Capítulo Ocho

Magsimula sa umpisa
                                    

-Este lugar no es el apropiado para estos... asuntos- dice, tragando pesado una vez más, y mira mal a los otros tres-. Dejen de reírse. No es gracioso.

Aquello sólo logra que estallen en carcajadas, algunos más discretos que otros, y el vampiro de lentes bufa por la nariz, levantándose de su asiento, avergonzado.

-Voy a recorrer el tren- dice-. Volveré en algún momento.

Dicho esto, abre la puerta del compartimento y sale a paso rápido, volviendo a cerrarla al estar ya fuera.

Undertaker y el súcubo se miran por un segundo antes de volver a reír, incapaces de contenerse. El moreno aprovecha la oportunidad para levantarse.

-Yo... uh, voy a ver cómo está Ci-eh, los Phantomhive- dice-. Sí, voy a ver a los Phantomhive- entonces también sale, dejando a los dos seres de cabello largo solos en el compartimento.

El peliplateado mira al menor con una sonrisilla.

-Supongo... que sólo somos tú y yo, entonces- dice, descruzando la pierna que tenía sobre la otra.

El menor sonríe y ladea la cabeza.

-Hm, al parecer sí- se levanta de su asiento y va junto al hombre, recargándose contra su brazo, y acaricia juguetonamente su bícep por encima de la ropa con una mano- ¿Quieres hacer co-si-tas divertidas~?- enfatiza cada sílaba con un toquecito con la punta de su dedo en el pecho del mayor.

Éste sólo ríe por lo bajo.

-No te cansas nunca, ¿verdad?- inquiere, divertido.

El pelirrojo le da una sonrisa inocentona.

-Para nada, cariño- responde, tomándose de los hombros del vampiro para acomodarse sobre su regazo, presionando sus senos contra su pecho duro.

Entonces Adrian arquea una ceja levemente, algo curioso.

-Entonces... ¿son reales?- pregunta, levantando una mano para palpar la zona más suave por sobre el vestido.

-Hm, tan reales como esto- Grell toma su otra mano y la coloca sobre su entrepierna, haciendo una ligera presión para que sintiera la erección debajo de la tela. Cuando Undertaker aprieta aquel bulto, abre la boca en una pequeña 'o' y jadea.

-Quiero ver- demanda el peliplateado, presionando ligeramente el pecho del híbrido.

Éste sólo asiente y lleva sus manos a su espalda, comenzando a desabotonar el vestido, hasta que su corsé —igualmente rojo con ribetes de encaje negro—, queda expuesto, junto con la parte superior de unos pechos llenos y tan blancos como el resto de la piel del súcubo.

-¿Me ayudas, cariño? Me temo que no puedo quitarme el corsé por mi cuenta- hace un pequeño puchero.

El mayor asiente, y lo hace darse vuelta para tener mejor acceso a la parte trasera de la prenda.

-Si no puedes quitártelo, ¿entonces cómo te lo pusiste?- pregunta mientras desata el lazo.

-Oh, tuve ayuda, por supuesto- dice, como si no fuera la gran cosa-. Ese mayordomo tan gentil me asistió con esto.

De repente siente como el corsé se aprieta mucho más, quitándole el aliento y tomándolo por sorpresa.

-Q-querido, se supone que aflojes las cintas...- jadea; a pesar de no necesitar la respiración, aquello había sido tan repentino e inesperado que no había tenido tiempo de dejar de hacerlo- N-no que las aprietes- lleva sus manos a las del vampiro, intentando quitarlas para librarse de la presión, pero éste resiste fácilmente.

Su presa, su pareja. [UndertakerxWilliamxGrell/Undergrelliam]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon