Capítulo Ocho

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El paisaje campestre nunca había sido el favorito de Grell, pero debía admitir que la vista desde la ventanilla del tren era bastante encantadora.

Una semana había pasado desde el encuentro con los Phantomhive. A la vuelta de Adrian y Vincent de las bodegas, el peliplateado había anunciado que harían una viaje a Borgoña, Francia, la semana siguiente, para enseñarle al nuevo socio el resto de las bodegas de la empresa.

Así era como habían hecho su equipaje —a los vampiros no les gustaba que los sirvientes tocasen sus prendas cuando no fuera para lavarlas o plancharlas—, y aquella mañana, a primera hora, habían abordado un buque que cruzaba el Canal de la Mancha hasta llegar al puerto de Calais.

En aquel momento, exactamente a la una con veintiséis minutos de la tarde, estaban comenzando una travesía en tren hacia París, donde deberían aguardar dos horas para abordar otro tren rumbo a Borgoña.

William gruñe, descontento, y se remueve, intentando acomodarse en el asiento.

-Honestamente... los trenes son demasiado molestos- se queja en voz baja, ajustando sus lentes.

Los dos seres de cabello largo ríen por lo bajo, y el de ojos rojos deja entrever una sonrisilla.

-Ah, Willy, no te quejes tanto- dice Undertaker, molestándolo más intencionalmente.

El moreno de lentes lo mira mal.

-No me llames "Willy", ya te lo dije- dice secamente-. Y no veo la necesidad de utilizar este medio de transporte cuando somos perfectamente capaces de trasladarnos por nuestros propios medios y llegar con mayor rapidez.

Sebastian lo mira.

-Estaría de acuerdo, si no fuera porque estamos viajando con humanos- señala con la cabeza hacia la cabina adyacente, donde se encontraban los dos varones Phantomhive.

Spears bufa por la nariz.

-Lo sé- cierra los ojos, apoyando su cabeza en el respaldo.

El pelirrojo suelta una risita, inclinándose hacia el vampiro.

-Vamos, Will~- dice, acariciando el brazo del moreno con un dedo-. No está tan mal... después de todo, tenemos mucho tiempo para di-ver-tir-nos~- con cada sílaba, va subiendo con sus dedos por su hombro, como si su mano estuviera caminando.

William lo mira con una ceja alzada, y empuja su mano.

-Contrólate- dice-. Tenemos compañía- mira brevemente al vampiro de ojos rojos antes de volver su vista a su pareja.

Grell sonríe y presiona su pecho contra su brazo. El moreno abre mucho los ojos al sentir algo esponjoso en éste. Mira hacia aquel lugar y traga pesado. Habían dos pechos —cubiertos con ropa, por supuesto— presionándose contra él sugerentemente. Alza la mirada al híbrido, y éste ladea la cabeza.

-¿Qué, hay algo mal?- pregunta- Soy una súcubo después de todo, mi cuerpo puede cambiar tanto como yo quiera- bate sus pestañas-. Y pensé que este vestido estaría mejor complementado con un bonito par de estas... pero, no te preocupes, sigo igual allí abajo~.

El mayor sentía que cada vez sus cejas iban más y más arriba, y esto aparentemente era muy gracioso para el peliplateado sentado frente a ellos, que comenzó a carcajearse, intentando no hacerlo muy fuerte para no asustar a los demás pasajeros en las otras cabinas.

Sebastian cubre su boca con una mano, incapaz de resistir la risa baja que se le escapa.

El moreno ojiverde se sonroja y se aleja de Grell, acomodando sus lentes y viendo para otra parte. Carraspea mientras afloja ligeramente su corbata.

Su presa, su pareja. [UndertakerxWilliamxGrell/Undergrelliam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora