorosa.

—¿Estás segura Candice? Puedes confiar en mí —dice mientras me sonríe.

Noto que la enfermera fija sus ojos en mi, intentando descifrar que miento y eso me hace pensar en que tal vez sí que debería de contarle la verdad y decirle que estoy haciendo dieta.

El club de las C Where stories live. Discover now