14. Sabía que ese imbécil te iba a besar.

Börja om från början
                                    

Ruedo los ojos.

—No exageres, Key.

—No exagero. Me importas, si te pasara algo...

—Has estado un año y pico sin mí, ha sido como si estuviera muerta. Y no has estado todo este tiempo encerrado en tu casa, ¿o sí?

Él se ríe y después pone una cara más seria.

—No, pero he estado echándote de menos. Cada día de todo este tiempo que hemos estado separados no he parado de pensar en ti. Dylan, no he podido estar con otra chica desde que te dejé. Cada vez que besaba a otra chica, me imaginaba que eras tú y acababa sintiéndome fatal.

Oh, Dios mío. No podía creer que Key me estuviera diciendo estas cosas. Key, mi exnovio. Key, el chico por el que me había pasado llorando meses. Key, el chico que me había llevado a carreras ilegales y que me había consolado por haber perdido a mi novio... estuviera diciéndome que aún me quería. Otra vez.

—Key, yo...

—Ya sé que te enamoraste de Connor. Sé que te enamoraste de él y que le amas, y que creías que era el hombre de tu vida, pero... Dylan, podríamos intentarlo. Yo nunca te decepcionaría. Tú... tu eres la mujer de mi vida. Y no puedo dejar que te escapes. Otra vez.

Trago saliva. Tiene razón en todo. Y sobre lo de que soy la mujer de su vida... vaya, no me esperaba algo así, definitivamente no.

—No sé qué decir.

—No tienes que decir nada, sólo... —Me mira con esos ojos ambarinos que hacen que me derrita y después habla en un susurro—. Bésame. Por favor.

Sus ojos vuelan a mis labios y yo contengo la respiración; madre mía. ¿Debería hacerlo? ¿Estaría bien? ¿Qué pensará Connor? ¿Es esto jugar a dos bandas? ¿Luego me sentiré mal?

Empiezo a hiperventilar; a la mierda, voy a besarle. Cojo su rostro entre mis manos y aprieto mis labios contra los suyos, sus manos corren rápidamente a mi cintura y sus labios se comienzan a mover contra los míos: es exactamente como lo recuerdo. Sabe dulce, como si la miel de sus ojos se hubiera derretido, y cuando roza con su lengua mis labios me dan ganas de morderle los labios y lamerle el cuello. No es como besarse con Connor; esto es lento, agradable y no es apresurado. Siento que podría estar así para toda la eternidad. Me separo un momento y esta vez es él el que toma la iniciativa, atrapa mi labio interior entre los suyos y me besa con más rapidez y necesidad que antes, aprieto mis uñas contra su nuca y hundo las manos en su cabello cuando me muerde el labio.

Me sumerjo en su sabor y en lo que me hace sentir hasta que se separa unos centímetros de mí porque le falta la respiración. Apoya su frente contra la mía y después la besa; siento que estoy flotando entre nubes de algodón de azúcar.

—Te quiero —murmura. Ojalá yo también pudiera decírselo sin sentirme culpable. Maldito Connor—. Joder, te quiero muchísimo. Podría estar besándote para siempre.

Yo también podría, pero eso no se lo digo, solamente sonrío y apoyo la cabeza en su pecho. ¿Qué he hecho? En mi mente está bien, mi cabeza me dice que Key es el chico correcto, pero mi corazón me dice que a quien amo es a Connor y que debería perdonarle sin más.

Hablando del rey de Roma...

—No voy a volverte a pegar, no vale la pena. —La voz de Connor me hace abrir los ojos y mirar hacia el frente, ahí está, mirándonos con los brazos en jarras. Viste unos tejanos normales y una camiseta granate con dos botones en el cuello, los lleva desatados mostrando el inicio de su pecho. Contra el que yo estuve pegada anoche. Oh, aquí vamos...

Never Forget You © [Evans 2]Där berättelser lever. Upptäck nu